jueves, 24 de marzo de 2011

Sobre los sentimientos

El sentimiento es una manera, humana de ser en el mundo, es la manera en que nos encontramos en sintonía con aquellos seres que no somos nosotros y con el ser que somos nosotros mismos.

Estamos siempre, continuamente, experimentando algún sentimiento, o estamos en un cierto estado de ánimo; es imposible no hacerlo.

En realidad, los sentimientos son los que nos hacen sentir que existimos, de que somos.

A través de los sentimientos se abre un estado que permanece abierto, mediante el cual nos relacionamos con las cosas, con nosotros mismos y con aquellos que nos rodean, todo simultáneamente; son el verdadero estado, abierto a sí mismo, en el que fluye nuestro ser ahí, nuestro ser en el mundo, son, en otras palabras, los estados merced a los cuales tomamos una postura con nosotros mismos.

El hombre no es una criatura racional, está equipado con sentimientos, ya sea que éstos lo hagan admirable o despreciable, el estado de sentimientos es original en el hombre de una manera tal, que la voluntad y el pensamiento permanecen junto a él.

Es propio de los sentimientos su capacidad de abrirse y permanecer abiertos aunque algunos, en especial aquellos que llamamos de felicidad o alegría, tienen también la capacidad de “cerrarse”.

Tomemos, por ejemplo, el sentimiento de felicidad que produce la boda inminente de un hijo; perdura desde el momento en que se nos notifica, durante los preparativos y la ceremonia y puede hacerlo aún durante la luna de miel pero con el tiempo desaparece y si bien podemos seguir contentos porque se haya casado, ya no nos produce ese sentimiento tan particular.

Hay otros sentimientos como el de estar en armonía con la vida que pueden perdurar indefinidamente, desaparecer durante crisis para reaparecer espontáneamente una vez que la crisis ha pasado.

Existen, entre otros, sentimientos de fortaleza, de debilidad, de vergüenza, de timidez. Hay, además, sentimientos de paz, de pena. En éste último podríamos intercambiar, con el mismo significado el sentimiento de tristeza y de dolor no físico. Los sentimientos de pena suelen ser, por naturaleza, más persistentes que los de felicidad.

Nosotros no podemos ser en el mundo sin un estado de sentimiento determinado. Heidegger ha dicho que aún el no sentir nada por nadie, como se dice vulgarmente el “no tener miramientos para nadie” es un estado de sentimiento caracterizado precisamente por “un no tener miramientos para nadie”. Esto adquiere importancia al darnos cuenta que un sentimiento no puede desaparecer sino es reemplazado por otro.

Es aquí, entonces, donde adquiere pleno significado el decir que para eliminar la oscuridad sólo hay que dejar entrar la luz.

(Del Mensaje d Renacer, sobre emociones, pasiones y sentimientos: En “La Ayuda Mutua como factor de renovación cultural, moral y social”)

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