viernes, 30 de septiembre de 2011

Renacer es una revolución cultural a través del amor

Hemos visto que en los medios virtuales de comunicación, Internet, blog, chartes, etc, ha aparecido una tendencia a trabajar de una manera negativa, comentarios negativos, comentarios muy tristes, trabajar mucho en un mero duelo, mucho de transitar un duelo, olvidándose de los aspectos trascendentes y más importantes de Renacer, que nosotros creemos que son aquellos que los motiva a ustedes a participar en los grupos.

Renacer es un grupo que nació como una alternativa “al duelo”, una alternativa significa “otra cosa que”.

Cuando Nicolás partió, cuando Nicolás murió, captamos muy rápido, que nosotros teníamos que hacer algo con esto que nos había pasado, porque una cosa es lo que nos pasa y otra muy distinta es ¿qué hacemos con esto que nos pasa?

Nos dimos cuenta, también, que aquí no había un proceso de duelo que hubiéramos que seguir, porque si vamos a hablar de duelo es como que vamos a hacer un duelo toda la vida y eso no es así.

Renacer es una Revolución cultural a través del amor.

Nosotros estamos convencidos que en cuanto abrimos nuestro corazón, cuando abrimos nuestra cabeza y dejamos que entre en nuestro corazón todo el amor que no podemos dar a Nicolás personalmente, se lo podemos dar a cuanto ser que sufre que se cruce en nuestro camino, que no se nos van a cruzar por casualidad.

Entonces, Renacer va siendo algo mucho más que, simplemente, un encuentro o un lugar para ir a llorar por lo mal que me siento luego de la pérdida de mi hijo, tampoco es que uno vaya a reprimir a los padres que manifiestan su dolor en un grupo, simplemente, vamos a mostrar que existe una alternativa superadora al duelo.

Por eso decimos que Renacer es un grupo de padres que “enfrentan” la pérdida de hijos, porque, si nos atenemos al significado de la palabra enfrentar, significa una actitud activa, no voy a sentarme a llorar, voy a buscar cómo puedo hacer para enfrentar esto que me toca vivir.

Cuando perdemos un hijo, primero y principalmente, seguimos siendo padres de esos hijos; la paternidad no es algo a lo que se pueda renunciar.

Seguimos siendo padres de esos hijos y tenemos una cuota de amor que ha quedado, en cierta manera, vacante y si ese amor se lo damos a los otros hijos, los vamos a sobrecargar y los vamos a enfermar, pues cada uno de los hijos tiene la cuota de amor que le corresponde por derecho propio.

Entonces, ¿qué hacemos con esa cuota de amor vacante?

Tenemos un porqué dar y tenemos un por quien dar.

Tenemos el deber de entregarla a la vida y en ella ¿a quién?

Decimos que Renacer es generoso, fíjense que Renacer tiene una peculiaridad; cuando hablamos de lo moral, hemos dicho que es dar más a los demás, más de lo que puedo recibir de ellos.

Somos referentes sociales y eso quiere decir que tenemos el derecho y la responsabilidad de acercarnos a alguien que sufre para darle una palabra de aliento, porque sabemos lo que es sufrir; sabemos lo que es el dolor, sabemos lo que es el sufrimiento y la vida necesita de personas que se brinden a los demás.

Demasiadas tragedias, demasiado dolor, demasiada injusticia, demasiada miseria hay para que nosotros tengamos una cuota vacante de amor y la tengamos guardada en un bolsillo sin darlo.

Como decía la Madre Teresa cuando le preguntaron un día, ¿pero hasta cuando hay que dar? Y ella dijo: “Hay que dar… dar… dar… hasta que duela y después seguir dando.”

¡Ése es el Mensaje de Renacer!

Esperamos que puedan ver nuestra idea de lo que es Renacer y porqué rechazamos la elaboración del duelo COMO MODELO DE TRABAJO en los grupos Renacer.

No negamos su existencia, sólo negamos que a partir de una mera elaboración de un duelo, de un proceso absolutamente individual y despojado de toda trascendencia, puedan surgir individuos libres para elegir ser mejores, más compasivos y solidarios con el dolor ajeno, capaces de elegir la manera de sufrir y abiertos al mundo en que se insertan y a los otros con quienes comparten dicho mundo, para que puedan hacer honor a esa frase que dice: Busqué a Dios y no lo encontré; me busqué a mí mismo y no me encontré; busqué al prójimo y encontré a los tres.

Alicia Schneider Berti- Gustavo Berti