viernes, 26 de marzo de 2010

Nunca más seremos las mismas personas

“Cuando las circunstancias no pueden ser cambiadas, el sufrimiento le da un nuevo sentido a nuestras vidas, frente a nosotros mismos, frente a nuestros hijos, frente a la comunidad, frente a la vida, frente a la muerte, frente a Dios o como cada uno lo sienta, a partir de ahí, podemos aceptar nuestra vida tal como es y vivirla con coraje, no escapándose de ella, no ocultándose de ella, enfrentándola con valentía.

Al atravesar una conmoción existencial, como es la pérdida de un hijo, no podemos seguir siendo los mismos, algo en nosotros ha cambiado para siempre; la vida se ha invertido como un guante de goma que se saca dando vuelta sobre sí mismo y somos otra persona distinta, nunca más las mismas personas y una vez más tenemos que elegir.

De pronto, al darnos cuenta de esto uno se dice: “tengo que sufrir, no puedo evitarlo”, pero ¿puedo elegir cómo sufrir?

¿Es lo mismo sufrir dignamente, que sufrir miserablemente?

¿Es lo mismo caminar por la vida buscando monedas en el suelo, que caminar con la frente alta? No.

Hay un tiempo de sufrir, pero aun sufriendo, sabemos que podemos sufrir miserablemente o sufrir con dignidad.

Esa es una elección que puedo hacer yo hoy, cuando acabo de enterrar a mi hijo: sufrir con dignidad o sufrir miserablemente.

¿Qué clase de persona vamos a ser?

No quedan más que dos caminos, o soy mejor persona o soy peor persona; si alguien conoce otra posibilidad quisiera que lo diga, no conocemos otras opciones.

¿Voy a dejar que mi dolor maneje el auto de mi vida y vivir como un “zombie” sentado, dejando que mi dolor maneje mi vida?

Entonces se nos plantea el problema de la propia responsabilidad.

¿Qué hago de mi vida de aquí en más?

Siempre será nuestra responsabilidad cómo viviremos nuestra vida, cómo la viviremos cada día.

Cada día me levanto y puedo elegir lo que cada día voy a hacer de mi vida; soy yo quien voy a proponerme llorar, porque el llanto es lo que yo siento por mi hijo, o voy a levantarme con deseos de hacer algo en su homenaje que no sean las lágrimas.

Si uno basa el trayecto de su vida de acá en más en el amor, si cada día de mi vida yo me levanto haciendo ese esfuerzo extraordinario que significa, aún en esos primeros tiempos, de despertarse y saber que me despierto sin mi hijo, pero sabiendo también que por amor a él, y si me quedan otros hijos, también por amor a ellos, yo tengo que ponerme de pie con dignidad.

Tengo que iniciar ese día y cada día de mi vida con proyectos de vida que incluya a otros seres que sufren.

Cuando los padres comienzan a darse cuenta que nunca una persona que ha perdido un hijo volverá a ser la misma, que algo cambia para siempre, es aquí donde Renacer le abre el camino al análisis de la propia existencia.

La respuesta es siempre la misma: el salto hacia nuestra dimensión espiritual, donde encontraremos los recursos necesarios para reinsertarnos en la sociedad a través de una vida productiva y plena de sentido.

Asumamos el desafío y la aventura de ser una nueva persona y elijamos en ese camino entre lo mejor y lo peor, porque podemos decidir, podemos elegir, no somos bebés recién nacidos, comenzamos una nueva vida pero ya con experiencia, ya podemos decir que es el bien, ya podemos decir que es el mal, ya podemos decir que es lo que queremos ser, entonces, a través de esa transformación interior, la muerte de un hijo no va a ser en vano, esos hijos van a ser estrellas fugaces que llegaron a nuestras vidas, nos tocaron, se fueron pero nos transformaron, nos tocaron para cambiarnos, son pocas las veces en que la vida nos da segundas oportunidades.”


Alicia Schneider Berti- Gustavo Berti
gyaberti@calamuchitanet.com.ar




Este es un aporte a la difusión del pensamiento de Renacer, a través de la palabra de los creadores de los Grupos Renacer, Alicia y Gustavo Berti, marzo de 2010.



Ulises, Ana y Enrique

De Renacer Congreso – Montevideo Uruguay, “Por la Esencia de Renacer”

martes, 23 de marzo de 2010

Pacto de Angeles

Había una vez un Angel, que sabía que era todo Luz, que era un Ser Divino.

Siempre estaba rodeado por el infinito amor de Dios. Todos los seres que estaban con él, eran grandiosos y magníficos.

Cada uno era una parte luminosa y vibrante del Todo.

Nuestro Angel vivía en el Absoluto, fuera de la dualidad, de lo relativo. Todo a su alrededor era paz y armonía, belleza y bienestar. Vibraba en la más alta esfera del Puro Amor.

Así, nuestro pequeño Angel, era como una vela encendida en el sol. En medio de la más grandiosa luz (de la que formaba parte), no podía verse ni experimentarse a sí mismo. No podía sentir Quien y qué Realmente Era.

Por eso, Dios con su sabiduría se le acercó y le dijo:

- ¿Sabes querido Angel, qué deberías hacer para satisfacer ese anhelo tuyo?

- ¿Qué, Dios Mío, dime qué debo hacer?- preguntó el Angelito.

- Debes separarte del resto de nosotros- respondió Dios- y luego debes surgir por ti mismo en La Oscuridad.

- ¿Qué es la Oscuridad, Padre?- preguntó otra vez el Angelito.

- Lo que tú No Eres- respondió Dios.

- ¿Pero, cómo haré para experimentarla?- nuevamente preguntó el Angel.

- Deberás viajar al mundo de la materia, y ahí experimentarás envidia, egoísmo, traición, dolor, y muchas emociones más de esa índole. Serás lo que no eres, pero dentro tuyo siempre habrá un impulso para volver a Mi. En ese camino experimentarás la Oscuridad, deseando siempre volver a la Luz.

Y Yo como vivo en ti, disfrutaré de tu viaje, recreando y recorriendo una vez más la Gloria de MI SER a través tuyo.

Tú voluntad será la Mía, pues ejercerás el libre albedrío, y experimentarás muchas y variadas emociones. Recuerda que nunca Mi voluntad será la tuya, tú deberás elegir, manifestarte y crear, tú podrás sentir la maravillosa sensación de Vivir. Serás Divinidad Absoluta experimentándose a sí misma. Y al final del camino te estaré esperando como siempre.- Contestó Dios, amorosamente.


El Angel escuchaba maravillado. Nacía en él un intenso deseo de comenzar el Viaje. El Viaje Infinito hacia la Luz.

- ¿Qué aspecto de la Oscuridad deseas experimentar primero?- preguntó Dios.

- ¿Puedo elegir uno?- respondió el Angel.

- El que desees- afirmó Dios.

- Entonces elijo el Dolor. Experimentar el dolor más intenso en todo mi Ser.

Esto lógicamente provocó un pequeño problema, pues para que nuestro Angel experimentara el dolor debería por lo menos haber otro Angelito, otro Ser Divino que se lo causara. Y todo lo creado por Dios es perfección y amor.

El Angel miró a su alrededor, y no había nadie capaz de hacer tal cosa. No había ningún Alma menos perfecta, menos maravillosa que él.

Sin embargo, entre los muchos Angelitos que escuchaban esta conversación, uno se acercó sonriente y le dijo:

- Yo te ayudaré a que sientas el dolor más profundo que pueda experimentar tú Ser.

- ¿Por qué deseas hacer esto?- preguntó nuestro Angel, que no podía comprender como un ser tan perfecto, deseaba disminuir su vibración al nivel de causar dolor, una emoción de la Oscuridad.

- Muy simple – dijo el Angel Bondadoso- lo haré porque te amo. Además, tú has hecho lo mismo por mí.

- ¿Lo hice?- preguntó el Angel.

- Por supuesto. ¿No lo recuerdas?. Hemos sido Todo de Eso, tú y yo. Hemos sido el Arriba y el Abajo y la Izquierda y la Derecha. Hemos sido el Aquí y el Allí, el Ahora y el Entonces. Hemos sido lo Grande y lo Pequeño, el Hombre y la Mujer. Todos hemos sido el Todo de Eso. Lo hicimos por acuerdo, para que cada uno de nosotros pudiera experimentarse a sí mismo como La Parte Suprema de Dios, porque comprendimos que...

- “En ausencia de eso que No Eres (la oscuridad), Eso Que Eres (la Luz), No es.”

- “En ausencia del frío no puedes sentir calor. En ausencia del dolor no puedes ser feliz, sin eso que llaman mal, la experiencia que llaman bien no puede existir.”

- Si eliges ser una cosa, algo o alguien opuesto a eso tiene que mostrarse en algún lugar en tu universo para hacerlo posible. A eso le llaman Dualidad.

Este ciclo lo hemos hecho y lo estaremos haciendo eternamente. Pero nunca será igual. Similar quizá. Siempre estaremos recreándonos junto al Padre. Ahora, que has nacido nuevamente a un nuevo ciclo de Vida, lo has olvidado todo, para poder disfrutar una vez más de la Eterna Verdad.- comentaba cariñosamente el Angel Bondadoso.

Nuestro Angelito lo escuchaba sorprendido y ansioso, sin entender demasiado.

- Pero antes te pediré una cosa a cambio.- dijo el Angel Bondadoso.

- ¡Cualquier cosa! ¡Cualquier cosa!- respondió nuestro Angel, entusiasmado al saber, que pronto podría experimentar el dolor.

- En el momento en que Yo te produzca el dolor más intenso que haya sentido tu Ser, por favor recuerda Quien Soy Yo Realmente y Quien Eres Tú.- solicitó amorosamente el Angel Bondadoso.

- ¡Oh, no lo olvidaré!- prometió nuestro Angel- Te veré en la Perfección Divina en la que te tengo ahora, y recordaré Quien Soy. Siempre tendré presente este pacto de Angeles. Nunca olvidaré que la única forma de recrear la Luz es experimentando primero la Oscuridad. Gracias querido Angel por tú servicio.

*

¡Qué así sea!- afirmó el Angel Bondadoso.

Y así fue. En un planeta y en un tiempo, en el mundo de la materia, nuestro Angelito se convirtió en madre y el Angel Bondadoso en su hijo.

Ambos se amaban profundamente, casi como recordando su esencia Divina. La vida era hermosa para ellos. Su relación era un canto al Amor. Pasaron los años, ambos se comprendían y ayudaban, hasta que un día, un oscuro día, ese hijo (nuestro Angel Bondadoso) repentinamente murió. Feliz por haber cumplido con la promesa, se desprendió de su cuerpo físico volviendo a desplegar sus alas.

Mientras tanto, nuestro Angelito (la mamá ahora), experimentaba el dolor más intenso que había soportado su ser.

Expectante, el hijo desde el cielo esperaba que su mamá recordara el pacto que habían hecho. Pero no. El tiempo pasaba y la mamá sufría intensamente. Su cuerpo y su espíritu estaban desgarrados. Su dolor era profundo y persistente. No tenía consuelo. No recordaba el Pacto de Angeles.


Fue así, como el Angel Bondadoso, no soportando más el calvario del Angelito, decidió comunicarse con otro Angel que estaba en ese mismo planeta, y le pidió que escribiera una historia. –Esta Historia- . Donde narrara toda la verdad de lo sucedido, y luego se la leyera a su mamá, para ayudarla a recordar Quien era Ella y porque sentía dolor.

Y eso es lo que estoy haciendo ahora. Y lo que seguiré haciendo hasta que todos aquellos que han olvidado, recuerden los pactos que han hecho.

Me cuentan las voces del futuro que después de leer muchas veces esta historia, todos los Angelitos que habían pactado sentir dolor, recordaron. Pudieron almacenar en su memoria espiritual el dolor, y de esa forma disfrutar la felicidad y la alegría más plena del Amor.

Nuestra mamá y su hijo, separados físicamente ahora, volvieron a sonreír y a sentirse bien.

Cuentan además, que tras leer esta narración, muchos, muchos Angeles comenzaron a recordar todos los pactos que habían hecho entre ellos. Y en ese planeta, chiquito, cuyo nombre se me pierde, hubo más Perdón, Comprensión, Solidaridad, Compasión, Ayuda, Felicidad, Alegría.... en fin más AMOR, mucho, muchísimo más AMOR.

ESTO ES VERDAD. LA VERDAD MÁS ABSOLUTA QUE HAYAS OIDO.

RECUERDEN, SIMPLEMENTE RECUERDEN QUERIDOS ANGELES. PUES A MEDIDA QUE VAYAN RECORDANDO, SE UNIRAN E IRAN VOLVIENDO POCO A POCO A CASA.

EL PADRE LOS ESPERA, COMO SIEMPRE, CON LOS BRAZOS ABIERTOS.

Enviado por Ariel papà de Clarita

La experiencia compartida (autor anónimo)

El viajero tenía sed. Había andado mucho y el sol golpeaba despiadadamente al mediodía. Era joven, resistente y lleno de entusiasmo. Quería ver el mundo y se había lanzado a los caminos para recorrerlo. Ahora, tenía sed.
A un costado del camino vio un pozo y corrió hacia él. Se apoyó en el brocal semiderruido y se inclinó demasiado. El brocal cedió y el viajero cayó al pozo. Había arena en el fondo y sólo tuvo que soportar un buen porrazo sin mayores consecuencias. Miró el círculo de luz muy blanca formado por la boca del pozo seco. Tenía sed, hacia calor y estaba en el fondo del pozo sin saber como salir.
Las paredes eran lisas y húmedas y a simple vista no se veía en ellas salientes o depresiones donde afirmarse para intentar escalarlas hasta la boca. El viajero no hizo un examen muy detenido de su situación ni de sus posibilidades. Sólo sabía que tenía sed y que la boca del pozo no estaba a su alcance. Gritó pidiendo auxilio. Cuando ya desesperaba de que alguien lo oyera, en el borde del pozo apareció una cabeza.
-Por favor, sáqueme de aquí, pidió a gritos el viajero.
-No se como hacerlo, dijo el desconocido asomado al borde. Sería necesaria una cuerda y no la tengo. Tendría que retroceder varios kilómetros para procurarla y no tengo tiempo, concluyó.
El viajero no podía creer lo que oía.
-No puede usted, dejarme aquí, dijo con desesperación. Me moriré de sed.
-Lo lamento, dijo el de arriba. No puedo perder tiempo. Tengo cosas importante que hacer. espere un poco, tenga un poco de paciencia ya vendrá alguien que lo ayudará a salir. Adiós y suerte.
La cabeza desapareció del borde del brocal. El viajero, terriblemente asustado, siguió dando voces en demanda de auxilio.
Y varias veces se repitió la misma escena. Personas que se detenían y que, sin medios para ayudarlos y sin tiempo para procurarlos, concluían alejándose y abandonándolo a su situación.
El viajero pensó que su suerte estaba echada. Nunca podría salir de allí. Nadie lo ayudaría. Se echó en un rincón y permaneció así mucho tiempo, sin saber que hacer. Lo invadió una sensación de absoluta impotencia y soledad. Se sintió agraviado y odió a quienes habían continuado la marcha indiferentes a su desgracia.
Se echó junto al muro, hundió su cabeza entre las manos y se quedó así largo rato. De repente, tuvo un acceso de ira y gritó a todo pulmón.
Una cabeza apareció en el borde del pozo.
-Por favor sáqueme de aquí. No se como salir, dijo el viajero.
-Yo no puedo sacarlo. Sólo puedo guiarlo para que salga, respondió el desconocido asomado al borde.
-Pero no veo cómo podré salir de aquí por mis propios medios, clamó el viajero.
-Siga usted mis instrucciones y ya verá, dijo el desconocido. En primer lugar – agregó – ubíquese en el centro del pozo, exactamente de frente a donde vea aparecer mi cabeza en el borde. Luego recorra con su mano la pared hasta encontrar, a una altura de unos dos metros, una saliente difícil de ver a simple vista. A partir de ella, hasta la boca del pozo, hay una sucesión de salientes que están separadas por unos treinta centímetros una de otra.
Efectivamente, el viajero siguió las instrucciones del desconocido y halló la primera saliente, que no había notado antes en la semioscuridad, atemperada ahora por el sol del mediodía.
-La hallé, gritó jubiloso.
-Bien, ahora apoye usted su espalda en el muro frente a la saliente y sus piernas en el muro de enfrente de usted y trate de ir escalando.
Una vez que alcance la primera saliente todo será más fácil.
Desde arriba, el desconocido lo alentaba. Había llegado hasta la mitad del recorrido cuando la última saliente, repentinamente cedió. Su precaria postura se desbarató. Se sintió caer nuevamente, pero por fortuna alcanzó el fondo de pié.
El desconocido le dijo, con voz serena:
-Manténgase tranquilo. La próxima vez lo logrará.
Si está agotado, descanse, y luego, inténtelo nuevamente.
El viajero no supo porque, pero la voz del desconocido lo tranquilizó y su frustración por la caída no fue tanta. Descansó un momento y volvió a intentar. Esta vez pudo llegar al borde del pozo y salir nuevamente a la luz del día. Se sintió contento. Lo había logrado.
Agradeció al desconocido que le dio de beber de su bota. Luego, mientras compartían un almuerzo frugal, el viajero decidió averiguar - en verdad era algo que lo intrigaba mucho – como su salvador conocía tan bien la configuración del pozo.
Se lo pregunto y obtuvo esta respuesta.
-He podido ayudarlo porque una vez, yo también caí dentro de ese pozo. Y también fui presa de la soledad, el miedo y la impotencia. Grité y muchos llegaron atraídos por mis voces, pero nadie pudo o quiso ayudarme, bien porque no tenían medios o bien porque no podían procurarlos, a riesgo de comprometer sus propios negocios, volviendo sobre sus pasos para buscarlos. Fui victima del desaliento y la ira. Maldije mi suerte y el egoísmo de quienes siguieron sus caminos indiferentes o no quisieron comprometer sus intereses para auxiliarme.
Pero dentro del pozo, tuve tiempo para todo. También para apaciguarme y buscar con serenidad un modo de salir. Así encontré la primera saliente, busqué una forma de aprovechar mejor mis fuerzas para alcanzarla. Yo también debí esperar que el sol perpendicular al brocal del mediodía, iluminara suficientemente el interior del pozo y me permitiera observar el muro minuciosamente.
Hay distintos momentos.
En algunos se ve con claridad mayor que otros, no siempre hay luz.
Y cuando llega hay que aprovecharla. Así pude descubrir que a la primera saliente sucedía otra, en consecuencia, hasta el brocal. Intenté a llegar a ellas de un modo directo, a los saltos, de nada me sirvió.
Una vez más, tuve que serenarme y meditar. Caí en la cuenta de que debía encontrar una forma de aprovechar del mejor modo posible mis fuerzas.
-Así comprendí que al apoyar mi espalda en un lado del pozo y mis pies en el otro, poco a poco, podría empujar hasta alcanzar la primera saliente y luego otra y otra hasta la salida. Y no me caí solo una vez, sino varias en el intento. Pero, finalmente lo conseguí.
-Fantástico – exclamó el viajero – que haya podido dominar sin ayuda el pánico idear un método y aplicarlo hasta poder salir.
El desconocido sonrió con cierta picardía: “el truco consiste, justamente, en que no lo hice sólo. Alguien me guió. Alguien que como usted y como yo, había caído al pozo antes que nosotros. El compartió su experiencia conmigo y yo con usted. Y quien sabe si alguna vez otro caiga en ese mismo pozo y a usted le toque compartir su experiencia con él y facilitarle las cosas para que, con su ayuda y el esfuerzo propio consiga, apoyándose en las salientes del muro salir de su prisión”.

lunes, 22 de marzo de 2010

Dr. Bianchi San Justo 30 agosto 2008 (f

Dr. Bianchi.- Buen día a todos.

Hay muchos padres con quienes ya nos conocemos; en algún lugar me han escuchado. Por eso, cuando tengo que hablar, tengo miedo de aburrirlos porque seguramente voy a reiterar conceptos que ya tengo internalizados.

El presentador está fantástico; viene de trabajar 12 horas y está como nuevo. Yo, en cambio, estoy todo roto. (Risas). Estuve tomando antibióticos por la alergia. Igual, vamos a charlar un poco.

Hoy se conmemoran 14 años de este grupo de San Justo. Conmemorar la existencia de un grupo es siempre una buena noticia porque seguramente muchos de los integrantes de estos grupos se han beneficiado al transitar un tiempo por estas reuniones.
Este tiempo es un tiempo interno, como el duelo, que responde a un tiempo interno y no cronológico. Hay quienes permanecen más tiempo en un grupo, o menos tiempo. Pero no me cabe ninguna duda de que la permanencia en el grupo ayuda. En todos los grupos de ayuda mutua pasa lo mismo.
Renacer y, en general, todos los grupos de ayuda mutua para padres que perdieron hijos, tienen características especiales, distintas a los grupos de ayuda mutua que han precedido a Renacer. Ustedes saben que todos estos grupos han tomado, en cierto modo, el esquema referencial de Alcohólicos Anónimos, uno de los primeros grupos de ayuda mutua que se instalaron hace ya mucho tiempo. En Norteamérica hay un grupo, Amigos Compasivos, que es muy antiguo. Actualmente, en todo el mundo hay muchísimos grupos de ayuda mutua para poder resolver adicciones, por ejemplo, o para poder sobrellevar patologías.

Pero Renacer es distinto porque nosotros no nos reunimos para superar una adicción, ni tampoco para sobrellevar una patología, dado que la pérdida de un hijo –y ésta es una premisa importante– no es una patología, no es una enfermedad, sino que se trata de una crisis existencial. Y, como no es una enfermedad, la ciencia no tiene la respuesta para ese dolor que se escribe con mayúsculas, que es el DOLOR que produce la pérdida de un hijo.

Dr. Bianchi San Justo 30 agosto 2008 (d

En general, la pérdida de un hijo provoca una crisis existencial. ¿Qué es una crisis existencial? Es el derrumbe epistemológico. Episteme es conocimiento. Es el derrumbe emocional por el que todos hemos pasado.
No importa la teoría, cualquiera de ustedes podría decirme qué es un derrumbe emocional: lo que vivieron ustedes en ese momento, ese día, la primera vez que vieron muerto a su hijo, las primeras veces que tuvieron que transitar el infierno de un velatorio o entierro. Eso es una crisis existencial. ¿Cómo lo refieren las mamás o papás? ¿Qué me dicen?: “Me siento hueco, vacío”; “Mi vida no tiene sentido”; “Sigo viviendo con piloto automático”. Esas son las primeras frases. También dicen: “Hago lo que tengo que hacer, pero nada me importa ni me interesa ni me apasiona”. Ésta es la expresión verbal de una crisis existencial.

Recuerdo cuando viajaba, hace mucho tiempo, a encontrarme con grupos como éstos, aquí, en el país o en otros países, y llevaba mis carpetas con los escritos, para leerlos. Eran carpetas voluminosas. Hoy, toda esa carpeta se reduce a una página. Y yo la traje. Pero es un lío leerla, ponerme los anteojos. ¿Por qué es una página? Porque todo se reduce, en cierto modo, a pocas frases, que son las que tenemos que entender y meter adentro.

Decía que no somos enfermos y, como no somos enfermos, la ciencia no tiene respuestas porque el dolor por la pérdida de un hijo no es un objeto para la ciencia. Y la ciencia, sin objeto, no puede funcionar. Por ejemplo, la nefrología es una ciencia porque existe el riñón. Si no existiera el riñón, no habría nefrología. Pero ¿qué objeto es el dolor
–que se escribe con mayúsculas– por la pérdida de un hijo? No es objeto para la ciencia. Ese DOLOR es objeto para la Ética y no para la ciencia. La ética es una manera de actuar. La ciencia es una manera de conocer.
La ética es una manera de actuar. Nosotros nos reunimos para aprender a actuar. ¿De qué manera? A dar una respuesta a esa enorme pregunta que el destino –o Dios– nos ha hecho al llevarnos a un hijo. Claro que al principio estamos muy confundidos. Es cuando me dicen: “estoy vacío” o “hueco”, o “no quiero vivir”.
En realidad, al principio, uno se llena de preguntas: “¿Por qué a mí?”, “¿Por qué esta injusticia?”. Uno se llena de preguntas y con el tiempo nos damos cuenta de que esas preguntas no tienen respuestas. Al menos, nadie tiene las respuestas. Nos damos cuenta de que por más que preguntemos, nadie nos devuelve a nuestro hijo.
En realidad, al morir un hijo, está hecha la pregunta y nosotros somos quienes tenemos que dar la respuesta. El duelo es una respuesta.

El duelo es la respuesta emocional normal a toda pérdida significativa. La pérdida de un hijo habitualmente es una pérdida significativa. No es la única. Hay otras pérdidas que son significativas, sin ser la muerte de un hijo: un cónyuge, un hermano, un amigo, etc.
Yo charlo y asisto a otros duelos que configuran pérdidas significativas. Alguien podrá decir: “¿Quién no ha tenido duelos?”. Por supuesto que todos hemos tenido duelos. Desde que nacemos tenemos duelos. Pero no todos los duelos provocan el peso, el derrumbe emocional que provoca la pérdida de un hijo. Hay otros duelos que nos entristecen. Seres queridos, padres, amigos. Producen tristeza, desde luego. Muchas veces, reminiscencias. Pero no provocan una crisis existencial. La pérdida de un hijo sí la produce. Es una experiencia vivencial difícil de hablarla con quien no lo ha pasado. De ahí el sentido curativo que tienen los grupos de ayuda mutua. Porque nos encontramos con gente que pasó por crisis existenciales parecidas a las nuestras. Eso genera un lenguaje común y facilidad para comunicarnos. Ayuda mucho el grupo.

Cuando Martín murió no había grupos de ayuda mutua. No había casi nada. Uno podía hacer terapia, si quería, pero se iba a encontrar con terapeutas que no se han dedicado a eso, o no están capacitados para acompañar duelos.
En Buenos Aires no había grupos. Graciela Canteros trajo la idea de Renacer desde Río Cuarto, donde lo crearon el matrimonio Berti. Graciela fue, viajó y lo trajo. Y creo que un año después de la muerte de Martín formamos ese grupo que Graciela inició.
Éramos veinte padres y madres que nos empezamos a reunir sin saber a ciencia cierta, para qué, pero ahí empezó Renacer Buenos Aires, Renacer Cayetano. Alguien me dijo de la existencia del grupo, de la propuesta de Graciela y empecé a ir.
Me sentí respetado, contenido, aceptado. Y algo cambió en mí. Porque el grupo tiene una cierta magia. Por ejemplo, cuando uno entra a un grupo como éste, lo primero que le pasa es que uno pierde el protagonismo porque uno no es el único que perdió un hijo. Si voy a una reunión social, a lo mejor sí soy el único que perdió un hijo, y lo noto porque me miran y me observan. Se fijan si lloro o si me río. Porque, de alguna manera, la sociedad juzga al doliente. Algunas mamás me dicen: “me invitaron a una fiesta y no sé si ir o no; no sé qué ponerme, porque si me visto de negro, piensan que voy de negro para arruinar la fiesta y si me visto de colorado, van a pensar que me olvidé de mi hijo”.

Al principio tenemos algunas dificultades para relacionarnos con el afuera, con los que no estuvieron en el infierno.
También podría definirse la crisis existencial como “estar en el infierno”. Porque es un infierno. Y el que estuvo en el infierno…
Hace poco, en la televisión hablaba un sobreviviente del Ha Shoá (Holocausto) que estuvo en Auschwitz, en un campo de concentración. Era un hombre grande, por supuesto. El periodista preguntaba cómo se sentía ahora, que había podido salir de Auschwitz. Y él le contestó que el que estuvo en Auschwitz nunca salió, y el que no estuvo en Auschwitz nunca entró. Ésta es la diferencia del que estuvo en el infierno y el que no estuvo; entre el que tuvo la crisis existencial y el que no la tuvo.

La sociedad tiene un conocimiento racional de lo que es perder un hijo. Trata de ayudarnos. Ustedes vieron cómo la gente trata de ayudarnos a su manera –que a veces no es la manera más apropiada– y a nosotros no nos sirve demasiado. Ustedes saben que hay quien no sabe qué decirnos y que también hay algunos que se cruzan de vereda para no saludarnos. También pasa que algunos papás han conseguido una relación mucho más fuerte con gente que no era conocida, y de la que uno esperaba menos.
Con el duelo pasa esto. Uno tiene expectativas de que va a recibir mucho de personas que después no pueden dar tanto. Y a lo mejor, se extraña de que recibe mucho de personas que no esperaba que le dieran tanto. Esto tiene que ver con la sensibilidad y con la espiritualidad de cada uno. Esa espiritualidad que no es patrimonio de ningún sistema de creencias religiosas, también los agnósticos pueden ser espirituales.

Dr. Bianchi San Justo 30 agosto 2008 (c

Volviendo a lo dicho anteriormente, el duelo es la respuesta emocional normal frente a toda pérdida significativa. Es la respuesta que damos. Esa respuesta es siempre activa. El duelo es un proceso activo. ¿Qué quiere decir esto?: que depende de nuestra actividad, de lo que nosotros hagamos. Nosotros sabemos que no podemos cruzarnos de brazos y esperar que el tiempo todo lo resuelva. No podemos porque el duelo tiene un tiempo que es interno y no cronológico. No es un post operatorio, que a los 7 días nos sacan los puntos y a los 15 días caminamos. El duelo no es un post operatorio. No responde a un tiempo cronológico. ¿Por qué, si a todos les pasó un año, por qué están distintos? Es de acuerdo a lo que hicieron cada una de las personas. Están distintos porque cada uno dio una respuesta activa y personal.
El duelo es una respuesta comprometida, responsable, solidaria, digna y libre. Yo le pongo todas esas palabras a la definición de duelo.
Comprometido y responsable… ¿con quién?: con los hijos muertos, con quienes murieron.
Yo digo: “murieron”; otros dicen: “se fue”, “partió”. Yo digo “murieron”. Y me parece prudente decir que murieron, porque el duelo no comienza como proceso si no hay una aceptación de la irreversibilidad de los hechos y de la muerte física de su hijo. El duelo comienza desde la imagen de que el hijo es inexistente. No existe más físicamente. Tenemos que separarnos de la idea del desaparecido, porque el desaparecido puede reaparecer.
Un duelo digno no es un duelo lloroso y sufriente, que vive pidiendo limosna de afecto.
Un duelo ególatra es aquél por el que transitan los que no pueden salir de su sufrimiento; entonces lleva trabajo hacer el egocidio. “Al vinal, acá yo pierdo protagonismo”, dice el ególatra. Pero todos estamos en lo mismo. Eso ayuda a hacer el egocidio.
Después de llorar mucho, después de vomitar todo ese desgarro emocional, finalmente puedo levantar la vista y verlos a todos, y ver que ustedes también perdieron a sus hijos. Esto es trascender el dolor, hacer el egocidio. Por ustedes, que en un principio me acercaron un vaso de agua, bueno, ahora yo puedo acercarles un vaso de agua a ustedes y a otros padres. Eso es el egocidio: trascender al dolor.

Los Berti se apoyan en la Logoterapia. El padre de la Logoterapia es Víktor Frankl. “El destino a todos nos hace preguntas, a algunos nos hace preguntas más difíciles que a otros, pero la lucha no es tan despareja como parece, porque a todos les da posibilidades de responder”. Entonces, ahí estamos nosotros: buscando respuestas.
“El hombre que se levanta de su dolor para ayudar a los demás, trasciende como ser humano”. Víktor Frankl

Esto es lo que pienso como trascendencia del dolor: egocidio.

No puedo poner a mi hijo detrás de mí, que tire para atrás, porque no me deja caminar. Mi hijo tiene que estar al lado mío, adentro mío, compartiendo mi proyecto de vida, y no limitándolo. Repito: compartiendo mi proyecto de vida. De otro modo, yo viviría en el pasado; con la fantasía de no perder a mi hijo, vivo en el pasado porque mi hijo quedó en el pasado. Hay madres y padres que, por no perder a ese hijo, se quedaron viviendo en el pasado.

Es necesario asumir el compromiso de sostener el vínculo amoroso que tuvimos con nuestro hijo. Nuestro hijo no puede ayudarnos ni a que lo recordemos ni a que lo olvidemos. Somos nosotros los que tenemos que sostener el vínculo amoroso que tuvimos con nuestro hijo y llevarlo con nosotros, al lado nuestro, acompañando nuestro proyecto de vida. Y en ese proyecto de vida no tenemos duda de que están nuestros hijos.

Nadie es igual después de perder un hijo.

El grupo no tiene la respuesta.

Extrañamiento: todo es extraño después de la muerte de mi hijo y yo soy extraño a mí mismo. Debo ser consciente de ese extrañamiento, porque si tomo decisiones de acuerdo a lo que era antes, me voy a equivocar, ya que ya no soy el que era. Debo ser consciente de ese extrañamiento, tengo que elegir caminos, generar un proyecto de vida que incluya el recuerdo cariñoso de mi hijo y que le dé sentido a mi vida.

No me cabe duda de que el sentido que tiene mi vida me lo dio Martín cuando murió. Él le puso sentido a mi vida. En este caso, más que ninguno. El sentido de mi vida está relacionado con la muerte de Martín. Yo quiero a mis otros dos hijos vivos, pero no inciden tanto como incidió la muerte de Martín y como hubiese incidido la muerte de cualquiera de mis otros hijos.

El hijo que muere es único.

Tenemos que cuidarnos de no empeorar las cosas.

Dr. Bianchi San Justo 30 agosto 2008 (b

Una mamá me decía: “no hay mal que no pueda empeorar”. Y una vez escuché una frase parecida, que es: “más vale perder que mal perder”.
A veces el destino nos puede golpear otra vez y desde luego que en ese caso, empeoraría. Cuando esa mamá me dijo esto, entendí que nosotros somos los que tenemos que tratar de que el mal no empeore, porque nuestras conductas pueden hacer que el mal empeore. Si yo desatiendo mis hijos vivos porque estoy en la sacralización del hijo muerto, estoy empeorando las cosas. Si me distancio de mi pareja, empeoro las cosas. El mal empeora por mi culpa.
Ustedes tienen que evitar que el mal empeore con actitudes. Una reunión como ésta, es una reunión que tiene que apuntar a la vida y no a la muerte.
Yo puedo decir: “qué lástima que en vida de Martín yo no le di dos o tres besos más o no lo abracé; o, a lo mejor, no le dije con todas las letras que lo quería”, o “alguna vez le negué algo”. Yo reflexiono con estas cosas y me disculpo con Martín. Me disculpo con él. Pero también lo disculpo a él conmigo, porque algunas veces yo también quise que él estuviera conmigo y no estuvo.
Martín y yo creamos una relación imperfecta. Con ustedes pasó lo mismo. ¿Por qué? Porque no somos perfectos. Las culpas, que a veces nos pueden molestar, en realidad, son errores en el camino de aprendizaje. Estamos aprendiendo, y nos equivocamos. Con Martín tuvimos una relación amorosa; hermosa relación, pero imperfecta.
Está bueno aprender a disculpar a nuestros hijos y a disculparnos nosotros.

Entre las tantas cosas que un hijo muerto nos enseña, cuando digo: “¿por qué no le di algunos besos más?, ¿por qué postergué? La postergación es una conducta peligrosa en la vida, porque lo que postergué con Martín no lo puedo reponer, pero si estoy postergando con mis hijos vivos, con mi pareja, con mi familia y amigos, con ellos sí puedo resolverlo.
Entonces, evitemos la postergación y dediquémonos también a querer a nuestros vínculos vivos y digámosles todo lo que sentimos por ellos. No posterguemos.
Cuando nos acordamos del hijo muerto es como que Martín dijera: “Ahora, viejo, no postergues con Carlos o Valeria. No postergues”.
Les insisto: ésta es una reunión que apunta a la vida. No dejen de querer a los vínculos vivos. Ningún hijo muerto les está diciendo que dejen de querer a sus hijos vivos.

Algunos papás creen que ostentar el sufrimiento es un signo de lealtad y fidelidad al hijo muerto. Pero es al revés. La carta que el hijo nos escribiría es totalmente distinta. En ella nos diría: “subite a la vida”, como él lo estaba. “No te olvides de mí, pero tampoco te olvides de querer a los vivos”. “Viví”. “Tené un proyecto de vida”.
Nuestro hijo sabe que está dentro de nosotros.
A las mamás que escribieron la carta, les ayudó a modificar su duelo, a hacer un duelo menos sufriente.
No es necesario que nos autoflagelemos. ¿Para qué? Si el sufrimiento ya está instalado.

El duelo está lleno de primeras veces y es un camino empedrado, con subidas y bajadas. El duelo no termina. En mi caso, en octubre harán 18 años que murió Martín y yo estoy de duelo. El duelo es un sentimiento permanente y tenemos que tratar de evitar que sea un sufrimiento permanente. Martín no querría que yo sufriera permanentemente.
Yo estuve en Renacer el tiempo que corresponde a mi tiempo interno de duelo.

En el pasado están los recuerdos, en el futuro está la esperanza. El presente lo tenemos que construir nosotros. No podemos construir un presente sin el pasado y sin el futuro. Viajemos con esperanza, viajemos con ellos.

La muerte no es ausencia; es una presencia distinta. Uno debe ponerse en un lugar y relacionarse con él.

(A una mamá):
Esto de la carta sería interesante si la pudieras escribir.
Yo dialogo mucho con mi hijo. Dialogo con él cuando tengo alguna duda; cuando no sé si hacer o no hacer algo. Es como si yo le consultara qué hacer.
Alguna mamá me dice: “Pero yo no puedo saber lo que me va a decir”. Pero sí, lo tenés que saber. Porque si no lo sabés, no lo conocías a tu hijo. Y dudo que no conocieras a tu hijo.
Yo dialogo con Martín, le pregunto.

Utilizá estos ejercicios. Tu hijo es capaz de dibujarte una sonrisa en la cara.

Tenemos que darnos permisos. Es muy importante darnos permisos. El duelo como respuesta consiste en darnos permisos para subirnos otra vez a la vida sin culpas, porque eso es lo que nuestro hijo hubiese querido.

En el duelo pasamos horas de tristeza, horas de rabia y horas de serenidad.
Apoyémonos en los momentos felices compartidos, en expectativas felices –para los papás que perdieron bebés o embarazos–, apoyémonos en eso.
Jospeh Conrad dice: “la memoria del corazón atesora los buenos recuerdos y desgasta los malos, como una manera de sobrevivir”.
No podríamos vivir si atesoramos sólo los malos momentos.

El tiempo es neutral; no pone ni quita. Es lo que vos hagas en el tiempo lo que va a determinar tu avance. Pero con el tiempo me di cuenta de que el tiempo también hace lo suyo. Porque no es lo mismo que haya pasado un día a que hayan pasado 10 años.

Uno desgasta los malos recuerdos y atesora los buenos.

Dr. Bianchi San Justo 30 agosto 2008 (a

Duelo responsable, comprometido, solidario, digno y libre.
El duelo es absolutamente singular. No está bien ni mal. No es normal ni anormal. Los duelos son singulares.
Vos podés ver los videos en los que está tu hijo. Te recuerdo: los duelos son absolutamente singulares. La mamá y el papá, cada uno hace su duelo singular. Uno no puede pretender que el otro haga el duelo que uno quiere.

Los hechos no existen si uno no los interpreta. Todos los hechos que forman parte del mundo yo los interpretaba de una manera antes, y de una manera diferente ahora. Para mí el mundo cambió.
Yo puedo elegir un camino, crecer, tener un proyecto de vida que incorpore a mi hijo, pero debo confesar que a veces me duele. Una frase, una película, un libro. Permanentemente este mundo extraño nos conecta con él. Y a veces nos conecta con un sinsabor, con un poquito de dolor.

No quedes fijado en el dolor. No podemos decir que no tengas dolor. En algunos momentos podemos tener dolor.

La muerte seca es la muerte que no tiene ritos. Es la muerte que no tiene el ritual necesario.
- Este comentario viene a referencia de una mamá que dijo que tiene amnesia del momento de la muerte de su hija.

Dr. Bianchi.- El ritual de la muerte es necesario para la aceptación de la muerte física. A esa mamá la domina el inconsciente. Para su inconsciente, la hija está viva.
El inconsciente es intemporal y anespacial.
A vos te falta un eslabón de la cadena porque no pudiste presenciar el ritual de la muerte de tu hija.
Toda patología se debe a una grieta. Se suple desde la carencia. La patología siempre ocurre desde la carencia. Falta un eslabón en la cadena. Es un trabajo tuyo el que tenés que hacer. Tu sistema racional te va a ayudar a aceptar la irreversibilidad de los hechos. Tenés que suplir racionalmente esa falta.

Envidia de la felicidad ajena
Tengamos humildad. A nosotros no nos piden que hagamos la lista de cómo se tiene que ir muriendo la gente.
Cuando logres participar de la felicidad ajena, lo vas a hacer con tu hija.

Hay que esforzarse por no seguir sufriendo. Y reparar lo que hemos hecho. No postergar.

- Transcurrido el tiempo estipulado, el Doctor Bianchi da por finalizada la charla y se despide del público.


GRACIAS VERONICA MAMA DE JUAN MANUEL DE RENACER SAN MIGUEL

sábado, 20 de marzo de 2010

15 Aniversario Renacer Montegrande

Fecha a realizar: Sábado 5 y domingo 6 de junio de 2010.

Lugar: S.M.A.T.A Cañuelas, Provincia de Buenos Aires.

Programa de actividades:



Sábado:

10 hs. Recepción y acreditación.

11 hs Bienvenida.

13 hs. Almuerzo (incluido en el costo)

15 hs. Inscripción a talleres.

15.30 hs Desarrollo de talleres.

17.30 hs Coffe break

18.30 hs Palabras a cargo de Victoria Branca, mamá de Renacer.

20.00 hs Cierre del encuentro

21.30 hs Cena aniversario (incluido en el costo)

Domingo:

8 a 10 hs Desayuno (incluido en el costo)

10.30 hs Despedida y suelta de palomas

Costo de alojamiento con pensión completa $150 por persona, menores de 12 años $65.

Las actividades se realizan en el mismo predio que en el alojamiento.

Reservar preferentemente antes del 15 de Mayo con un 30% directamente al mail del Sr. Walter (scm@yahoo.com.ar) o tambien a los telefonos 15-44267204/ 15-41967223 del señor Mariano Palacios con mail mariano@topdest.com.ar . Éstos datos pertenecen al predio de S.M.A.T.A.

Para cualquier consulta y/o aclaraciones contactarse con los mails de Renacer Monte Grande: elsavale@hotmail.com (Elsa) y horacio.rattaro@gmail.com (Horacio).

Cómo llegar
•En tren: desde Constitución, ramal Ezeiza, combinación a Cañuelas, hasta estación Kloosterman.
•En micro: desde Constitución, Línea 51 , empresa San Vicente destino Cañuelas, hasta Ruta 205 km 51 (a 200 mts del predio de SMATA)

Madres del Grupo Renacer en el noticiero de canal 9

Una entrevista a Madres del Grupo Renacer emitida el 18 de septiembre de 2007 por el noticiero de Canal 9 de Buenos Aires en la sección LineaF (Sentimientos de mujer).


Huerta Grande 2008 - Reunión de Hermanos

Modera: Aldo

Aldo: Ahora vamos a recibir a los hermanos que nos acompañan.

Nosotros, en determinado momento, nos dimos cuenta que de los hijos que se fueron teníamos muchas cosas que aprender y muchos de nosotros nos olvidamos de los hijos que quedaban y desconocíamos un montón de cosas de su manera de sentir, pero ahora ellos, que eran nuestros alumnos, de pronto, pasaron a ser nuestros maestros.

Por eso yo les pido a los padres que escuchemos con muchísima atención la charla de estos chicos que hoy, son fundamentalmente nuestros maestros.

Después iremos a preguntas y respuestas, pero todo está basado en lo que podemos aprender de ellos, porque así como aprendimos de los que no están, debemos aprovechar este momento para aprender de los que están.

(En este momento suben al estrado unos cuarenta hermanos de todas las edades)

.

Aldo: Ramón, cuando quieras.

Ramón: ¿Se escucha bien? el micrófono no muerde…, pensábamos que mordía, pero no muerde…, estamos bien…

Bueno, antes que nada, les doy la bienvenida, agradezco que hayan venido al taller de los hermanos y le pedimos a los papás que salieron, si quieren volver a escucharnos, les agradecemos y si no nos quieren escuchar, bueno, ellos se lo pierden. (aplausos)

También invitamos a los padres que están en el fondo, que si se quieren arrimar, que vengan, porque para nosotros es más fácil así, porque si no parece que somos muchos y el miedo acá… es total…, entonces…vamos manejándonos así, para que sea una reunión más bien familiar… para que no sea tan… tan tensa…

Bueno: tema hermanos, gran tema; ustedes pueden ver la gran diferencia que hay de edades entre todos los hermanos, diferencia de edad, pero EL MISMO PROBLEMA…

Tenemos mayores, adolescentes y pequeños, tenemos diferencia de edades pero tenemos el mismo problema ¿cuál es?

Muchas veces, a nosotros los más grandes se nos dificulta tratar de establecer una conversación con nuestros padres porque los vemos realmente mal, porque es difícil tratar de establecer una conversación con los padres cuando nosotros nos damos cuenta que los padres no están preparados para tener una conversación con nosotros.

Los mayores, tratamos de una manera u otra, de buscar tener un diálogo con nuestros padres; los que son menores, bueno, se les dificulta un poquito más, entonces, lo importante de esta reunión es que cada uno de nosotros dé su testimonio o su experiencia.

Esta es una reunión con total libertad de expresión, el hermano que quiera hablar, habla y el hermano que no, no habla.

En el caso mío, yo soy hermano de Beatriz y hermano de Marcelo; Beatriz hace ocho años que partió, fue un momento traumático en la familia. Porque nosotros tenemos una cultura que empieza con que primero parten los abuelos, ¿no?, siempre nos enseñaron así, al menos en casa era así, parten los abuelos…después parten los tíos viejos… y después, los hermanos nos empezamos a preocupar a ver cómo está papá y cómo está mamá y tenemos nuestras charlas, porque con Beatriz teníamos nuestras charlas: “¿vos cómo lo ves a papá?” y “¿cómo la ves a mamá?”

Pero un día resultó que la que partió fue Beatriz… entonces, en ese momento, yo dije: “esto no era lo que nos habían contado, aquí hay algo que está mal”, ¿cómo hacer? ¿cómo hacer para recomponer eso? nos habían dicho una cosa y nos pasó otra totalmente diferente.

En mi caso, yo estuve un año sin saber que existía Renacer, hasta que por intermedio de una amiga de la familia nos da una dirección y yo llevo a mis padres a Renacer.

Mis papás fueron a dos reuniones, en la primera reunión yo los estuve acompañando y cuando nos vamos me dicen: “mirá que hay un grupo de hermanos”, ¡mirá que bien! pero yo no tenía la menor idea para qué se juntaban.

A la otra reunión voy con mis padres, dejo a mis padres en la reunión con los papás y voy a la reunión de los hermanos, me siento y empiezo a escuchar a los hermanos y dije: “bueno, esto era lo que yo precisaba” un grupo de hermanos.

¿Cuál era la razón? la razón era muy sencilla, era que ellos hablaban de lo que yo precisaba hablar, decir, contar… todo lo que me pasaba de hacía un año atrás y que no tenía con quien conversarlo.

Me hizo muy bien y seguí participando, mis padres dejaron de ir a Renacer, yo seguí y hace siete años que pertenezco al grupo de hermanos.

Como dije, me hizo muy bien, fue un proceso donde aprendí muchas cosas de los demás hermanos, aprendí muchas cosas de los padres también, discutía con algún padre, mejor dicho, intercambiaba opiniones y me fue muy valioso, aprendí mucho como acabo de decir, he tenido, oportunidad de ir a algunos encuentros, también he compartido con muchos padres.

Ésta va a ser la tónica de este encuentro. Ahora los hermanos van a tomar la palabra y después vamos a ver alguna pregunta que nosotros vamos a contestar, más o menos vamos a manejarlo así.

Primero hablan los locatarios.

Gustavo: Bueno, yo soy Gustavo hijo de Estela, yo perdí dos hermanos; a Esteban lo perdí hace 20 años, yo era muy chico y a partir de ese momento, mi hogar cambió de un día para el otro, lamentablemente, mi mamá tardó ocho años en poder encontrar el grupo Renacer, entonces, durante esos ocho años, fue un verdadero infierno en mi casa.

Mi mamá encuentra el grupo Renacer, gracias a Dios que lo encontró, está ahí, de pie, muy bien, pero no es así el caso de mi padre, mi padre optó por otro camino que no es el de Renacer.

Hace cinco meses falleció Andrés mi otro hermano, con su mujer y dejaron a Clarita mi sobrina de tres años.

Lo que yo tengo que decirles, es que cuando falleció mi primer hermano, parecería que para mi papá fallecieron todos los hijos.

No se había dado cuenta que todavía le quedaban dos hijos, lamentablemente falleció otro, pero él todavía está con el primero y se quedó con eso, con la primera muerte, la de Esteban de hace veinte años sin importarle o sin tener en cuenta, que la vida continuaba y que tenía un montón de “porqués” para seguir viviendo, sin importarle que me tiene a mí para seguir… ahora está mi sobrina…tiene nietos…

El problema que tenemos nosotros, cuando pasan estas cosas, no lo tengo con mi madre porque está en Renacer.

Yo tengo dos problemas, tengo, el problema que se murieron mis dos hermanos y también tengo el problema de mi papá, pues él tiene la excusa perfecta para estar tirado en una cama… total… a él se le murieron dos hijos.

A mí se me murieron dos hermanos y también tengo que cuidar de mi papá, así que yo dejé de ser hijo de un padre que perdió hijos y ahora yo soy el padre de mi padre, porque yo tengo que cuidarlo, vigilarle, que no haga ninguna macana.

Cuando se muere un hijo, la vida continúa… bueno, se me está complicando… gracias…

(aplausos)

Emilce: Soy Emilce hermana de María Fernanda de la provincia de San Juan, de Renacer San Juan, quiero hablarles un poquito de que es lo que siente un hermano cuando se va otro hermano.

Uno siente que su vida cambia, tienes dolor doble, se va tu hermano, tus papás están mal, no puedes llorar, a veces, porque tus papás están llorando, no sabes que hacer… sientes impotencia… rabia…

El lazo que hay con un hermano es inigualable; todos dicen que uno no está preparado para ver partir a los padres, pero tampoco para ver partir a un hermano que, supuestamente, es el que te va a acompañar durante mucho tiempo.

Entonces, lo que yo quiero decirles a ustedes, es que cuando ustedes estén mal, nos demuestren que están mal, así nosotros también podemos compartir ese dolor, porque muchas veces nosotros nos censuramos a nosotros mismos por hacerlos sufrir a ustedes, nosotros también sufrimos.

Entonces, nos encontramos con un doble dolor, el haber perdido, en cierta manera, a nuestros padres, porque nunca más van a ser los mismos, y haber perdido a nuestro hermano.

Yo he sufrido mucho, he pasado por momentos muy difíciles; mi hermana falleció cuando yo cursaba el primer año de mi carrera y me encontré en las mesas examinadoras sin poder rendir, no sabía que hacer porque estaba mi hermana fallecida y yo con un gran dolor, tenía que rendir exámenes y me decidí y fui con la foto de mi hermana a rendir examen y hoy estoy terminando mi carrera. (aplausos)

Lo que les pido es que hablen con nosotros, hay que hablar; los hermanos necesitamos hablar de nuestros hermanos; nuestros hermanos han estado con nosotros y son parte de nosotros, hoy y siempre, y yo a lo largo de mi duelo, hoy ya a casi tres años de que a mi hermana no la tengo, he aprendido no ha vivir sin ella, sino a vivir con ella de otra manera, la llevo a todas partes en mi corazón. (aplausos)

Beatriz: Yo soy Beatriz, la mamá de Milagros, la hermana de Norma y la tía de Magalí, les llamará la atención porque les digo esto, yo ante todo, soy mamá, pero también soy hermana; a Ramón lo he conocido en el Uruguay compartiendo también como hermana.

Yo transité los dos caminos del duelo, por un lado como mamá en Renacer, y por el otro lado como hermana en Renacer.

Hoy agradezco a Renacer por volverme a poner de pie porque yo, circunstancialmente, también tengo este dolor de hermana, que comparto hoy con todos los hermanos y hoy vivo homenajeando a Norma desde otro lugar; Norma está conmigo, diciéndome presente.

Lo que hice en este camino, es volver a reconstruir la familia, la familia que en un momento había perdido; mi hermana tiene dos hijos, pero esos hijos se habían apartado de la tía y hoy tengo esta dulce y hermosa alegría de compartir su nieto que me volvió a tender la vida, la vida que elegí, esta vida que todos decimos que se puede, pese a que muchos dijimos, en algún momento, que nos queríamos morir, pero siempre elegí la vida, reconstruí la familia de mi hermana y ahora, a través de este hermoso nieto, que tengo, con gran alegría, esto es lo que pude hacer en este camino como hermana de Norma gracias a Renacer. (aplausos)

De San Juan: Yo voy a hablar muy cortito y muy precisa porque me pongo… a lo largo de todas las reuniones, hemos escuchado que han llegado a Renacer a buscar, entre sus pares, ese bálsamo, esa ayuda, ese salvavidas… tengan en cuenta que nosotros hemos perdido a ese par que ustedes están buscando en Renacer… es un par de nosotros es uno más… si ustedes tienen un dolor inmenso, nosotros también… después de la muerte de mi hermano no volvimos nunca a ser los mismos, pero sacamos muchas cosas positivas, una de ellas es… al encontrarnos… o despedirnos… podemos darnos… darnos… un beso… y saber que estamos el uno con el otro… Nada más… ah, una cosita más, tenemos un reclamo, queremos pertenecer al grupo; San Juan no tiene grupo de hermanos, queremos nosotros, participar de este grupo, así es que piénsenlo. (aplausos)

Ramón: Vemos las caras como están ustedes y como estamos nosotros; no es nuestra intención que ustedes estén así en este momento, pero es lo que a nosotros nos pasa, acá no hay nada raro, ustedes ven que nosotros decimos por lo que hemos realmente pasado, esto es lo que le pasa a cada uno de los hermanos que han hablado.

No es un reclamo, es lo que nos pasa, es lo que nos pasa todos los días, es lo que nos pasa los trescientos sesenta y cinco días del año, es decir, es ver como nosotros hemos perdido a nuestro hermano o hermana, a la compañera de juegos, a la compañera de cuarto, porque cuando yo nací Beatriz ya estaba, cuando yo di mis primeros pasos la persona que estaba para que yo no me cayera era Beatriz, la primera pelea en la escuela cuando venía mal la cosa, la primera que me salía a defender era Beatriz, entonces, Beatriz existió, es nuestra hermana, como los hermanos de Gustavo, como los hermanos de ella, como los hermanos de todos los que están acá, y como todos los hijos que han partido.

Estamos todos en la misma, acá no se salva uno, acá estamos todos en la misma, o nos salvamos todos en la familia o no se salva nadie.

Esto es lo que nosotros queremos, que piensen, que recapaciten, que si ven que sus hijos están mal, si ven que hay problemas, si era un excelente estudiante, si hay algo, hablarles, tratar como padres tratar de llegarles, de buscar, porque nosotros nunca les vamos a ir a decir lo que nos pasa, porque nosotros los vemos como están, porque ustedes no se pueden ver, pero nosotros sí los vemos, nosotros sabemos como se levantan, nosotros sabemos como se acuestan, nosotros sabemos si comen o si no comen.

En el caso mío, que yo tengo a mis padres a veinte kilómetros de mi casa, suena mi teléfono y yo no sé si me están llamando de la empresa, yo no sé si me está llamando mi hija desde mi casa, o si me está llamando mi madre o mi padre, porque cualquiera de los dos hizo cualquier desastre.

Ustedes fíjense, esto es sencillo, esto es bien sencillo, nosotros no les estamos pasando factura, como decimos nosotros en el Uruguay, nosotros lo que queremos es tratar de lograr un ámbito, algo a donde podamos llegar a volver a formar esa familia que teníamos antes que nuestros hermanos partieran.

Somos concientes de que no va a ser al misma familia, porque no va ser la misma familia, a revés, va a ser mejor familia de la que teníamos, porque nuestro amor es incondicional hacia nuestros hermanos, entonces, va a ser una familia más fuerte, va a ser una familia más unida, va a ser una familia a donde nos podemos apoyar el uno en el otro, va a ser una familia a donde yo pueda ir y decirle a mi madre, hoy te vengo a visitar y hoy vengo con una ganas terribles de decirte que te quiero, que te amo, que te necesito para seguir viviendo… (aplausos)

¿Por qué digo esto? porque la vida sigue, la vida no se queda detenida en el momento que partieron nuestros hermanos, entonces, como familia, que es lo que tenemos que tratar de rescatar con las armas que nos da Renacer, es tratar de ser cada día mejores, por nuestros hermanos, por nuestros padres, por nosotros mismos, tenemos que tratar de vivir con la cabeza bien levantadita y con mucha dignidad por nuestros hermanos. Gracias. (aplausos)

Ahora tenemos una hermana más, que va a dar su testimonio y si no va a hablar ninguno más de los hermanitos… ¿a ver? sí, tenemos dos hermanitos más y después que nos hagan algunas preguntas como para poder contestar.

María Eugenia: Me llamo María Eugenia, soy de Tucumán y perdí a dos hermanos cuando tenía 10 años, para mí fue una gran pérdida porque mi hermana era mi hermana mayor con la que compartía mi pieza, que me enseñaba a ser una chica seria y mi hermano varón, mayor que yo, y con él hacíamos todas la travesuras.

Cuando fallecieron mis hermanos mi mamá se enteró de Renacer y ella empezó a ir al grupo y yo estaba feliz porque en ese mes que no fue al grupo, entre el accidente y que empezó a ir, yo la veía muy deprimida, hasta que empezó a ir a Renacer yo notaba un gran cambio en ella, yo no participaba en ninguna reunión, ningún vínculo, ningún asado, hasta un año nuevo en el cual conocí a todos los padres y conocí a muchos chicos de mi edad que estaban viviendo lo mismo.

Nosotros no tenemos en Tucumán grupo Renacer de hermanos, pero al ver que había otros chicos de mi misma edad, un poco más grandes o un poco más chicos, uno se sentía mejor porque yo decía no soy la única que estoy viviendo esto, y así, después de ocho años, empecé a darme cuenta de que todos estos chicos de Renacer, todos mis amigos, los hijos de los otros miembros del grupo, se convirtieron en mis hermanos pequeños y en mis hermanos mayores.

Yo solamente quiero decirles que quiero mucho a toda la gente de Renacer y a todos mis hermanos y le quiero agradecer a mi mamá que luego de que ella perdió a dos hijos, me dejó continuar con mi vida, porque ella no se encerró en que “tú eres la única hija que me queda”, “te necesito”, “no quiero que te vayas”, ella me dejó ir, de intercambio, un año a Estado Unidos, donde ella no supo nada de mí por casi un año y hoy quiero agradecerle que haya sido tan fuerte de aguantarse todo eso. (aplausos)

Quiero decirles a todos que cuando muere un hijo, no tienen que parar sus vidas ni tienen que poner una pared o un muro y no dejar que los otros hijos hagan nada, porque tengan miedo de que les pase algo y perder otro hijo.

Yo diría que todos los padres sean más abiertos en ese tema de no impedirles a los hijos, de no pensar sólo en “yo fui el que perdí un hijo”, tienen que pensar que nosotros perdimos un hermano y perdimos a través de eso, muchas libertades y también tienen que ponerse a pensar que, aunque ustedes no lo vean, nos duele mucho que siempre nos digan “tu hermano hacía esto o aquello”… que se den cuenta que todos somos diferentes, de que no vamos a cometer ni nos van a pasar las mismas cosas y eso es lo que quería decir. Muchas gracias. (aplausos)

Federico: Nosotros somos Federico y Sofía y hace seis años perdimos una hermana, ella mucho tiempo no estuvo, pero yo estuve durante seis años y durante esos seis años comprendí que estar con un hermano es lo que hay que valorar, porque a un hermano se lo quiere mucho y por más que no esté ahora lo tenemos en el corazón porque lo queremos mucho. (aplausos)

Julián: Soy Julián de Santa Fe de un grupo Renacer de hermanos; no tengo mucho que decir, pero quiero agradecer a Renacer porque ayudaron mucho a mis viejos, soy hermano de Damián, que hace tres años partió y hasta que empezaron en Renacer también mis viejos, era una guerra en mi casa, como que nos mirábamos y nos matábamos, quiero agradecer. (aplausos)

Nicolás: Soy de Tucumán, perdí a mi hermana hace ocho años y la verdad es que ella tenía seis meses cuando partió, mucho tiempo no pudimos compartir, pero creo que con dos días bastan para saber que a tu hermana no la ves más.

Fue muy difícil porque era muy chica, extrañar tantas cosas… el momento que por ahí entre las hermanas y mamá bañándola y planear cosas que de un día para el otro se acaban, se te acaban todos los planes, es difícil aceptarlo, pero gracias a Dios tengo una familia enorme y muy linda que logró superarlo.

En Tucumán no hay grupo de hermanos pero hablar con mi mamá después que vuelve de las reuniones me ayudó bastante, siempre me guía por el camino del bien y me acompaña en todo momento.

También como dijo Agustina, creo que los padres no se tienen que quedar en que, por miedo a algo, no dejen vivir bastantes cosas a su único hijo, creo que tienen que dejar que el hermano que perdieron lo va a acompañar y cuidar que nada le pase y que va a estar bien lo que hagan.

Creo que eso es lo que tienen que pensar antes de decir que no a algo, que es necesario vivir la niñez, la adolescencia y un montón de etapas de la vida, creo que siempre van a estar acompañándonos a nuestro lado, aunque no esté con nosotros ahora, va a estar en el corazón, a nuestro lado guiándonos siempre, eso siempre lo pensé y lo voy a seguir pensando. Muchas gracias. (aplausos)

Matías: Buenas tardes a todos, soy Matías de Paraná, hermano de Julián.

Quiero agradecerle a todo el grupo Renacer, a todos los padres que ayudaron a los míos a superarse o están ayudándolos a superarse de tan lamentable pérdida y realmente le agradezco a mis padres por la fortaleza que tienen en querer estar bien por ellos mismos por el hijo que partió. Gracias (aplausos)

Gustavo: Yo quisiera decir una cosita más que hoy me quedó.

Nosotros comprendemos el dolor de los padres, lo imaginamos, es un dolor terrible, pero no hay un medidor del dolor para ver quien sufre más o quien sufre menos, como ustedes sufren la pérdida de un hijo al máximo, nosotros sufrimos la pérdida de nuestro hermano al máximo también, entonces, no queremos que caigan todas las responsabilidades en nosotros porque nosotros tenemos dos problemas, la pérdida de nuestro hermano y cuidar de nuestros padres y hay algunos padres que la hacen fácil, quedan tirados y dicen “a mí se me murió un hijo”, entonces, nosotros tenemos que tomar el rol de padres, de nuestros propios padres, entonces, ésta es la conclusión que más o menos quería decir. (aplausos)

Como conclusión final lo que nosotros queremos decir es que nosotros hemos perdido nuestros hermanos y son los únicos que les quedan a nuestro padres, ustedes, o esa que por nosotros estén bien y adelante. (aplausos)

Aldo: Vamos a hacer lo siguiente: todo el que quiera hacer una pregunta que levante la mano y nosotros le vamos a ir acercando el micrófono y tienen que hacer preguntas breves y concretas a cualquiera de los panelistas.

Pregunta: No es una pregunta. Quiero decirle a los hermanos que todo lo que han dicho ustedes se lo agradezco, en nombre de todos los padres, especialmente en lo que me pasa a mí, yo en siete años que perdí a Sebastián descuidé a mi hija. Yo de acá me voy lista para abrirme totalmente a mi hija y seguir adelante. Muchas gracias.

Pregunta: Yo soy Jorge de San Justo, mi hija falleció hace 28 años y no existía Renacer, por supuesto y el tratamiento que recibió de sus papás mi otra hija, fue un retraimiento de nuestra parte, cosa que todavía hoy nos sigue reprochando a su mamá y a mí, a pesar de tener cuarenta años, estar casada y nos dio nietos.

Yo quiero preguntarle a los mayores, ustedes están más cerca mío, yo tengo setenta y dos años ¿qué puedo hacer para que ese reproche se calme? y explicarle a nuestra hija que fue un momento en que nosotros no le rendimos a ella todo lo que se merecía por la falta de la otra hija menor, que no fue voluntario, sino que fue propio del momento y de los hechos.

En aquella época, por una cuestión generacional, los papás, hablo de los hombres, teníamos mucho menos relación con nuestras hijas, se lo dejábamos todo un poco a las mamás, por una cuestión de femineidad, así que yo tengo un escudo aparente, que me puede servir para escudarme, pero mi señora, Marta, la mamá que está acá al lado mío, ella no tiene ninguna respuesta para su hija para poder explicarle que no fue su voluntad dejarla a un lado, sino que hubo un árbol que le tapó el bosque.

No sé si alguno de ustedes, de los papás mayores, sobre todo, tiene alguna respuesta para darme para hacerle llegar a mi hija, y decirle que ya su reproche, si bien no carece de validez, tiene mucho menos importancia en este momento.

Muchas gracias igual, por lo que me digan.

Ramón: Bueno, lo que yo te puedo decir es que, sí, está enojada, está muy enojada sí.

Está enojada porque ella vivió una situación mal, está enojada, tiene bronca, como yo la tenía con mi padre, es así, no vamos a mentir, yo con mis padres tenía bronca, porque yo veía que yo hacía todo y que ellos en el momento que estaban no me daban nada, te lo quiero explicar de esa manera.

Bueno, yo creo que lo que tendrías que hacer, que tú dices que tienes un bosque, bueno, tienes que empezar a sacar las ramas, cortá las ramas y va aparecer la claridad y la vas a poder ver.

Después de eso lo que tienen que abrir los dos, los dos, es abrir el corazón y decirle, mirá me equivoqué, acepto mi responsabilidad, me equivoqué, te pido perdón.

Llegado el momento te va a entender, no lo hiciste por maldad, nadie hace esto por maldad, son situaciones de la vida, la vida nos pone en este camino, que no es sencillo y que nadie tiene las soluciones, porque yo no tengo la solución, ninguno de los que están acá tenemos soluciones.

Nosotros ¿qué hacemos?

Hablamos con el corazón, abrimos nuestro corazón, decimos lo que pensamos yo creo que lo que ustedes tienen que hacer es eso, decirle… ¿tienes nietos?

Jorge: sí, dos nietos

Ramón: Y bueno, dos nietos, y bueno, mirá hacé un asado el domingo y la invitas a que venga a comer con los nietos y en esa reunión le dices, estando los nietos presentes, que sepan que los abuelos no hicieron eso por mal, sino porque no sabían y otra cosa yo no te puedo decir.

Abrí tu corazón y sé sincero; el perdón va a venir solo. (aplausos)

Pregunta: Hola chicos, yo soy una mamá de Paraguay yo más que pregunta quisiera comprometerlos porque allá los jóvenes, nuestros hijos, los hermanos que quedan, no tienen un grupo Renacer, entonces, quiero preguntarles ¿están ustedes en condiciones de comunicarse con nuestros hijos en Paraguay?

Ramón: Claro, sí.

Hay cosas lógicas, lo que pasa es que es medio difícil lo que nos planteas, te explico porqué, acá por lo que ves, la diferencia de edades es amplia, en mi caso, yo la única manera que podría comunicarme con los chicos de Paraguay es que fuera a Paraguay, ¿sabes por qué? en mi caso soy de la vieja guardia, a la computadora la sé apagar y la sé prender, entonces, las que me manejan la computadora son mis hijas.

Creo que hay que plantearlo a los hermanos y creo que vamos a poder ir a Paraguay, me imagino que Paraguay puede hacer un encuentro y vamos a llegar, no sabemos como, pero vamos a ir. (aplausos)

Pregunta: Yo les quiero preguntar, porque hace siete meses que un hijo mío se quitó la vida, me quedó otro que vive en Usuaia, tiene veintisiete años y yo viajo a verlo, quiero sacar el tema pero no me lo permite, o sea, el día que le dije que su hermano se quitó la vida, mi hijo me dijo, mamá tengo una bronca muy grande contra él, no me hables del tema.

Entonces ¿quisiera saber cómo puedo llegar a él? para poder hablar con él sobre el tema. Y más que todo para como que él pueda sacar afuera.

Él está en Río Grande está muy abocado a su profesión y no desahoga ese dolor, que quizá yo, tal vez, lo pueda expresar porque pertenezco al grupo Renacer y hablo mucho sobre el tema y también espiritualmente trato de hacer muchas cosas para poder enriquecerme interiormente, pero ¿cómo poder ayudar a mi hijo?

Respuesta: Es difícil porque no todos los hermanos somos iguales, en mi caso tengo otra hermana que tampoco habla de mi hermano que ha partido, entonces, hay ocasiones que cada uno de nosotros los hermanos, tenemos nuestra forma de vivir ese duelo, yo creo que hace falta tiempo, a algunos hermanos nos hace falta más tiempo, unos somos más expresivos que otros, otros nos comunicamos más fácilmente, a todos nos duele por igual, pero yo creo que hay que dejarlo que el tiempo haga que él haga su duelo y en ese momento te va a decir mamá hoy hablamos de mi hermano. (aplausos)

Pregunta: Hace seis años que perdí a uno de mis hijos y mi hijo mayor se alejó de nosotros, vivió en casa hasta que hace poquito, la semana pasada, se mudó, pero se mudó sin hablarnos casi, es como que se encerró en sí mismo y también escapó, es como que nosotros dejamos de ser sus padres, pero nosotros no entendemos el porqué, pues nosotros seguimos brindándonos a ellos.

Me gustaría si alguno de ustedes me pudiera dar su experiencia porque yo también soy mamá y soy hermana, yo perdí dos hermanas y me acerqué más que nunca a mis padres, siempre estuve cercana, pero me duele mucho, nos duele mucho con mi esposo, que no podamos hablar sobre ningún tema con mi hijo. Gracias.

Beatriz: Le voy a tratar de responder, mi hermana tiene dos hijos, cuando perdió uno, su otro hijo quiso “recuperar”, entre comillas, la familia que había perdido y se acercó a formar una pareja, su hogar se había destruido porque no tenía a mi hermana que era su mamá.

Él quiso reparar su hogar en otra familia y se fue. Y pasó mucho para poder hacerle entender que esa era otra familia que él estaba formando, porque él formaba una nueva familia y no podía dejar la familia que él tenía que, realmente, era su mamá.

Entonces se fue alejando y por eso dije que tuve que volver a reconstruir la familia, que también se había alejado de mí.

Pregunta: Yo quiero decirles a los hermanos lo siguiente: nosotros en San Justo, el último jueves de cada mes, hacemos una reunión abierta donde participan hermanos amigos, y todas aquellas personas que siendo o no de Renacer, pueden participar.

El reclamo que hacen ustedes están en todo su derecho, yo tengo una hija de 27 años que está bastante cerrada también, pero está la otra cosa, visto el tema desde otro lado, ustedes como hermanos van a superarlo quizá en dos años o tres años, pero nosotros como padres, nosotros como papá o mamá, seguramente, la muerte de ese hijo la vamos a llevar hasta la muerte. No lo tomen a mal, gracias.

Emilce: Yo te pregunto a vos ¿cómo sabes que nosotros vamos a superar la muerte de nuestros hermanos? (aplausos)

Ramón: En mi caso, planifiqué una vida junto a mis hermanos, junto a Beatriz y a Marcelo, a mi me puede volver a pasar, que yo pierda a mi hermano y el tiempo me va a hacer que yo pierda a mi madre y a mi padre, yo tengo 44 años, eso me puede pasar mañana o me puede pasar pasado mañana yo puedo llegar a los 48 años, sin madre, padre y sin hermano y yo voy a quedar solo en el mundo, ¿que te parece?

Aldo: No vamos a dialogar. Por favor vamos a hacer preguntas y respuestas, por favor. A veces las respuestas no son las que nosotros esperamos, pero en definitiva son las respuestas.

Pedro: Perdón que me voy a meter yo, creo que no podemos entrar en la competencia de quien sufre más. (aplausos)

Lo triste de esto es que los hermanos están mal y los papás están mal, lo que estamos advirtiendo acá es que Renacer es un mensaje de esperanza para todos, así que no midamos ni comparemos, lo hacemos sin querer, pero todos sufrimos y todos tenemos la posibilidad de ser felices nuevamente.

Aldo: Hagamos lo que siempre Gustavo y Alicia nos advierte, tratando de encontrar en el otro lo mejor que el otro tiene y tratar de dar cada uno de nosotros lo mejor que nosotros tenemos.

Los chicos están dando su testimonio desde su lugar y debemos de respetar esa manera de pensar, pero fundamentalmente lo que quiero aclarar es lo que dijo Ramón anteriormente, jamás hicieron un reclamo, nos están diciendo como ellos se sienten.

Vamos a seguir con preguntas cortitas porque ya se nos está terminando el tiempo y también con respuestas cortitas, que sean preguntas, sólo preguntas, simplemente, no intervenciones testimoniales.

Bueno, si no hay más preguntas, vamos a pasar a la charla de Alicia y Gustavo.

Ramón: Por último, lo único que nosotros pretendimos es haber hecho una reunión de amor, nada más.

* * * * *

Nota: Hay algunas intervenciones imposibles de captar y fragmentos que han sido imposibles de desgrabar, aun escuchando varias versiones grabadas, por lo cual se pide comprensión por la falta de algún fragmento o alguna intervención.

27 de setiembre de 2008


Gentileza de Enrique Conde - Renacer Congreso - Montevideo - Uruguay

jueves, 18 de marzo de 2010

Paulo Coelho

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida.
Si insiste en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierde la
alegría y el sentido del resto.
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos. Como quiera
llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que
se van clausurando.
¿Terminó con su trabajo? ¿Se acabó la relación? ¿Ya no vive más en
esa casa? ¿Debe irse de viaje? ¿La amistad se acabó?
Puede pasarse mucho tiempo de su presente "revolcándose" en los porqués, en
devolver el casette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus
hijos, sus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos,
a pasar la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir
adelante. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera
preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que
desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni
empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere
estar vinculado a nosotros.
No. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso a veces es tan
importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles
por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse.
En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder
y a ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo
que tenemos en el presente. El pasado ya pasó. No esperen que le devuelvan,
no espere que le reconozcan, no espere que alguna vez se den cuenta de quién
es usted. Suelte el resentimiento, el prender "su televisor personal" para
darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente,
envenenarlo, amargarlo.
La vida está para adelante, nunca para atrás. Porque si usted anda por la
vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrá desprenderse ni
vivir lo de hoy con satisfacción. Noviazgos o amistades que no clausuran,
posibilidades de "regresar" (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras
que no se dijeron, silencios que lo invadieron.
¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo!, si no, déjelo ir, cierre
capítulos.
Dígase a usted mismo que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni soberbia,
sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa
habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio. Usted ya no es el
mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto,
no hay nada a que volver.
Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo. Ni usted será el mismo,
ni el entorno al que regresa será igual, porque en la vida nada se queda
quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por usted mismo desprender
lo que ya no está en su vida. Recuerde que nada ni nadie es indispensable.
Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque:
cuando usted vino a este mundo 'llegó' sin ese adhesivo, por lo tanto es
"costumbre" vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin
él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir. Es un proceso
de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr porque, le repito,
nada ni nadie nos es indispensable.
Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierre, clausure, limpie, tire,
oxigene, despréndase, sacuda, suelte. Hay tantas palabras para significar
salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente
a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!

Paulo Coelho.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Aniversario del Grupo Monte Grande

Madres, padres y hermanos del Grupo Monte Grande invitan al encuentro en conmemoración del 15° Aniversario de vida del grupo.

El mismo se realizará los días 5 y 6 de junio en el predio del Sindicato Smata en la localidad de Kloosterman.

Proximamente habrá más detalles del encuentro.

Grupo Renacer en el programa "Mañaneras por la tarde"

Nélida y Ricardo del Grupo Renacer en el programa de televisión “Mañaneras por la tarde” que se emitió por America 2 el día 17 de marzo de 2010


sábado, 13 de marzo de 2010

Gustavo en el 20ª Aniversario de Renacer

Cuando nosotros empezamos a trabajar lo primero y fundamental para nosotros fueron los mensajes de Elisabeth Kübler-Ross a quien le debemos también agradecer y tener un reconocimiento.

Elisabeth Kübler-Ross nos respondió muchas preguntas personales acerca de la manera en que los hijos parten, con ella hasta allí pudimos andar, hasta que apareció en nuestras vidas la obra de Víctor Frankl que nos dio el sustento filosófico antropológico necesario para fundamentar la tarea de Renacer, sobre todo para que Renacer pudiera reproducirse en otros lugares sin la presencia nuestra, porque si nuestra presencia hubiese sido requerida para formar un grupo, eventualmente, esto hubiera sido la obra de un par de iluminados, cosa que no es así, porque vuelvo a repetir, todos ustedes tomaron el mensaje, les gustó y lo adoptaron, y por eso es que existe hoy Renacer en tantos lugares.

Frankl nos hizo ver el sufrimiento de manera distinta, nos hizo ver el sufrimiento como catalizador de un crecimiento interior, nos dijo Frankl: “el hombre que se levanta por encima de su dolor, para ayudar a un hermano que sufre, trasciende como ser humano”, es decir, el hombre que aun sufriendo prioriza la presencia del otro, se humaniza, por eso pudimos decir un día, cuando quizás nadie nos entendió, pues poca gente nos entendía, que Renacer es un imperativo ético, porque el resultado final para aquellos valientes que se animaban a dar el salto de la trascendencia, era la transformación interior, era el acceso a la verdadera humanidad del hombre.

Dijimos luego que Renacer era una revolución cultural, y cultura significa la capacidad del hombre para hacer las cosas distintas a como son.

Aquí parémonos un segundo y analicemos esta frase, “la capacidad humana para hacer las cosas distintas a como son”, si podemos hacer las cosas distintas a como son, también podemos hacerlas mejor, no es obligatorio que las hagamos peor, entonces, si nosotros podemos hacer las cosas distintas a como son y elegimos, en el proceso, hacerlas mejor, estamos dando un salto que nos lleva a la categoría de lo moral, de la tarea moral del hombre, porque, entonces, al elegir tenemos que optar entre lo mejor y lo peor.

No es como muchos papás nos decían, claro “antes era mejor, ahora todo es peor” y se movían en la categoría “del antes” y “el después” y en esas categorías, desde ese punto de vista, si nosotros analizamos la muerte de un hijo, bajo los conceptos de antes y después, no tienen salida, porque siempre antes fue mejor.

Pero si nosotros podemos movernos en la categoría de lo mejor y lo peor, estamos dando un salto cualitativo, que nos lleva a trabajar en el ámbito de lo moral y ser moral es, en el fondo, dar al otro el doble de lo que uno espera de ellos.

Esto está en relación con algo que habíamos dicho hace muchos años, cuando decíamos ¿qué es aquello que es absolutamente imprescindible para la existencia de Renacer? ¿qué es aquello sin lo cual la ayuda mutua no puede existir?

Es la presencia del otro, porque ¿qué clase de ayuda mutua es si yo voy a una reunión del grupo y estoy solo? Entonces, yo no tengo que cuidarme a mí, yo tengo que cuidar más al otro, tengo que preocuparme de ayudar al otro, para que el otro vuelva, porque sin el otro yo no soy nadie.

Y eso nos costó también, porque al principio la gente estaba muy apegada a sus propios sentimientos, a sus propias emociones, lo único que interesaba era “que yo estoy mal”, “yo extraño a mi hijo”, “yo quiero a mi hijo y a míf no me importa el otro”, era lo que decían, pero, sin embargo, no había salida sin el otro.

Entonces, en el ámbito de lo moral nos movíamos hacia la valoración del otro, allí definitivamente, sabíamos, con algunos de los elementos que teníamos que trabajar y también sabíamos con que no trabajar.

Todos los modelos psicológicos sacando la logoterapia, se basan en la categoría “del antes” y “el después”.

Si usted va a un psicólogo y le dicen: “yo me siento mal”, le dicen: “a bueno, veamos ¿que le pasó antes?” Entonces, si hoy estoy mal es porque antes me pasó algo malo, si embargo, nosotros en Renacer, venimos a decir que la dimensión espiritual del hombre es aquella que nos permite trasformar esta tragedia en un triunfo, en un triunfo del espíritu humano, en un triunfo humano, entonces es un mensaje totalmente contradictorio al mensaje de todas las ciencias de la psiquis.

Eso también era una novedad y también era difícil, porque nosotros decíamos: no es necesario prestar atención a los sentimientos y a las emociones, son todas negativas, ya lo sabemos, no tengo que perder tiempo preocupándome de como me siento, tengo que utilizar toda mi energía para que el hermano que está sentado frente mío se sienta mejor, en el fondo, era el viejo dicho que también lo dijimos hace muchos años: “aquel que lleva la luz a los demás no puede separarla de sí mismo”.

Y decimos también “no soy el otro, pero no puedo ser sin el otro”.

Todas estas cosas nos iban llevando por un camino que iba muy lejos de la psicología, iba muy lejos del dolor, pero un camino que les decíamos aprovechemos esta oportunidad, porque nunca podemos volver a ser la misma persona después de perder un hijo.

Y analicemos esto, tengamos 30 años, tengamos 40 años, tengamos 50 años, tengamos la edad que tengamos, se nos presenta una nueva oportunidad en la vida, vamos a ser una nueva persona, la persona que éramos antes ya no somos, haya sido buena, haya sido mala, haya sido perfecta, haya sido como haya sido, ya no somos más, somos una persona en blanco, pero tenemos la posibilidad de elegir lo que queremos ser y eso no solamente es un desafío, sino que es una aventura, como Renacer fue una aventura.

Entonces, asumamos el desafío y la aventura de ser una nueva persona y elijamos en ese camino entre lo mejor y lo peor, porque podemos decidir, podemos elegir, no somos bebés recién nacidos, comenzamos una nueva vida pero ya con experiencia, ya podemos decir que es el bien, ya podemos decir que es el mal, ya podemos decir que es lo que queremos ser, entonces, a través de esa transformación interior, como dijo Moñi, y como dicen todos ustedes, la muerte de un hijo no va a ser en vano, esos hijos van a ser estrellas fugaces que llegaron a nuestras vidas, nos tocaron, se fueron pero nos transformaron, nos tocaron para cambiarnos, son pocas las veces en que la vida nos da segundas oportunidades.

La vida nos da segundas oportunidades cuando estamos cerca de la muerte y nos salvamos, pero también nos la da cuando perdemos un hijo y decidimos vivir, pues como tan bien lo dijo Aldo una vez, si yo me muero con mi hijo, el mensaje que le estoy dando a la vida, es que mi hijo va a terminar siendo mi verdugo y ese es un mensaje que nadie quiere dar.

Trabajo de transcripción realizado por Enrique Conde – Renacer Congreso – Montevideo – Uruguay

viernes, 5 de marzo de 2010

Cuál es el verdadero milagro?

Hoy lo único que me queda claro es que la vida no es lo que yo quisiera que fuera. La verdad es que dista mucho de ser lo que soñé para Febrero. Yo, con todos mis planes hechos, la cuna diseñada, el cuarto terminado… aprendí de una manera terrible, que lo que pensamos que es un hecho es en cambio, cuando sucede, un milagro.
A veces las enseñanzas en la vida vienen disfrazadas de desgracias… y si… y que vamos a hacer? No hay nadie a quien reclamarle esta vida que nos tocó ni esta desgracia que se presentó. Capaz podemos encontrar un culpable físico y desquitarnos con el. Y bueno… te digo, está bien, hacelo si justifica.
Pero lo que no hay que dejar de ver, es que detrás del dolor esta enseñanza nos deja algo. Lo importante es que no la “camuflemos” con el devenir diario y las cosas cotidianas, sino que aprehendamos (asimilemos realmente algo) para que eso nos transforme.
Pensar que todo tiene un sentido por más dolor que conlleve, nos exige analizar, elaborar, develar (quitar el velo) lo que se nos presenta de imprevisto. Y en este “trabajo” que se nos impone, está la riqueza de encontrar el sentido.
Creo que cada uno de nosotros puede ser un maestro de vida. Ni yo estoy diciendo cosas nuevas, ni en Argentina se descubrió que existían padres dolientes ni Victor Frankl fue el que encontró en la adversidad el sentido de la vida. La diferencia entre todos nosotros es como vivenciamos esto y la posibilidad que tenemos de darlo a conocer. De hecho, todos nosotros, los que seguimos leyendo este blog, y yo que escribo, lo hacemos porque nos deja algo!!
De repente, empezamos a valorar este “milagro” llamado vida, que como lo vivíamos como algo obvio, no lo pensábamos como algo increíble. Y es increíble… de la manera que sea, como podamos, con la adversidad que nos toque… SEGUIMOS VIVOS.
Y ahí es donde el milagro se hace presente… cuando miramos la naturaleza, a nuestros hijos, nietos, cuando nos emocionamos, cuando nos sentimos identificados y hasta cuando sufrimos… ahí volvemos a sentir que este milagro de la vida es seguir viviendo.

Por Paola y Santiago

Del blog “Seguir viviendo sin vos”

A Pesar de Todo

SONRIO
Auque la vida me golpee…
Aunque no todos los amaneceres sean hermosos…
Auque se me cierren las puertas…
Sonrío.

SUEÑO
Porque soñar no cuesta nada y alivia mi pensamiento…
Porque quizás mi sueño pueda cumplirse…
Porque soñar me hace feliz.

LLORO
Porque llorar purifica mi alma y alivia mi corazón…
Porque mi angustia decrece, aunque solo sea un poco…
Porque cada lágrima es un propósito de mejorar mi existencia.

AMO
Porque amar es vivir…
Porque si amo, quizás reciba amor…
Porque prefiero amar y sufrir, que sufrir por no haber amado nunca…

COMPARTO
Porque al compartir crezco…
Porque mis penas compartidas, disminuyen…
Porque mis alegrías se duplican.

¡Sonrío, sueño, lloro, comparto, vivo! …
Pienso en todos mis amigos.

Cada día doy gracias a Dios porque puedo hacer estas cosas.
Doy gracias a Dios porque me da la oportunidad de vivir un día
más.
Doy gracias a Dios por permitirme compartir contigo este mensaje.

"Que tus momentos sean de paz y todos los días sean
grandiosos"


July Castro

martes, 2 de marzo de 2010

¡Si a vos te pasa algo, yo muero!

Cuantas veces expresamos eso cuando nuestros hijos o seres muy queridos nos preguntaban o nos decian que haríamos si a ellos les tocaba o les llegaba la hora de partir de este mundo antes que a nosotros.

Y ese hecho se produjo, y hoy seguimos vivo, con un gran dolor por la ausencia, luchando por sobrevivir en este mundo al que aun no le podemos encontrar una explicación que nos parezca lógica a ciertas circunstancias que debemos afrontar y no las podemos comprender.
.
¿Tal vez sea, que también tengamos que morir para poder seguir viviendo?
¿Que pregunta contradictoria no?
Morir, para seguir viviendo.
Claro es que a la muerte que me refiero no es la muerte del cuerpo; sino la muerte mística, es decir la muerte psicológica de los yoes y los egos, vicios que innegablemente nos conducen a la ira, el rencor, la rabia, etc.

Muerte que hace renacer en nosotros el amor, porque el ego no conoce de amor.

Sólo en el amor encontraremos la libertad, la paz, la esperanza y la Fé y sobre todo sólo en el amor encontraremos a ese ser querido que tanto amamos

Porque el amor es vida, y vivir plenamente cada momento de nuestra existencia es el mejor homenaje que podemos hacerles a nuestros hijos, tanto a los que ya no están como a los que siguen a nuestro lado.

Por eso, hoy digo: ¡Hijo, estoy muriendo!

Pedro
Renacer - Rosario

lunes, 1 de marzo de 2010

LOS GRUPOS NO PUEDEN IMPONER VALORES A LOS PADRES

Fragmento de la charla de Alicia y Gustavo Berti en el Encuentro de Huerta Grande – Octubre 2003. Aporte de Renacer Congreso – Montevideo – Uruguay.


“En 1995 dimos una charla en San Pedro, Provincia de Buenos Aires, cuando terminamos la charla, un señor se acerca a nosotros y nos dice: “ustedes no han nombrado a Jesús en su charla, ustedes tienen que trabajar por Jesús y tienen que trabajar para Jesús” y nosotros le dijimos: no.
Ese hombre era un sacerdote y se llamaba Mateo Bautista, ustedes lo conocerán; nosotros dijimos no, porque los grupos son ecuménicos -universales, abiertos-, nosotros no somos religiosos y no nos corresponde a nosotros llevar la voz de la religión, la voz de la religión la lleva usted, nosotros llevamos la voz de los padres
Y allí vino un conflicto.
Nosotros venimos diciendo desde hace mucho tiempo que los grupos no pueden imponer valores a los padres, pero ustedes hoy nos escucharon hablar de un valor fundamental para nosotros que es la RESPONSABILIDAD, la responsabilidad por nuestra propia vida.
Entonces ustedes podrán decirnos, ¿cómo? ustedes nos dicen que los grupos no imponen valores, pero ustedes hablan de la responsabilidad en un tono tan enérgico que hasta parece impositivo.


Veamos, la responsabilidad tiene una característica, es un valor neutro porque todos los hombres somos responsables por nuestros actos, por lo que hacemos, pero después cada uno tiene que elegir ante quien es responsable, si es responsable ante Jesús, si es responsable ante Mahoma, si es responsable ante Buda, si es responsable ante su hijo, si es responsable ante la sociedad o si es responsable ante sí mismo, pero Renacer jamás le va a decir a un papá ante quien tienen que ser responsable; hasta ahí llega, jamás hemos impuesto un valor.
Desde el primer día hemos respetado y fomentado la libertad de cada una de las personas que forman parte de Renacer y jamás hemos impuesto un valor.
Mateo Bautista nos pidió que impongamos un valor a los padres, que impusiéramos a Jesús como valor; nosotros no rechazamos a Jesús, pero no podemos imponerlo como valor, porque podría haber venido un budista y decirnos bueno, nosotros queremos que pongan a Buda como valor y la respuesta hubiese sido la misma, como si hubiese venido un mahometano y nos hubiese pedido que pusiéramos a Mahoma como valor, nuestra respuesta hubiera sido la misma, no; nosotros acompañamos a los papás hasta su responsabilidad, ante quien sea el papá responsable es de cada uno, en absoluta libertad.
Ustedes saben que Renacer ha sido siempre así, ¿no es cierto?
Todos: Sí.
Todos ustedes lo han experimentado sin embargo han venido las críticas. (Yo escuché decir en Tacuarembó por Radio Zorrilla de San Martín, al Sr. cura Mateo Bautista que éramos “espiritistas” -nota de quien transcribe esta versión grabada- ).
Durante mucho tiempo los papás nos preguntaban ¿qué pasa con Mateo Bautista? y nosotros no teníamos una respuesta concreta para darles y entonces les decíamos, bueno, cada uno de ustedes saque su propia conclusión.
La lucha vino porque nosotros nos resistimos a imponer valores a las personas en los grupos y este hombre quería que nosotros le impusiéramos un valor.
Al mismo tiempo que sucedía esto, se desprendió de Renacer el grupo de Mar del Plata, porque Mar del Plata nos pedía a nosotros que en todos los grupos se enseñara, se dieran clases de Logoterapia, y nosotros les dijimos: no, porque hacer eso sería imponer un valor, por un lado y por otro lado, ustedes escucharon hoy a Moñi, que cuando ella le dio gracias a Frankl, Frankl le dijo: “no; gracias a ustedes, porque ustedes son la Logoterapia”.
Si ustedes leen los libros de Frankl, él dice que la Logoterapia no es nada más que el leguaje del hombre común y corriente que lucha por encontrar sentido a su existencia, traducido al idioma médico.
“Que les vamos a enseñar a los papás, nos dijo Frankl, si ellos nos están enseñando a nosotros, si ustedes son la Logoterapia, ustedes son quienes nos enseñan con su coraje, con su actitud, con su voluntad de vivir y con su decirle sí a la vida, ¿cómo les voy a enseñar yo a ustedes”
¿Se dan cuenta?
Entonces, como les decía, en Mar del Plata nos pidieron de nuevo que impusiéramos un valor, pero ese valor ya no era Jesucristo, ese valor era la Logoterapia, entonces ante la negativa de imponer valores, otro grupo se separó.
Los ataques vinieron de afuera y de adentro, vinieron al mismo tiempo y por la misma razón.
Y recién ahora nosotros podemos decirles a ustedes por qué sucedió eso, nos faltaban piezas del rompecabezas.”

ENCUENTRO RENACER MEXICO

RENACER MEXICO, D.F,

“SI A LA VIDA A PESAR DE TODO”







TENEMOS EL GUSTO DE INVITARLOS AL

PRIMER ENCUENTRO DE GRUPOS RENACER EN MEXICO, D.F.

EL CUAL SE LLEVARA A CABO LOS DIAS 23, 24 Y 25 DE ABRIL 2010.

EN EL HOTEL BENIDORM UBICADO EN LA CALLE DE FRONTERA no. 17 COL. ROMA MEXICO, DISTRITO FEDERAL, EL TEL PARA RESERVACION ES 52-65-08-00.



SE LLEGO A UN ACUERDO CON EL HOTEL BENIDORM

PARA ESTA TARIFA, AQUI ES PERFECTO PORQUE NO SE TENDRIAN

QUE DESPLAZAR, LES ENVIAMOS LA PROPUESTA.





HABITACIONES:

Entrada 23/04/10

Salida 25/04/10

Reservaciones que se harán directa y de manera individual



TARIFAS: Precio Especial

Habitaciones Dobles y/o sencilla $ 775.00

Plan europeo



Habitación Doble y/o sencilla $875.00

Incluye desayunos americanos



Precios por habitación por noche

Precios con impuestos incluidos 16% de I.V.A. y 3% impuesto al hospedaje.

Por cada 25 habitaciones se otorga una habitación en cortesía.



Camaristas $20.00 por habitación por noche (a partir de 10 habitaciones)

Bell Boy $15.00 por persona entrada y salida (a partir de 10 habitaciones)



ESTACIONAMIENTO:

Todos los hospedados que traigan su automóvil es cortesía.

Por los salones se otorga 1 cortesía por cada 10 personas sesionando.

AL RESERVAR, MENCIONAR QUE SON DE GRUPO RENACER PARA QUE LES RESPETEN ESTA TARIFA



LES COMENTAMOS UN POCO SOBRE EL PROGRAMA DEL EVENTO

SE REALIZARA EL PROGRAMA SEGÚN LA CONFIRMACION DE LOS GRUPOS ASISTENTES.



EL DIA 23 A LAS 8:00 P.M. RECEPCION Y CENA



EL DIA 24

A PARTIR DE LAS 9:00 AM. REGISTRO



10:00 AM. BIENVENIDA Y PRESENTACION DE LOS GRUPOS





2:00 P.M. A 4:00 P.M. COMIDA



4:00 A 6:00 P.M. PONENTE.



6:00 A 7:00 P.M. TESTIMONIO Y CESION DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS.



EL DIA 25



10:00 A 11:00 PARTICIPACION DE LOS GRUPOS



11:00 A 1:00 P.M. PONENTE



1:00 A 2:00 PARTICIPACION DE LOS GRUPOS



2:00 A 4:00 P.M. COMIDA



4:00 A 6:00 P.M. PONENTE



CLAUSURA





SERA MARAVILLOSO RECIBIR A LA FAMILIA RENACER, PARA COMPARTIR EL AMOR POR NUESTROS QUERIDOS HIJOS, Y ESTRECHAR EN UN ABRAZO A ESOS QUERIDOS PADRES QUE HAN ELEGIDO DECIR........



“SI A LA VIDA A PESAR DE TODO”



A LOS GRUPO ASISTENTES LES PEDIMOS GRABEN UN CD. (POR GRUPO) CON LAS FOTOS DE SUS HIJOS PARA COMPARTIRLAS CON TODOS NOSOTROS.



FAVOR DE CONFIRMAR SU ASISTENCIA.



PATY LIZARRAGA pati_lizarraga@hotmail.com

ROSARIO ALFARO angeldorian2003@yahoo.com.mx