miércoles, 22 de diciembre de 2010

Ante las luces de las fiestas (para los padres nuevos)

El año pasado, antes de las navidades, les decíamos a los padres de Renacer que siempre a la noche sigue la aurora, que no es posible detener la llegada del alba, que esta imagen simboliza la esperanza de que detrás del muro que se levanta ante nuestra vida cuando perdemos un hijo hay un paisaje oculto que es lo que tenemos que descubrir.

Son caminos a recorrer iluminados por esa estrella fugaz que pasó por nuestras vidas para tocarnos y transformarnos.



Entonces dijimos algo así:



Un día, el dolor golpeó a nuestra puerta… pero el mundo siguió andando…

En ese mundo estaban nuestros otros hijos…, nuestros padres, abuelos que en silencio lloraban a sus nietos…

Y también estábamos nosotros mismos cerrando puertas y ventanas… con el corazón herido, muerta toda esperanza…

Un corazón por cuya herida abierta entraban miles de encontradas emociones… habitaban allí la bronca, el rencor, el odio o los miedos…

Puentes que se rompen. Y nuestra vida deambulaba silenciosa en la oscura noche del alma.

Empero, como en la naturaleza, donde nadie ha podido impedir la llegada de la aurora, llegó hasta nosotros un mensaje de esperanza, llegó el Mensaje de Renacer.



Un mensaje impregnado de amor que nos muestra que detrás de lo que las circunstancias parecen ser, no se agota todo lo que ellas son.

Que el destino no es lo que nos pasa, sino lo que cada uno de nosotros hacemos con aquello que nos pasa.

Que acaso queremos hacer de nuestros hijos aquellos que vinieron a arruinar nuestras vidas.

Que nuestro amor hacia ellos no se ha extinguido, o ¿sólo han sido dolor?

Es, entonces, cuando el amor a nuestros hijos desalojará a aquellas emociones negativas que pretenden gobernar nuestra existencia.

Y paulatinamente en nuestro corazón se encienden nuevas luces y empezamos a ver alrededor nuestro que no estamos solos, que hay una mano invisible que guía nuestros pasos y nuestros hijos se transforman en nuestros maestros, aquellos que vinieron a transformarnos.



¡Qué difícil es al principio!



La tarea es nuestra, porque desde el primer día, podemos elegir como hemos de sufrir, si dignamente o miserablemente. ¿Qué se merecen nuestros hijos?

¿Qué imagen estamos dando al mundo? ¿Que la muerte todo lo puede?



Y no importa si no es en estas fiestas que levantemos, por primera vez, una copa en homenaje a nuestros hijos, pero si un día habremos de hacerlo, ¿por qué demorar ese instante, aunque el brillo de nuestros ojos se nuble por una lagrima?

Quizá sea eso lo que ellos esperan de nosotros.



Ulises, Ana y Enrique



De Renacer Congreso – Montevideo, Uruguay



“Por la Esencia de Renacer”

martes, 21 de diciembre de 2010

RESCATEMOS EL RECUERDO DE NUESTROS HIJOS CON AMOR


“Quizá no haya mejor momento, que al acercarse las festividades del fin del año 2010, para rescatar el recuerdo de nuestros hijos con amor.

Mirando hacia atrás, no podemos creer que hoy, después de más de 22 años, seamos tantos los que hemos elegido la vida y nos hayamos reconciliado con la muerte, algunos quizás todavía no, pero va a llegar el momento que sí y muchos van a ir entendiendo cuando dijimos, en un momento, que el dolor se convierte en una dulce nostalgia; nostalgia en el sentido de extrañarlos sí, pero con inmensa dulzura.

¡Qué hermoso poder recordar a nuestros hijos con amor y no con dolor!

Renacer es una tarea y un aprendizaje de por vida, no nos quedemos cortos, ¡qué hermoso es que todos queramos seguir aprendiendo!

Llega un momento cuando uno ha encontrado el camino de regreso a la vida, que para nosotros en "Renacer", es el servicio, la solidaridad, el altruismo y nos demos cuenta que la vida tiene sentido, que la vida tiene un sentido incondicional y el dolor comienza a suavizarse.

Con cada papá al que le extendemos la mano, se la tomamos, le vemos el rostro y entre las lágrimas logra sonreír, podemos decir: mi hijo está cada vez más vivo en mí; ¡qué lindo es!

Cada persona que sonríe o que sufre un poquito menos porque nosotros nos acercamos y le extendimos la mano y le regalamos una sonrisa y ellos nos regalan una sonrisa a nosotros, eso es sentir a nuestros hijos vivos.

Y ¡qué alegría! porque, entonces, sabemos que estamos haciendo algo perdurable por ellos!

Muchos papás van a ir entendiendo que el dolor se convierte en una dulce nostalgia, nostalgia en el sentido que los extrañamos, pero con inmensa dulzura, así es que podemos rescatar el recuerdo de nuestros hijos con amor y no con dolor.

A veces, solemos decir cosas que, por el momento, por ahí no se entienden, pues son muy fuertes para los papás con el dolor muy reciente, o para los papás que están muy rebeldes y no comprenden algunos conceptos que se vierten, pero siempre les decimos que provienen de otros papas; nosotros también perdimos a nuestro hijo, perdimos a nuestro Nicolás, y lloramos, lloramos desconsoladamente y también nos preguntamos ¿qué sentido había detrás de todo este dolor?, es por eso que podemos decirles cosas que, por el momento, les pueda chocar, pero que les aseguramos, las van a comprender.

Les podemos decir, a los papás que piensan que el dolor dura para siempre, que no es así, y lo hemos dicho muchas veces y lo volvemos a sostener, EL DOLOR NO ES PARA SIEMPRE.

El dolor comienza a suavizarse y aunque esa herida deje de sangrar, aunque ese dolor se vaya suavizando, aunque aprendemos a vivir con ella, aunque nos reintegremos a una vida plena, esa herida va estar allí y nos recuerda siempre que es un esfuerzo de todos los días.

Si lo que nosotros elegimos para la vida es una actitud y esa actitud es una actitud de amor, les podemos asegurar que nunca nos vamos a equivocar; el amor es lo que salva, el amor es lo que nos acerca a la verdad, a la luz.

Nuestro deseo es que en estas festividades vuestros corazones se inunden de esa dulce nostalgia.”

Alicia Schneider Berti - Gustavo Berti

bertilogoterapia@gmail.com o gyaberti@calamuchitanet.com.ar

jueves, 16 de diciembre de 2010

Se abren nuevos caminos

Dice Viktor Frankl que al hombre se le puede arrebatar todo en la vida menos la última de las libertades individuales: la actitud con que enfrentará lo que le toca vivir.
De acuerdo con su pensamiento, el hombre es un ser abierto al mundo, orientado a la búsqueda de sentido a las preguntas que la vida le plantea.
De esta manera, nos dice que no somos víctimas del destino, de aquello que la vida nos presenta sin consultarnos, ya que nos da a todos igual oportunidad de responder y es, precisamente, a través de las diversas respuestas que damos a lo largo de nuestra vida, que vamos modelando nuestra identidad.
A su vez, al tomar conciencia de esto, también nos damos cuenta de la importancia de utilizar responsablemente nuestra libertad de elección.
Elizabeth Lukas, dice que en el futuro están todas las posibilidades, de las cuales tenemos que elegir aquellas que tengan sentido.
¿Cuáles son las posibilidades con sentido?
Aquellas que sean buenas para mí, buenas para los que me rodean y buenas para la vida; si no cumplen la triple condicionalidad, no es una elección plena de sentido.
Tenemos todas las posibilidades; se nos abren caminos increíblemente luminosos.
Mamás y papás nuevos, sepan que es así, debemos abrirnos a esas posibilidades, tenemos que abrir los ojos, abrir el corazón y abrir la mente para descubrir que detrás de este dolor que hoy muchos de ustedes están sintiendo, todavía tan fresco, sepan que ahí no se agota todo.
Hay una frase muy linda que leí: “Al sentir esperanza, no estoy negando que las cosas sean como “parecen ser”, simplemente estoy afirmando que en ese “parecer ser” no se agota todo lo que esas cosas son.”
En la situación límite que nos ha tocado vivir de la que “parece” que no hay salida, que no hay manera de vivir la vida plenamente, puedo sentir, sin embargo, esperanza que no es escaparme, que no es ilusionarme; lo que estoy afirmando, al sentir esperanza, es que tras este dolor, tras esta situación, hoy de tanto dolor, no se agota todo lo que esta situación puede ofrecer.
En esta situación, yacen latentes, posibilidades y sentidos que yo puedo hacer realidad, con sólo elegirlas y desarrollarlas.
(Del mensaje de Renacer: En Renacer Congreso – Montevideo, Uruguay año 2006)

jueves, 9 de diciembre de 2010

Mirar hacia el futuro

Lo que ha pasado no se puede modificar, por lo tanto, continuar con nuestras emociones, con nuestros sentimientos, colocados en el pasado, no nos lleva a ninguna parte, no nos conduce, absolutamente, a ningún lugar, vamos a pedalear en el barro durante toda la vida.

La respuesta no está en el pasado, está adelante nuestro, en lo que todavía nos falta por hacer.

No nos detengamos en lo que nos ha pasado, sino tratemos de canalizar nuestras energías acerca de la multitud de posibilidades que se nos abren a partir de la muerte de un hijo, una serie de caminos nuevos, no explorados, no visualizados antes, pero que están allí esperando ser recorridos por nosotros.

Si no los recorremos es por dos razones o porque no tenemos la voluntad o porque tenemos miedo.

Esos caminos están ahí, simplemente esperando que los transitemos.

Simplemente, preguntémonos, nosotros que supuestamente somos la creación más perfecta que existe en este planeta ¿por qué razón tenemos los ojos puestos hacia delante? ¿por qué no nos hicieron con los ojos puestos hacia atrás?

La razón por la que tenemos los ojos adelante es porque tengo que evitar mirarme egoístamente a mí mismo y simplemente mirar y caminar para adelante. Tengo que mirar hacia el futuro.

La vida, dice Víctor Frankl, no es un pergamino que deba ser leído, sino un libro que debe ser escrito, entonces hay que escribir el libro, hay que dejar de entretenerse en leer el pergamino, hay que decir: ¡Basta! no puedo cambiar lo que pasó, no puedo traer a mi hijo de vuelta.

Tengo que aprender qué es lo que puedo hacer de valioso todavía por delante, qué es lo que puedo aprender de tanto dolor.

(Del mensaje de Renacer: En Renacer San José, Uruguay – Reunión con padres)