viernes, 30 de enero de 2009

Somos lo que somos

Somos lo que somos, porque existen los pájaros, porque las plantas crecen, porque las abejas polinizan, porque el viento sopla, porque la marea sube y baja, porque la lluvia cae y porque los accidentes suceden. No hay nada que ocurra en el mundo que no nos afecte a todos de alguna manera. Inclusive el acto más insignificante que realizamos tiene algún efecto sobre el mundo. 

Todos vamos en la misma corriente de la vida. Todos tenemos nuestro origen en la misma fuente, pero no somos la fuente. Surgimos como una calidad especial de la fuente y volvemos a penetrar en ella, mientras la verdadera fuente permanece. Recorreremos nuestro camino único, pasaremos sobre los rápidos, por los estanques tranquilos, a veces furiosamente, en calma otras. 

Nos uniremos a otras corrientes y ríos a lo largo de nuestro camino, ganando fuerza y a veces impulso, o caeremos momentáneamente a un lado en algún charco lodoso y estancado. Sin embargo, no importa lo rápida ,lenta o apasionadamente que avancemos, a la larga todos llegamos al mismo fin, en el mismo mar. Regresamos a la fuente de la cuál surgimos. Por eso en un momento u otro, somos el principio, el fín y el camino, pero nunca somos ninguno de ellos permanentemente. Somos parte importante del proceso dinámico, pero nosotros, como todos los demás, solamente vamos de paso. Cada uno es una persona singular pero también, una persona universal. 

La mayoría de nosotros decimos que tuvimos un buen día cuando las cosas salen a nuestra manera. Creemos que una buena vida es aquella en la que realizamos nuestros sueños personales. No nos interesa, que cada noche miles de personas se van a dormir con hambre y desesperación, siempre y cuando no las veamos y nos dejen en paz. No es asunto nuestro que a los niños del mundo se les golpee y no reciban una educación adecuada. Nuestros hijos ya han crecido y les va bien, y no tenemos responsabilidad de los hijos de los demás. Solamente cuando alguno de esos niños hambrientos nos ataca o nos aterroriza en nuestro hogar, nos damos cuenta de la relación entre todas las cosas. Es una fantasía creer que la paz llega sin que todos nos movamos juntos, dentro de la corriente en unidad, alegría, amor y sorpresa. Un poeta inglés Francis Thompson, escribió una vez que no podía cortar una flor sin afectar a una estrella. 

De alguna manera, por insignificante u oculta, dependemos unos de otros. Una palabra, un acto, un sentimiento expresado, pueden reverberar formando amplios círculos en el estanque, alcanzando a viajeros insospechados. 
Nuestro humor al principio del día puede afectar a todos aquellos con los que entremos en contacto. El río sigue su curso. No podemos dejar de avanzar unidos y de afectar a todos los que encontremos en nuestro camino. 

L.Buscaglia

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