sábado, 14 de marzo de 2009

Sentir a tu hijo con vos


Que pasaría si te plantearas que puedes “sentir” que tu hijo está?.
Cuando te encuentras solo en tu casa y tus hijos vivos juegan en silencio en su habitación, o dibujan en ella, o duermen, tu no los ves. Tampoco cuando han salido, cuando están de vacaciones, cuando viven en el extranjero-y los ves quizá cada dos años o más-; o cuando se han casado y viven con su familia en otra casa o en otra ciudad.
Sin embargo, en ninguna de estas ocasiones-durante ese tiempo- tu dejas de “sentir” a tus hijos.
De la misma manera, las “formas” que te separan de tu hijo muerto hoy no son paredes ni distancias. Son-en definitiva- “sentimientos” de “ausencia”, pero puedes asimilarlos a las paredes y a las distancias.
Y al tiempo, probablemente, puedas traspasar esas paredes y re-correr esas distancias. Igual que lo haces hoy con tus hijos vivos cuando no están física-mente contigo.
Para ello, deberías buscar por ti mismo la nueva forma de tu hijo. La que tu consideres más apropiada.
Igual que como lo conociste, o igual a la foto que más te guste de él, o ya más crecido, pero invisible a tu mirada. O habitando en un lugar especial, un jardín, un rincón de tu casa. O quizá diferente, bajo una nueva forma de ser de Luz, o libre en el aire- que tampoco ves. O como parte del cielo inmenso- al que ves tan lejos, pero sientes tan cerca y te provoca emociones tan nítidas. O como brisa o viento cuando éstos te acarician o te golpean. O en el trasfondo de la foto que siempre miras, o que te acompaña. O en sus cosas, en sus dibujos, en tus recuerdos.
Intenta sentirlo y no te cierres a ese “sentimiento”.Tómate tu tiempo, una y otra vez,“siéntelo”, bajo la forma escogida; y “siéntelo”. Y finalmente…”siéntelo” .Y siéntelo dentro de ti, con todo tu corazón, porque él te ha dejado dentro más cosas de las que crees poseer de él.
Tu no has vivido todas las horas de tu vida junto a él tratando de recoger – especialmente- cada minuto o cada segundo, lo que él te daba. Sin embargo, cada minuto y cada segundo él te ha “dado” y tu le has “dado”, también , a él.
Cuando llegues a “sentir” a tu hijo, seguramente advertirás que ya nunca puede irse de ti. Comprenderás que ese sentimiento te acompañará para siempre, o que lo encontrarás cada vez que lo busques.

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