miércoles, 6 de mayo de 2009

No sabía

 En mi lejana adolescencia de casas bajas, tardes apacibles y rojos malvones,

no sabía si alguna vez llegaría a enamorarme.

No sabía con quien compartiría mis días, mi cama y mis afanes.

No sabía si desearía tener hijos, y en tal caso...

No sabía si llegaría a tenerlos.

No sabía cuánto y cómo se quiere a un hijo.

No sabía que por ellos uno está dispuesto a postergarse indefinidamente.

No sabía que a uno de mis hijos lo aguardaba un destino trágico,

que acabaría con sus sueños, sus ganas de crecer y de vivir.

  Y así la vida fue trascurriendo, como cuando en el teatro acto tras acto

cambia la escenografía y aparecen nuevos personajes, o los mismos pero más viejos.

  No sabía que a partir de ese momento nada volvería a ser igual.

No sabía que el destino es quien decide y hace las preguntas.

No sabía que sólo nos cabe, como podamos, dar respuestas.

No sabía que a partir de la aciaga muerte, comienza el camino de un duelo sin final.

  En aquel lejano ayer no te imaginaba.

Después llegaste y no supe no quererte.

Hoy... hoy no sé olvidarte.

 

Olivos, Junio de 2004

Autor: Carlos Juan Bianchi

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario o tu testimonio