sábado, 22 de noviembre de 2008

Estrellas fugaces que nos tocaron

Ayer… un dilema; hoy… un desafío.



Muchos fueron los conceptos que se han profundizado en Huerta Grande 2008, quizás todos experimentamos lo dicho por Alicia: “hay estados interiores para los que no existen las palabras”…

También Gustavo, observando en el baile la alegría dibujada en los rostros de esos mismos papás y mamás, que tiempo atrás estaban congestionados por el dolor, nos dijo: “es el misterio de la fuerza indómita del espíritu de que nos habla Víctor Frankl”, reafirmando lo que había expresado horas antes, al decirnos: “Frankl nos hizo ver el sufrimiento de manera distinta, nos hizo ver el sufrimiento como catalizador de un crecimiento interior”.

“La muerte de un hijo debe servir como una plataforma de despegue, como una plataforma de despegue espiritual, una plataforma donde asentarnos, crecer y ser personas distintas”.

“Víctor Frankl nos dio el sustento filosófico antropológico necesario para fundamentar la tarea de Renacer”,

“Encontrar el modelo frankliano, -decían Alicia y Gustavo en agosto pasado- fue encontrar un modelo que reconoce la libertad del hombre y junto con la libertad la responsabilidad que de ella emana; un modelo que reconoce en el hombre la libertad de elegir no sólo el “para qué” de su sufrimiento, sino que también reconoce al mismo sufrimiento como una condición esencial de la existencia humana y reconoce en el hombre sufriente la capacidad necesaria para encontrar sentido en su tragedia.

Es desde esta cosmovisión humanista, centrada en un hombre libre y responsable y orientado a metas que no son él mismo, apoyado en valores elegidos libremente y con profunda dedicación a servir al hermano que sufre, que hemos propiciado este modelo como fundamento filosófico-antropológico para los grupos Renacer.”

Ahora nos dicen: “Asumamos el desafío y la aventura de ser una nueva persona y elijamos en ese camino entre lo mejor y lo peor, porque podemos decidir, podemos elegir, no somos bebés recién nacidos, comenzamos una nueva vida pero ya con experiencia, ya podemos decir que es el bien, ya podemos decir que es el mal, ya podemos decir que es lo que queremos ser.

Entonces, a través de esa transformación interior, como dijo Moñi, y como dicen todos ustedes, la muerte de un hijo no va a ser en vano, esos hijos van a ser estrellas fugaces que llegaron a nuestras vidas, nos tocaron, se fueron pero nos transformaron, nos tocaron para cambiarnos, son pocas las veces en que la vida nos da segundas oportunidades.”

Recordemos que hemos vivido en una cultura que nos dice: “Genio y figura hasta la sepultura” e, ingenuos de nosotros, lo creímos sin darnos cuenta que no es verdad, porque de siempre supimos que nuestra figura no es la misma hasta la sepultura y podríamos habernos preguntado ¿por qué habría de ser cierto lo de nuestro genio?

Cuando perdimos al ser querido, se cae la venda de nuestros ojos y nos enfrentamos a un dilema, pues nuestros hijos “nos tocaron para transformarnos” y tuvimos que elegir; y gracias a los fundamentos de Renacer, pudimos optar entre ser llevados por los más hondos sentimientos de dolor inspirados por aquel genio, que llevaríamos hasta la sepultura, o transformarnos en seres mejores.

Para dejarnos llevar por nuestro genio inmodificable, no teníamos que hacer nada, como dice Gustavo, “ni siquiera levantarnos de la cama, ni querer hablar con nadie”, cerrar puertas y ventanas y encerrarnos en el propio dolor.

Ser mejores exige un esfuerzo, despojarnos de nuestro yo y pensar en el otro, tal como una madre dijo: “me conmueve todo, me conmueven ustedes, yo quisiera estar en su lugar agarrando el dolor de ustedes porque sé que ese dolor es muy fuerte, yo lo pasé, yo lo sentí, no hace falta expresarlo, nosotros ya sabemos cómo todos ustedes sufren.”

Eso es lo que todos hemos hecho hasta hoy y con ello ha venido paz a nuestro acongojado espíritu y lo seguiremos haciendo.

Ayer, al elegir el camino estuvimos frente a un dilema…





Hoy, no estamos frente a un dilema, estamos frente a un desafío.

Entrando a la mayoría de edad de Renacer nos dice Gustavo: “Nuestra esperanza es que ustedes, a su vez, decidan trabajar por un Renacer para dentro de otros 50 años, porque nosotros vamos a ir pasando pero el mensaje debe quedar”.

Estamos frente a un desafío, a una aventura y a una esperanza “es la tarea por la cual nosotros hemos bregado y ustedes han dicho sí a ese mensaje” “nuestra esperanza es que ustedes, a su vez, decidan trabajar por un Renacer para dentro de otros 50 años.”

Cuando le planteamos ¿cómo hacer? Alicia y Gustavo pusieron el acento en “la importancia de alentar a los grupos a evaluar el mensaje desde un punto de vista más conceptual y no meramente emocional y afectivo”.

La dicotomía entre lo “conceptual” y lo “meramente emocional y afectivo” quedó patentizada cuando Alicia mencionó que ella siempre, desde el primer día, les preguntó a los padres “si ustedes, ahora, tuvieran que pensar en una sola palabra que definiera a sus hijos”, una sola palabra que definiera a esos hijos que partieron, ¿Qué palabra sería esa?

Me dicen: Amor… vida… esperanza… alegría… y entonces, ¿Por qué lloran?

¿Se dan cuenta?”

Si todo fuera “meramente emocional y afectivo”, ¿qué sentido tendría el esfuerzo de Alicia y Gustavo para acercarnos los conceptos que se expresan a través de los fundamentos de la ayuda mutua como factor de renovación cultural, moral y social, sobre lo que tanto nos han hablado y escrito?

Y hoy nos dicen: “necesitamos apegarnos, necesitamos trabajar firme en la ESENCIA DE RENACER, porque lo que nos ha traído hoy acá no son Alicia y Gustavo, no son los 20 años, es un mensaje, es un mensaje con el cual ustedes están de acuerdo”.

“Es necesario que conozcamos la ESENCIA y nos mantengamos dentro de ella porque sino, los grupos se van a dispersar, vamos a tener dificultades y el mensaje se va a perder.”

Es probable que alguien preste oídos sordos, ya lo ha señalado Alicia: “parece que van a las reuniones, están ahí, se sientan y escuchan, pero es como si les entrara por un oído y saliera por el otro… aquí se han dicho cosas muy valiosas.”

En mayo de 1996 nos habían dicho: “No pretendemos un hombre desprovisto de emociones y sentimientos sino un hombre que partiendo de tanto sufrimiento, pueda darse cuenta que es libre, precisamente, para enfrentarse y oponerse a esos mismos sentimientos y emociones para quienes la pérdida de un hijo es una condición insuperable.”

Estamos frente al desafío de ser fieles al mensaje, de ser fieles a la ESENCIA DE RENACER, de ser fieles al “sustento filosófico” desarrollado por Alicia y Gustavo, expresado a través de los fundamentos de Renacer, como “grupo de ayuda mutua de padres que enfrentan la pérdida de hijos”, “factor de renovación cultural, moral y social de toda la humanidad”, “porque es necesario que en esta vida, en este mundo, haya seres compasivos y solidarios que trabajen pensando en los demás”.

Alguien puede decir que la parte conceptual le pueda resultar aburrida, no nos dejemos vencer por la molicie, nos esperan años de responsabilidad frente a quienes después de bregar 20 años de sus vidas en nuestro beneficio, nos advierten que somos los responsables de mantener viva la llama de los fundamentos que sustentan la ESENCIA DE RENACER.



Son reflexiones al crepúsculo.



Ana y Enrique



De Renacer Congreso – Montevideo, Uruguay

1 comentario:

  1. Como me gustaron estas reflexiones, con q claridad expresan la esencia del Grupo, a mi modo de ver y sentir es para leer y releer estos pensamientos, estos conceptos, estas experiencias vividas por papas q antes q nosotros debieron asumir la partida de sus hijos.
    Q lindo fue leerlo, gracias Pedro, gracias RENACER.

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