sábado, 20 de junio de 2009

AHORA QUE HE MUERTO (Poniéndonos en el lugar de quien murió, surgió este poema)

Ahora que he muerto, permítete llorar,
quédate en silencio sin decir palabras,
y vive recuerdos, reconforta el alma.
Ahora que he muerto, tendrás mil preguntas
que el dolor ansioso querrá que responda.
Si sientes mi ausencia, búscame en mi casa,
entre los objetos que me fueron valiosos,
búscame en mis cartas, entre los papeles que he escrito apurado.
Ponte mis camisas, mis sweaters, mis sacos,
y puedes usar todos mis zapatos.
Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama,
Cuando haga frío, ponte mis bufandas.
Te puedes comer todo el chocolate
y beberte el vino que dejé guardado.
Escucha esa canción que a mí me gustaba,
usa mi perfume y riega mis plantas.
Si tapan mi cuerpo no me tengas lástima
corre hacia el espacio, libera tu alma,
palpa la poesía, la música, el canto
y deja que el viento juegue con tu cara,
besa bien la tierra, toma toda el agua,
y aprende el idioma vivo de los pájaros.
Si me extrañas mucho, búscame en los niños, el café, la radio,
y en el sitio ése donde me ocultaba.
Y aunque te cueste y duela
pronuncia la palabra muerte…..
a veces es más triste vivir olvidado
que morir mil veces y ser recordado.
Ahora que he muerto,
y me llevas flores a la tumba,
grita con la fuerza de toda tu entraña
que el mundo está vivo y sigue su marcha.
La llama encendida no se va a apagar
por el simple hecho de que no esté más.
Las personas que viven no se mueren nunca,
y el sueño infinito es solo una excusa.
Ahora que he muerto extiende tu mano
y estarás conmigo en permanente contacto
y aunque no me veas, y aunque no me palpes
sabrás que por siempre estaré a tu lado.
Porque aquello que vivimos juntos, sea breve sea largo
jamás la muerte podrá arrebatarlo.
 
Margarita Hoyos Núñez

 


 

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