martes, 22 de septiembre de 2009

Recuerda que...

Hay tristezas que son como el cauce de los ríos, se deslizan suaves y bajan por tu vida sin detenerse ante los obstáculos, para luego desembocar en las playas de tu futura alegría.

Cuando notas que tu mirada pierde el brillo como el atardecer, recuerda que al llegar la mañana, el sol hará que tu hoy sea el inicio de algo totalmente nuevo. Espera el futuro con la cabeza bien erguida. 

Continúa simpatizando con la vida, aún cuando el sol no brille.

Todos los sin sabores que pudiste percibir en la vida, tienen como finalidad que recuerdes que aún te queda el sentido del gusto para diferenciar lo bueno de lo malo.

Sólo se vive un día a la vez, por eso, por mucha prisa que tengas deberás que esperar veinticuatro horas para ver el mañana.

La vida es un lujo, en el gusto de lo exquisito por mantener un pie frente al otro. Sí, la vida es un lujo; lujo para amar, para respirar, para soñar y para ser felíz. Por eso no te la guardes sólo para tí, gástala como si fueras millonario.

Que tu sonrisa sea parecida a la de los niños cuando se saben amados, y que logres ver en este día una caricia en cada uno de tus latidos, que te des el gusto de perfumar tu boca con palabras llenas de aroma de tu interior, y que la paz que rodea el paternal corazón de Dios sea la que te mantenga saturado de tranquilidad en este tu único día que te corresponde vivir  hoy.

Estar vivo es uno de los regalos más hermosos que podrás mantener tanto en tu espíritu como en tu alma. Por eso, manifiesta tu viveza en todo lo que haces, ríe como si fuera la última vez, de ti un ser que vive para hacer felíz a los demás.

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