viernes, 25 de septiembre de 2009

Lo que buscamos no está en el pasado

“Todo lo que ha pasado no se puede modificar. 

Continuar con nuestras emociones, con nuestros sentimientos, colocados en el pasado, no nos lleva a ninguna parte, no nos conduce, absolutamente, a ningún lugar, vamos a pedalear en el barro durante toda la vida.

La respuesta no está en el pasado, está adelante nuestro, en lo que todavía nos falta por hacer.

Siempre hemos dicho que no nos detengamos en lo que nos ha pasado, sino tratemos de canalizar nuestras energías acerca de la multitud de posibilidades que se nos abren a partir de la muerte de un hijo, una serie de caminos nuevos, no explorados, no visualizados antes, pero que están allí esperando ser recorridos por nosotros.

Si no los recorremos es por dos razones o porque no tenemos la voluntad o porque tenemos miedo.

Esos caminos están ahí,esperando que los transitemos.

Simplemente, preguntémonos, nosotros que supuestamente somos la creación más perfecta que existe en este planeta, ¿por qué razón tenemos los ojos puestos hacia delante? ¿por qué no nos hicieron con los ojos puestos hacia atrás?

Eso tiene que tener un significado, ¿por qué no me pusieron los ojos en la mano?, donde yo podría mirarme la cabeza, mirarme las orejas, poder mirarme la espalda.

Pero no, me los pusieron ahí donde están y los ojos puestos ahí, tienen dos significados: primero, no me puedo mirar a mí mismo; para mirarme a mí mismo tengo que doblarme y lo único que puedo ver es el ombligo y voy a terminar quebrado.

La otra razón por la que tenemos los ojos adelante es porque tengo que mirar hacia adelante, tengo que mirar y caminar para adelante.

Tengo que mirar hacia el futuro.

Tengo que aprender qué es lo que puedo hacer de valioso todavía por delante, qué es lo que puedo aprender de tanto dolor.

John Milton, escritor inglés que perdió su vista, nos dice "El verdadero infortunio, es no saber sobrellevar un infortunio."

En el fondo, la tragedia no es perder un hijo, la tragedia es perder un hijo y no aprender nada de eso, porque entonces su muerte fue en vano, una muerte sin sentido, una muerte absurda.

Como padre tengo la obligación de que no sea de esa manera y sólo cada uno lo puede cambiar, solamente cada uno puede decidir qué es lo que va a aprender de esto, si voy a llorar, hasta que pueda regar las plantas del jardín, es decir, que el dolor nuestro y nuestra tragedia sea en vano y no tenga sentido.

Seguir mirando hacia atrás, no conduce a ningún lado, vas a quedar cristalizado como la mujer de Lot, hecha un montón de sal.

¿Recuerdan la historia de la mujer de Lot? Lot le pidió al creador que lo saque de la ciudad de Sodoma y Gomorra y el creador le permite salir con su esposa Edith, con la sola condición que al salir no vuelvan la mirada hacia atrás.

La mujer de Lot desobedece y se da vuelta y ¿qué pasa? Se convierte en una estatua de sal.

¿Cuál es el significado de esta metáfora? Que al mirar a su pasado se cristalizó en lo que quedaba atrás. Ese es el peligro de mirar demasiado para atrás.

El resultado final es que vamos a haber muerto con nuestro hijo y así habremos hecho de nuestro hijo nuestro verdugo.

Ese mensaje no queremos darlo y el único elemento para no darlo es nuestra vida y la manera en que la vivimos, no tenemos otra cosa, no hay otra manera.

¿Cómo vivo mi vida? ¿qué es lo que hago con tanto dolor? ¿para qué sirve este dolor?

Sirve para una sola cosa, para hacerte más solidario y ayudar a otra persona a que sufra menos.

Pero si quieres ayudar a otra persona a que sufra menos, no puedes acercarte a ayudarla y decirle ¿cómo estás? yo también perdí un hijo, ¡Ah! y tengo tantas culpas y todavía no puedo tal y cual otra cosa…

¿Qué clase de ayuda es esa?

Cuando uno está dispuesto a ayudar a otra persona, se tiene que olvidar de su propio dolor, tiene que olvidarse de su dolor, tiene que decirle yo también perdí un hijo y sé que se puede salir adelante, porque como dice Víctor Frankl: “El hombre que se levanta por encima de su dolor para ayudar un hermano que sufre, trasciende como ser humano”.



Alicia Schneider Berti- Gustavo Berti

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