jueves, 23 de julio de 2009

Porqué y para que.- José Divizia

En los grupos Renacer, basados en la logoterapia, es común que al padre recién llegado le digamos que cambie sus preguntas, que no pregunte porqué, sino para qué. Quizás Frankl, lo resumió en muy pocas palabras diciendo que el hombre no está libre de, sino que es libre para. Sin embargo para esos padres dolidos, no queda clara la diferencia, suena más como una frase bonita o un eslogan, cuando tiene un contenido muy rico y, a mi criterio, de una lógica impecable.

Quiero brevemente intentar explicitar la diferencia para que aquellos que se inician en el camino del duelo, no deban hacer el esfuerzo de poner luz donde ya la hay.

Todos sabemos que para que un hecho acaezca es necesario que confluyan múltiples condiciones necesarias en el espacio y tiempo.

Normalmente nuestra percepción cotidiana simplifica esa multiplicidad y asigna a una o unas pocas condiciones el carácter de suficiente.

Veamos un ejemplo. Decido ir a comprar pan, voy y vuelvo con el pan. Si alguien preguntara diría que bastó mi voluntad de ir para hacerlo. Si pensamos un poco, hay algunos requisitos que debieron cumplirse para que mi voluntad pudiera ser realizada. Si no tengo la llave de mi casa no puedo salir, si no tengo dinero no puedo comprar, si la panadería esta cerrada tampoco, si no hay pan en el negocio tampoco, etc., etc. Sin embargo digo que basta querer ir a comprar para que eso sea posible, cuando en realidad hay mucho más que mi simple querer, para que se cumpla mi deseo. Para el funcionamiento cotidiano es suficiente, funciona y es efectivo que simplifique.

Cuando algunas de las condiciones ignoradas y que normalmente se cumplen, no acude a la cita, o sea, no se cumple, es cuando mi deseo se imposibilita y me contrario. Decidí ir a comprar pan pero no pude, porque…

La unión de TODOS los factores necesarios, hacen una condición suficiente para que el hecho se produzca. Ahora bien, cuando decimos TODOS, no tenemos en cuenta los muchos y complejos factores intervinientes que sin duda se escapan a nuestro análisis y capacidad de aprehender la realidad. No funcionamos analizando todos los factores, tomamos solamente unos cuantos, los mas “evidentes” para nosotros y resulta practico, rápido y sencillo hacerlo así.

Cuando preguntamos el porque de un hecho, pretendemos encontrar la causa del mismo en unas pocos factores, no tomamos en cuenta la complejidad que acompaña a cada situación, queremos simplificar y en ese simplificar buscamos al “culpable” de lo que nos ocurre. Preguntar porque significa que debemos determinar TODAS las causas concurrentes, la relación que hay entre ellas y el peso de cada una, o sea, una tarea más allá del alcance de la capacidad humana. Por eso preguntar porque, nos lleva por un camino sin salida, sin respuestas posibles, o bien hacia respuestas erróneas.

Cuando preguntamos ¿qué hago frente a esto?, ¿Qué camino tomo ahora?, ¿Qué significado le asigno a esta situación?, que son las preguntas del para que, en realidad estoy poniendo la respuesta en mi voluntad y decisión, la respuesta depende de mí, yo debo darla. Aquí estamos en una situación diferente, de nosotros depende qué hacer, el camino a seguir, el significado que queramos otorgar. La respuesta no viene del análisis complejo de los factores externos, sino de mi interioridad, aquí si es posible una respuesta ya que ella es una elección mía.

Cuando decimos no preguntes porque a un padre que perdió un hijo, estamos diciéndole, no construyas tu propio laberinto, por ahí, sólo vas a perder tiempo y esfuerzo y siempre tu capacidad limitada de entender la realidad te hará llegar a conclusiones erróneas. No trates de meter el mar en un pozo en la playa, eso es imposible.

Por eso decimos, busca el para que, ahí hay acción posible porque es elegida voluntariamente.

El para que está ligado al presente que es donde nos movemos, el porque está ligado al pasado, ya no puede modificar. El porque busca culpables, reclama reparación. El para que nos llama a la acción, urge por nuevas formas de percibir, de valorar, de entender, de significar, apela a la dimensión espiritual que es lo mas humano que tenemos.


del Boletín Grupos Renacer - Julio 2009

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario o tu testimonio