viernes, 19 de noviembre de 2010

CARTA A MICAELA

Hace ya tres años que Mica partió. Hace tres años que convivo con su ausencia física, sin escuchar su particular risita, sin sentir sus fuertes abrazos y sus cariños besos. Pero a pesar de no tener ya nada de eso me encuentro más serena. Ya mi mente no me tortura, o sólo me tortura por momentos, y no cada instante y sin descanso repitiéndome “Mica murió, ya no está, connie, se murió”. Creo que esa falta de hostigamiento continua y penetrante ha permitido que me tranquilizara, que me relajara, y me ha ayudado a continuar.

Si me formulo las preguntas: qué ha pasado este año? Cómo he estado?, Cómo me he sentido?. Debo honestamente contestar que he retomado mi vida. Ojo, que nadie se le ocurra siquiera pensar que esto significa que he dejado atrás a Mica, que ya no pienso en ella, no, por supuesto que no, la llevo conmigo a todas partes y todo el tiempo sin descanso, porque se ha unido a mi, es ya inseparable. Ella va allí donde yo voy, está allí donde yo estoy. La diferencia está en que ya no me desgarra, ya no me incapacita ni me paraliza, ni me horroriza su ausencia. De todo eso sólo ha quedado la tristeza.

En este año se impusieron contra viento y marea los proyectos familiares. Pensamos que nunca más iba a ver proyectos, qué proyecto familiar puede haber cuando la familia ha sido mutilada, sólo había angustia, tristeza, desesperanza. Pero también a pesar de ser verdad eso, los proyectos surgieron y los hemos alentado y alimentado. Creo que logré aceptar, que tener proyectos no es traición, no es olvido, es parte de vivir. Acepté continuar y por ello me encuentro en la situación de tener que decidir todo el tiempo el “cómo”, cómo continúo. Todos los días trabajo para ese cómo, algunos días con mayores logros que otros, ya que hay días aún muy difíciles, donde me siento que no voy a poder, que la vida ya no tiene sentido, días en que soy una persona totalmente gris, opaca, llena de dolor. Pero también hay otros días y muchos días donde el sol asoma, días en los que siento que puedo, que vale la pena seguir.

Este también es un año en el que el dolor se ha corrido a un lado, donde ya no es él el único protagonista de mi historia, y al quedarse a un costado, me ha dejado al descubierto, ha permitido que yo volviera a aparecer. Obviamente, está de más decir que no soy la misma. He atravesado un montón de sentimientos y no me han dejado intacta, me han transformado y he debido reconstruirme. Creo que, muy a pesar mío, este es el comienzo de una nueva etapa en mi etapa post-muerte. Sí, porque también creo que cuando un hijo muere, lo que es uno muere con el hijo, y el terrible desafío que se nos presenta es en tener que tomar decisiones, aún cuando no nos damos cuenta que las tomamos. La primera decisión que tomé fue en lograr sobrevivir, luego no sólo en sobrevivir sino en vivir, es decir, tuve que re-nacer. Creo que estoy en esta etapa, la etapa de mi re-nacimiento, lo que me obligará nuevamente, sin duda, a tomar a nuevas decisiones.


Queridos todos comparto este mail de Carlos, papá de Renacer Barcelona, me emocionó releer esta carta de Connie, mamá que pasó por Renacer San Cayetano de Belgrano y que hace poco tiempo se fue a vivir a España con su esposo y sus hijos, a quienes extrañamos y queremos mucho .
Aprovecho para incluir la carta que Connie le escribió a Mica para el 1º Aniversario de su partida.

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