domingo, 27 de diciembre de 2009

Ahora que me ha sucedido esta tragedia ¿qué voy a hacer? – Mauricio Meza

Tenemos la libre elección de cómo querer vivir nuestras vidas. Después de perder a un hijo puede parecer que uno queda marcado a sufrir para siempre, que jamás podremos ser felices. Viktor Frankl tiene una frase que yo no lograba comprender en su totalidad hasta el día de ayer: “quien se entrega al pánico de encontrar todas las puertas cerradas olvida que se abren puertas nuevas cuando las antiguas se cierran.”

En Renacer y en la práctica hemos vivido y experimentado que después de la muerte de un hijo jamás volveremos a ser iguales, no podemos seguir siendo los mismos. Entonces ¿cómo queremos ser? La libertad de decidirlo es nuestra. Es duro y difícil ser feliz y mejor persona después de la tragedia, porque nos sentimos condenados a vivir muertos, a deambular como puros entes vivientes sin sentido en la vida, sin fijarnos que hay otras personas que nos necesitan, viviendo egoístamente como víctimas de la vida. Sentimos que la vida debería detenerse.

Quiero compartirles lo que me sucedió el pasado fin de semana. Lo empecé el día viernes, fuimos al cine con mi esposa y debo confesar que no sé si ella se había arreglado diferente o yo la vi diferente, pero tenía mucho tiempo de no verla tan bella, de no disfrutar con su belleza, de no fijarme y gozarme con la mujer tan linda que Di-s ha puesto junto a mí.

El día sábado observe el Shabbat como tiene que ser, descansando, estudiando las escrituras o mejor dicho disfrutando las escrituras. Y como está escrito “..y enseñarás estas palabras a tus hijos…” dediqué un pequeño tiempo para estudiar la Biblia con mi hijo Mauri. Cuando digo pequeño tiempo, quiero decir que consideré su adolescencia y recordé por todo lo que él ha pasado tras la muerte de su único hermano, no podía darle todo un sermón que sería contraproducente, solo leímos por unos cinco minutos. Después escuché lo que él me quería decir y por primera vez en mucho tiempo lo comprendí, llegamos a un acuerdo entre padre e hijo. Y hablando de Mauri, cómo me enorgullece lo bien que está aprendiendo a tocar la guitarra. Puedo afirmar que estoy disfrutando de mi hijo y que él me siente presente y comprensivo. El sábado en la noche fuimos los tres a cenar afuera, y aunque Rafa siempre nos hace mucha falta por que esa era una costumbre que hacíamos con él, no nos abstuvimos de disfrutar de nuestra compañía.

Llegó el domingo y fui al estadio con Mauri y con mi sobrino. Disfrutamos de un buen juego de futbol entre nuestro equipo y el equipo más rival. Gozamos de dos grandes anotaciones y de un merecido triunfo. No puedo decir que no recordé a Rafa pues eso era algo que siempre hacíamos con él. Pero el triunfo de su equipo favorito y las dos anotaciones de su jugador favorito me hicieron recordarlo con felicidad, no con tristeza o con dolor. Una sonrisa se hizo evidente en mi rostro cuando gritábamos al equipo rival “ y llora, y llora, albo llora” pues recordé a Rafa como gozaba gritándoles eso.

Cuando estaba dispuesto a dormirme el domingo por la noche, vi las dos fotos de Rafa que me miran siempre para darme las buenas noches o que me dan los buenos días porque siempre son lo primero que veo al abrir los ojos. En la noche, no pude evitar una sonrisa al verlas, pues sé que Rafa está contento de que su hermano, su mamá y su papá han decidido tomar ejemplo de su espíritu luchador y aprovechar ese enorme legado que nos ha dejado: su amor y su manera de disfrutar la vida, además de muchas cosas que voy descubriendo a diario.

Ahora comprendo que Rafa debe de estar orgulloso de su familia, pues él nos ha guiado a sentir su presencia a través de pequeñas cosas, a disfrutar la vida. Es mi decisión cómo afrontar la vida, y saber que mi hijito estaría orgulloso de su papá, me es un aliciente para ser feliz, para ser mejor persona, porque así su breve paso por este mundo no habrá sido en vano.

Viktor Frankl dijo “quien se entrega al pánico de encontrar todas las puertas cerradas olvida que se abren puertas nuevas cuando las antiguas se cierran”. ¿Y cómo vamos a saber cuáles son esas puertas nuevas si no lo intentamos? ¿Cómo vamos a poder disfrutar de la vida por medio del legado tan grande de nuestros hijos si nos empeñamos a no salir del capullo para que nazca la mariposa? Si nos quedamos muertos en vida jamás disfrutaremos del nuevo día, de Renacer.

La elección de qué hacer ante la tragedia es personal. Si no has probado ser feliz, sabiendo que hay cosas que la muerte no se puede llevar como mantener una relación nueva, diferente con tu hijo ¿por qué no lo pruebas?

Mauricio papá de Mauri y de Rafa, Renacer San Salvador, nov. 2009

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario o tu testimonio