domingo, 1 de noviembre de 2009

A MIS QUERIDOS HERMANOS DEL CORAZON

Los padres cuyos hijos partieron, o no estàn fisicamente entre nosotros, estamos un poco locos.
Tenemos esa locura cercana a la belleza, a la liviandad de los globos aerostàticos, a los barriletes en vuelo, a la ferocidad de las olas maritimas, a las circunferencias sutiles de una mariposa (en griego mariposa y alma tienen el mismo significado), a esa dinàmica constante que nos hace vivir en la presencia de la ausencia.
Carecemos de nmateria puesto que desde ahora la nuestra pertenece al flujo cuàntico del silencio y del misterio. Ya estamos redimidos, por que hemos sido clavados en la cruz y soltados y enterrados y renacidos.
"Llevate en tu mano, para siempre cercana, el esplendor tenaz de la ceniza". La nuestra ha sido entregada y llevada por unas manos traslùcidas.
No importa, nada tendra importancia. Nada, puesto que desde ahora se haràn nuevas todas las cosas (si no te hubiera acompañado al corazòn de tu mundo, jamàs hubiera regresado con esperanza al mìo).
2Dame la flor nacida del dolor, un esplendor en lo real". Dame el no ver con mis ojos mortales. Dame el entendimiento para comprender que sòlo por un instante te has hecho imperceptible a mis ojos. No importa, nada tendra importancia. (con tus manos descorriste los velos de mi conciencia mostràndome que toda separaciòn es ilusioria).
Màs aunque nada vea, lo acepto a esta altura espiritual vertiginosa por que ahì estaràs, aunque nada vea, en la plenitud de tu existencia secreta.
Que incertidumbre, que perturbaciòn o dolor profundo nos trasmuta, finalmente, en dulzura?
Y es tu cuerpo esencia, que siempre queda escondido a mi retina humana, el que me dice salir de mì e ir detràs de ti, buscando. Entonces es preciso detener el aliento, producir un suspenso interior y asomarse al interior profundo, insondable del amor. Por que a esta altura ya handesaparecido todas las palabras. Que otra actitud vital se compara a este puente imperceptible que nos une?
Por esto y por muchas otras cosas estamos un poco locos.
Por que hoy, como siempre, me levantè y desayunè, y salì de mi casa buscando a alguien cuya mano nunca estrecharè, cuyo cuerpo nunca abrazarè y en un acto de fe irrenunciable, aceptè -aunque prentenda no aceptarlo- con paz y con amor esa viva frustraciòn.
Padre mìo, en tus brazos entrego, en silecio y paz, a mi querido hijo.

Con todo mi afecto Eleonora, mamà de Juan Manuel.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario o tu testimonio