viernes, 29 de enero de 2010

Renacer es como un semillero de una humanidad más generosa y más compasiva.

“Quizá no haya mejor momento que éste, cuando se inicia un nuevo año, para reflexionar sobre nuestra posición frente a la vida, frente a nosotros mismos y frente a la comunidad, a través del Mensaje de Renacer.

Nosotros siempre hemos dicho, que fue una inspiración, ese mensaje fue dictado; ese mensaje no surgió de nosotros, por eso decimos que no es obra nuestra, esto es obra de los chicos.

En la medida que llevemos el mensaje con amor, con convencimiento, con mucho respeto por cada uno de los papás, eso es Renacer.

Los grupos lo único que pueden hacer es mostrar, mostrar a través del ejemplo y que, cada uno, tome o no ejemplo de algo que vale, pero no podemos imponer valores.

En la medida que cada uno de nosotros nos veamos, nada más y nada menos que como mensajeros, sin pretender ser más que eso, las cosas van a andar bien.

Debemos ser fieles al mensaje y honestos con el mensaje, porque, en realidad, lo que cuenta es el mensaje.

Nosotros estamos en Renacer, no por méritos propios, sino por Nicolás, como está cada uno de ustedes por sus hijos, no estamos porque uno sea más capaz que otro o más inteligente, o lo que sea, estamos porque hemos perdido un hijo.

No nos olvidemos de eso porque, con el tiempo, cuando uno mejora, nos olvidamos un poco de eso y creemos que estamos por capacidad propia

La razón de ser de Renacer es ayudar a los padres en las reuniones, ayudar a los papás que vienen atribulados por el dolor, sintiéndose solos por primera vez en su vida y que van a una reunión y quieren que lo ayuden, eso es Renacer.

El verdadero Renacer es en el campo de batalla, allí donde está el sufrimiento, allí donde las personas requieren de aquellos que ya han pasado por este camino.

Ayudar, es amor, es ese amor incondicional, eso significa darse al otro, desde lo mejor de mí para encontrarme con lo mejor del otro y aceptarnos como somos, porque todos tenemos defectos que pueden molestar al que está enfrente o al que está al lado, entonces tratemos de encontrarnos con lo mejor del otro.

Entonces es un encuentro realmente de pares.

Porque podemos ser un encuentro de pares que se unen por el dolor y para llorar y para volver al pasado y seguir con la forma en que murió mi hijo, pero podemos ser pares para la vida, para ponernos de pie, erguidos, caminar y dar lo mejor de nosotros a cada momento a los que sufren a los que nos rodean y a nosotros mismos.

Cada persona que sonríe o que sufre un poquito menos porque nosotros nos acercamos y le extendimos la mano y le regalamos una sonrisa y ellos nos regalan una sonrisa a nosotros, eso es sentir a nuestros hijos vivos.

Y ¡qué alegría! porque, entonces, sabemos que estamos haciendo algo perdurable por ellos.

Renacer, es el ámbito, el lugar, las personas, el mensaje que cobija, protege, que ama, que acuna a los padres y les hace recordar esa melodía única e irrepetible que sólo cada uno de nuestros corazones puede entonar, con la que hemos nacido, la que Dios o la vida puso en nosotros al nacer y Renacer hace que despertemos de ese dolor, despertemos de esa angustia, despertemos de los rencores, despertemos de las emociones que nos hacen daño, para escuchar, nuevamente, la melodía de nuestro corazón, única e irrepetible, donde residen nuestros valores, los valores espirituales, aquellos que son los verdaderos, los fundamentos de nosotros como seres humanos, esos valores que también a veces relegamos en el diario vivir y cuando nos toca vivir esta conmoción existencial de perder uno o más hijos, o al único hijo, la vida ahora nos desafía, a veces, nos olvidamos un poco de esa nuestra melodía, pero está allí, tenemos que saber y aprender a despertarla y a escucharla nuevamente.

Y, así, vivir en sintonía con esa melodía y esa melodía, es el fluir con la vida, es el aceptar lo que venga de la vida.

El homenaje que nosotros hacemos a nuestros hijos, es nuestra propia vida y la manera en que la vivimos, es decir, nosotros tenemos una sola cosa para hacerle un homenaje a nuestros hijos: nuestra propia vida y la manera en que la vivimos.

Tenemos que saber el significado real de los grupos Renacer, no es sólo un lugar a donde vamos a que nos pongan un brazo al hombro, los grupos Renacer son mucho más que eso.

La clave no es que nos vayamos a consolar, es que devolvemos a la vida seres mucho más compasivos, más generosos, más solidarios, más sabios quizá, más maduros como seres humanos, después de una experiencia tan dolorosa.

Nos convertimos en referentes sociales.

Elijamos referentes de que, referentes de vida o referentes de muerte, referentes de decir sí a la vida, a pesar de todo y así vemos, entonces, a Renacer como generador de un sí a la vida incondicional.

Apuntando bien alto, ¿por qué no? ninguno de nosotros tiene un límite para crecer como ser humano; el límite se lo pone cada uno.

Renacer es como un semillero de una humanidad más generosa y más compasiva, con una visión tan amplia que se extienda hacia un futuro en que cada uno asuma el compromiso de trabajar por un Renacer de acá a 50 años, de acá a 100 años para que traten de que los papás nuevos que llegan al grupo sigan ese camino que ustedes pueden mostrarles, un camino de humanización, un camino pleno de amor, porque lo merecemos nosotros, lo merecen nuestros hijos y hoy, por sobre todas las cosas, lo merece el mundo, lo merece la humanidad, porque es necesario que en esta vida, en este mundo, haya seres compasivos y solidarios que trabajen pensando en los demás.”



Alicia Schneider Berti- Gustavo Berti

gyaberti@calamuchitanet.com.ar





Este es un aporte a la difusión del pensamiento de Renacer, a través de la palabra de los

creadores de los Grupos Renacer, Alicia y Gustavo Berti, enero de 2010.



Ulises, Ana y Enrique

De Renacer Congreso – Montevideo Uruguay, “Por la Esencia de Renacer”

lunes, 18 de enero de 2010

A los padres de bebés fallecidos

Por Alicia y Gustavo Berti.

Los padres que ven partir a su hijo de solo unas horas, días o pocos meses de vida, y aún aquellos que vieron nacer a su hijito ya muerto en el vientre de la madre, muchas veces viven su dolor en soledad. Luego de trascurridos los primeros días después de la partida, familiares y amigos van espaciando sus visitas y finalmente la pareja queda sola. Y esto se cumple aún antes que en los duelos que involucran niños de más edad o adolescentes.

La idea general es que si no llegaron a conocerlo, a convivir con él o ella, si lo tuvieron tan poco tiempo, seguramente pronto se consolarán, tendrán otros niños, son tan jóvenes…” Estas ideas se basan en un desconocimiento de la situación real que viven un padre y una madre que han perdido su bebe. Ideas que hacen que la mayoría de las personas los contemplen incrédulos cuando luego de trascurridos años, estos mismos padres dejan escapar lágrimas ante la sola mención de su nombre. Verán a madres que después de la partida prematura continúan usando ropa de embarazadas como una forma de negar esa realidad tan dolorosa y prolongar la ilusión del pasado. Y serán testigos de padres que se sientan horas frente a la tumba de su hijito preguntándose “cómo hubiera sido de haber vivido”. O si hubo algo que la madre hizo mal por lo que el bebé murió tan pronto. Y las respuestas parecen no llegar. Estos padres se preguntan una y otra vez: ¿Para qué vino al mundo si se nos iba a ir tan pronto?, ¿Por qué Dios nos permitió concebirlo si luego nos lo iba a arrebatar así?. Este dolor no comprendido por otros, tiene que ver con largos meses de “títulos espera”. De planes y proyectos que incluían a ese ser que no conocían pero al que ya amaban. Planes y proyectos que se inventaron solo por él y para él. Tiene que ver con largos conciliábulos familiares para elegir un nombre, y con toda una vida soñada mientras ese ser crecía dentro del vientre de su madre. Los padres de estos niños logran expresar un vívido y tierno retrato de sus hijos y sus rostros se iluminan ante la oportunidad de hablar de ellos: “Él observaba todo con grandes ojos asombrados, como si quisiera abarcar el mundo en esa mirada, como si supiera que iba a partir…” “era un bebé tan especial, tenía una gran dulzura, siempre regalándonos sonrisas, siempre de buen humor…” “se comunicaba con nosotros a pesar de no hablar aún, con sus ojitos, sus sonrisas y sus llantos…” Y aún los padres que vieron nacer su hijito muerto, comentan con que vividez recordaban la forma en que se movía dentro de la madre: “me acariciaba o se sorprendía o me llamaba la atención cuando yo debía cambiar de posición porque se encontraba incómodo…” Si, hay recuerdos vívidos, dulces, intensos. Y hay muchas, muchísimas ilusiones truncas: proyecciones a un futuro que nunca llegará, no con ese ser. Hay un nombre que nunca será nombrado, hay una cuna vacía y un oso de felpa sin dueño. Y hay miedos. Miedo de no ser capaz de llevar a término un embarazo normal, de haber hecho algo mal que causara directa o indirectamente la muerte del niño. Y son tantas las veces en que las causas no se conocen con certeza, y son, en su mayoría ajenas a los padres. Estos sentimientos deben ser verbal izados, deben expresarse abiertamente para que no se conviertan en fantasma y llegue el esclarecimiento con el aporte o el enfoque positivo a través de aquellos que tienen la capacidad, amor y fortaleza para ayudarlos a discernir, a elaborar y superar esos miedos, esas culpas tan destructivas. Aquellos que pueden ver más allá del dolor, porque sobre estos sentimientos negativos no se puede comenzar a construir. Elisabeth Kubler-Ross sintetiza su experiencia de décadas en el campo de la tenatología en unas simples, claras y hermosas palabras. Ella llama a los niños al mundo por un breve momento con una misión específica: la de transformadores espirituales de sus padres. Viktor Frankl (padre de la logoterapia) dedicó una de sus obras a su hijito concebido solo cuatro meses antes de que su esposa fuera obligada a abortar en un campo de concentración durante la segunda guerra mundial. Para Frankl, la breve vida de su hijo tenía un sentido muy importante, que trascendía la tragedia y el dolor, porque había sido concebido en el amor y era ese mismo amor el que le hacía decir en su libro “The Unheard Cry for Meaning” (El grito no escuchado por un sentido): “A Harry o Marion, un niño no nacido.” El sentido de la breve existencia física de estos seres, quizá tenga que ver con ese nuevo sentimiento de dulzura y alegría interior que los padres experimentan al concebir esa vida: con esa expandida capacidad de amar que los padres descubren en su interior y que siempre estuvo allí pero que fue a través de sus hijos que la despertaron. Y esa incrementada capacidad afectiva no desaparece con la partida del hijo. Es parte de nosotros y si ellos nos ayudaron a descubrir es en su homenaje que debemos cultivarla para dar, dar todo el amor de que somos capaces, y en nosotros reside el que, el paso de estos seres por el mundo, no importa cuan fugaz, no haya sido en vano. Que haya despertado en nosotros a seres más compasivos más fuertes, más solidarios, porque habremos aprendido, crecido, y madurado en el dolor, descubriendo, y para siempre, esa nueva e incondicional forma de amar.

jueves, 7 de enero de 2010

Los caminos del duelo

Los caminos del duelo

Cuales son los caminos equivocados del duelo?

Los vamos a recordar, tengo que sanar mis heridas en el hablar, en el corazòn, en la mente, en los vinculos, en los valores, con Dios y recreando un proyecto significativo de la vida.
Este es el proceso de las heridas, el recorrido. La herida sale del corazòn y
Que busca? Que necesita? Expresarse, hay que darle palabras.
Al principio antes que palabras vendra el gemido, el llanto, hay que llorar, pero hay que dar palabras. Si yo me trago mi sufrimiento ese es un camino insano, es mas sufrimiento, sufrimiento añadido. Es un camino equivocado.
Cual es el segundo?
La pena sale del corazòn, busca la palabra, pero ya me expreso, me desahogo, entrego el sufrimiento a los demàs, pero no espero una iluminación.. Eso es desperdigar mi sufrimiento, ese sufrimiento vuelve a bajar, añade sufrimiento. Es un camino equivocado.
Cual es el tercer camino?
La pena sale del corazòn, busca las palabras, pero yo hablo las palabras y se las doy a alguien que sabe ayudar. Me desahogo, pero escucho en mi sufrimiento.
En el sufrimiento hay que hablar, pero tambien hay que escuchar. Hay que hablar con intenciòn, pero hay que escuchar con atención y recibir una iluminaciòn, para empezar este nuevo camino.
Cuando yo hago eso, ya empiezo un camino positivo. Si no escucho la iluminación de los demàs, yo puedo darme hasta adicciones, puedo evadirme, puedo escaparme de mi sufrimiento, puedo hechar las culpas a los demàs, eso es malo.
Cuando yo recibo ayuda, y he hablado, la pena sube a la mente, tengo ideas mas claras, ya empiezo el nuevo camino.
Cuando tengo ideas mas claras y empiezo el camino, los valores se refuerzan, la fe se ilumina y empiezo a ver el futuro positivamente.
Busquemos un camino autentico, un camino de sanaciòn, por que vamos a decirlo claramente, camino equivocado, sufrimiento asegurado.
Y del sufrimiento hay que salir, pidiendo ayuda aunque sea un proceso personal.

Facilitado por Juan Carlos papà de Mauro.

martes, 5 de enero de 2010

QUE ES EL DUELO?

Que es el duelo?

El duelo es un termino que viene del latin, dolerse, sufrir. Todo sufrimiento nos mete en un duelo, y no sufrimos por perdidas, sufrimos por omisiones, de lo que quisimos ser, de lo que hemos querido tener, y no hemos podido. Sufrimos por el alejamiento en nuestra vida de seres queridos y amigos, y sufrimos por la muerte de los q amamos.

Todo sufrimiento, automáticamente me pone en duelo.

El duelo es el reciclaje del sufrimiento?

Que es lo que hago con mi sufrimiento? Eso es el duelo positivo

Que es lo que el sufrimiento hace conmigo? Eso es el duelo negativo.

El duelo no es algo puntual, es un proceso, un recorrido.

El duelo no es una enfermedad, es un proceso de sanaciòn. Y el duelo tiene un objetivo, tiene una finalidad, sanar una herida, y todo sufrimiento que meto en un duelo me debe llevar al crecimiento, a la madurez.

El sufrimiento no puede ser inútil, en todo duelo yo tengo que ser el protagonista.

En todo duelo hay que parirse, hay que nacer de nuevo.

En el duelo, del sufrimiento, al crecimiento,

El recorrido del duelo.

El duelo es todo un recorrido, podemos entrar en segundos en el sufrimiento, en un acto puntual, nos pueden avisar por una perdida por la muerte de un ser querido.

Entramos en el sufrimiento, y el sufrimiento en el duelo.

Pero si entramos en segundos, no vamos a salir tan rapidamente, por que es una herida muy honda..

Y esa herida donde afecta?

Afecta mi corazon, a los sentimientos, esa herida afecta a mi mente, a mi intelectualidad.

Esa herida honda, esa herida del alma donde afecta?

A mi corporidad.

Por eso en el duelo se somatiza mucho, vienen enfermedades clinicas.

Donde afecta tambien el sufrimiento?

A mis relaciones humanos, a mis vinculos.

El sufrimiento marca, pone su impronta en los valores, en lo que yo creia, en lo que aspiraba, en mis ilusiones. Y el sufrimiento afecta a mi fe, a mi vida espiritual, a mi relaciòn con Dios.

El sufrimiento y el duelo tienen estos lugares donde hay que sanar.

En el hablar, en el corazòn. En la mente, en las relaciones, y con Dios.

Es un proceso, necesito hablar, tengo que desahogarme, tengo que llorar, tengo que sacar la pena. Si la pena no sale se pudre, y pudre a los demàs.

Pero no basta con que yo me desahogue, por que si solo me desahogo puedo ahogarme en mi propio sufrimiento.

Necesito en el sufrimiento sanar las ideas insanas, tengo que trabajar mi mente positivamente, tengo que aceptar la realidad aunque sea dolorosa.

Que necesito tambien realmente preguntarme cuando sufro?

Como sufren los demas conmigo?

Hago sufrir a los demas?

Y recuerdo que mi duelo necesita una fe sana. No voy a salir incluso como creyente de un sufrimiento con ideas equivocadas sobre Dios y fundamentalmente para concluir un proceso de duelo, si no tengo un proyecto de vida positivo, si no creo en el futuro, si no hago una ilusion en mi vida, la reconstruyo con un proyecto vital, nunca sanarè.

Vamos a recordar los procesos:

Necesito hablar, necesito sanar el corazòn, necesito sanear la mente, necesito sanear los vìnculos, reforzar los valores, una espiritualidad sana, y un proyecto de vida.


Facilitado por Juan Carlos papà de Mauro.