martes, 20 de octubre de 2009

El homenaje a nuestros hijos es con nuestra propia vida.

A quienes hemos sufrido la tremenda crisis existencial, que nos ha enfrentado al dilema de tener que vivir en adelante sin nuestros hijos, el Mensaje de Renacer nos dice que esa crisis existencial nos permite ver la vida de una manera distinta. 

Si queremos hacer de ella un tránsito hasta el día de nuestra propia muerte en el cual la partida prematura del ser querido sea un martirio permanente, sea sólo angustia y llanto y no querer vivir más, haciendo de ellos quienes nos arruinaron la vida o, por el contrario, queremos que su partida sea un hito en nuestras vidas que a través de su amor, nos haga cambiar, que nos induzca a ser mejores personas en homenaje a ellos.

En Huerta Grande Gustavo Berti dijo: “No somos las mismas personas, no podemos; querer seguir siendo los mismos es una necedad, el sufrimiento no debe volvernos necios.” pocas veces Gustavo Berti utiliza términos de esta naturaleza.

Tenemos que aceptar que no somos las mismas personas y enfrentarnos a la gran responsabilidad de optar qué persona queremos ser.

Si queremos dejarnos llevar por las emociones, sumirnos en la angustia, cerrar puertas y ventanas, no queriendo vivir más o, por el contrario, queremos cambiar por completo y decidir que en homenaje de amor hacia quien partió prematuramente, ver al mundo y a nosotros mismos de una manera distinta, viviendo hasta el día de nuestra muerte una vida digna.

Vivir una vida digna por nosotros mismos que como seres humanos nos sentimos el punto más alto de la escala viviente y ésta es la oportunidad de demostrarlo.

Pero también vivir dignamente por el ser querido que partió, él se lo merece; seguramente cada uno de nosotros en esos momentos de reflexión íntima, en soledad, momentos a los cuales nos acostumbramos después de la partida de nuestros hijos, en que nos preguntamos ¿qué es la vida? ¿qué es la muerte? ¿qué significa lo que nos pasó?, en esos momentos de profunda meditación, en la intimidad, podemos preguntarnos también ¿cómo quisieran vernos ellos?

Para el padre que llega por primera vez a una reunión de Renacer quizá lo más importante es que se dé cuenta que puede optar, que se dé cuenta que la vida lo ha puesto en una situación en la que puede optar libremente, pero que si no opta también está optando.

Quien diga “yo no quiero o no puedo”, o quizá no se dé cuenta que puede optar, ya está optando, está optando dejarse llevar por las emociones y seguramente al final de ese camino, puede encontrarse con que con su actitud ha hecho que su hijo sea quien arruinó su vida.

A través del Mensaje de Renacer tenemos la oportunidad de cambiar esa actitud y en vez de hacer de nuestros hijos quienes arruinaron nuestra vida para siempre, demostrarle al mundo, con nuestros actos, que nuestros hijos son nuestros guías y nuestros maestros.

El Mensaje de Renacer nos muestra que podemos libremente optar que es lo que queremos hacer de nuestras vidas y a partir de ahí se abre ante nosotros un largo camino.

Un largo camino donde podemos ver a Renacer de distintas maneras aunque primero como un refugio para ese sufrimiento, posteriormente tenemos que darnos cuenta que podemos salir adelante, que podemos trasmitir a través de nuestra actitud.

Cuando llegamos a la etapa de poder trasmitir el Mensaje de Renacer, no estamos haciendo otra cosa que siendo simples mensajeros y en ello no hay ninguna virtud ni mérito alguno, pues la única razón por la que estamos en lugar que estamos es porque hemos perdido un hijo y en ello no hay ningún mérito.

Un principio fundamental de Renacer es sentirse libre para elegir la manera de homenajear a nuestros hijos, hacerlo con la propia vida de la manera que cada uno lo descubra libremente.

Recordemos el pensamiento de Víctor Farnkl cuando afirma que frente a aquellos hechos que no podemos modificar, y la partida de nuestros hijos es algo que no podemos modificar, hay algo que sí podemos modificar, que es la actitud que podemos asumir frente a aquello que nos sucede.

Este concepto nos sirve a nosotros para esforzarnos en cumplir con lo que nos muestra el Mensaje de Renacer en cuanto a que lo que tenemos para ofrecer como homenaje a nuestros hijos es sólo con nuestra propia vida.

Cada día en la vida habrá múltiples oportunidades para homenajear a nuestros hijos y frente a aquellas cosas que nos hacían enojar, frente a aquellas cosas que nos causaban bronca o fastidio, podemos íntimamente decirnos, ese hecho ya pasó y yo no lo puedo cambiar, entonces en homenaje a mi hijo voy a cambiar de actitud asumiendo una actitud positiva, sin fastidio, sin broncas, sin enojos, que es lo que nuestros hijos esperan de nosotros en el camino a ser mejores personas.

Y esas oportunidades se dan en la cocina, en el tránsito, en la oficina, en fin en cualquier lugar o circunstancia que nos toca vivir diariamente de la mañana a la noche.

Entonces, por ese camino podemos llegar a la verdad y vamos a llegar también a la libertad, a la libertad de elegir, a sentirse permanentemente libres desde nuestro interno que es lo que fundamenta el Mensaje de Renacer, reafirmando que el cambio existencial es la puerta que se abre a la dimensión espiritual, que lleva a la verdad para sentirnos lúcidos y trasparentes, ver al mundo como es, llegar a la verdad de frente allí donde cesan todas las turbulencias y se logra la paz interna.





Ana y Enrique



De Renacer Congreso – Montevideo, Uruguay



“Por la Esencia de Renacer”

´´´MI MALETA DE VIAJE´´´

Querida mamá.                  

Hoy salí de viaje, un viaje rápido y bonito. Aquí es corto, te espero a la vuelta de la esquina, pero para ti, sé que es largo. Hoy te escribo para contarte de mi viaje.
Aunque no lo sepas traje el mejor equipaje que pude, y así quiero decírtelo. Mi maleta ha venido cargada de cariño, de amor que tú me has dado en todo este tiempo que hemos compartido.
He traído también valores, muy buenos valores que tú me has enseñado. Aquí no he tenido que aprender a amar, mamá....porque tú ya me lo enseñaste.
Quiero que seas consciente de la importancia del trabajo que has realizado, has hecho de mí la persona que aquí sigo siendo, y te repito: quiero que lo sepas.
No lo olvides, me he traído conmigo cada juego, cada enseñanza, cada parte de ti que me diste, y créeme: eso lo es todo. Así ha tenido que ser y has tenido que ser tú, para poder enseñarme todo aquello que me ayudó y me sigue ayudando, porque solo tú lo has hecho.
No te preocupes por el tiempo que vas a estar sin verme, porque ahora me toca a mí.
Me toca a mí, enseñarte y tener contigo la misma paciencia que tenías conmigo cuando me enseñaste a andar: ahora te voy a ayudar yo a caminar sin mí, porque debes hacerlo y yo te guiaré en ello...
Caerás unas cuantas veces, como tantas caí yo, pero recuerda.... .....amorosament e me levantabas y me decías que pronto sanaría: hoy te toca a ti, mamá. Te toca levantarte y ponerte en pié tantas veces sea necesario... .es sencillo, me decías, recuerdas?. Pues hagámoslo juntos, estoy contigo. Si yo pude, tu puedes....somos uno, sabes?
No te preocupes porque no hablemos, porque tenemos el mejor lenguaje que se pudo inventar: el del corazón.
No te preocupes porque no nos veamos, porque mi imagen irá a ti cuantas veces lo necesites.
No te preocupes porque no nos toquemos, recuérdame tan solo y volverás a sentirme.
Abre la maleta de todo el equipaje que me diste, y quédate con eso, pues " eso " soy yo.
Si tú lloras, yo te secaré las lágrimas.
Si tú sonríes, yo reiré.
Si tú ríes, yo bailaré.
Si bailas, yo saltaré.
Y cuando menos te lo esperes, y sin que te des cuenta, habrás sanado y entonces estaremos verdaderamente juntos.
Estoy en cada amanecer, dándote fuerzas para comenzar el día.
Estoy en cada atardecer, tranquilizándote para descansar un profundo sueño.
En cada flor que se abre, dándole color y alegría a tu vida.
En cada carcajada, llenándote de fuerza.
Y en tantas pequeñas cosas, que ahora te pasan desapercibidas.
Si no me encuentras, acude a mi casa que es la tuya: tu corazón y allí estaré.
Te quiero mamá, se fuerte, por ti y por ellos..... ¡ Y sonríe que te espero !

sábado, 10 de octubre de 2009

Caminamos de la mano de nuestros hijos

Cuando perdemos un hijo nos invade una nube de dudas y no sabemos que hacer con un dolor que nos parece que fuera más de lo que podemos contener; eso es lo que nos pasó hace hoy 16 años al partir Enriquito un 16 de setiembre.

Muchos papás y mamás empezamos a odiar a las túnicas blancas, cerramos puertas y ventanas, muchas veces apagamos la televisión, dejamos de escuchar la música que escuchaban nuestros hijos, las madres no cocinan más aquellos platos que tanto les gustaban a nuestros hijos, muchos toman la cama y no quieren levantarse, no vamos más a los cumpleaños de los familiares y amigos, muchas madres andan, ahora, desarregladas con luto en sus caras y padres que andan por la calle como si estuvieran buscando moneditas en el piso y es como si dijéramos que nuestros hijos nos han arruinado la vida…

Pero un día escuchamos una palabra: “Renacer” y con aquella angustia en nuestro corazón llegamos por primera vez a una reunión de Renacer.

Allí empezamos a escuchar palabras que jamás habíamos escuchado.

Oímos decir que la partida de nuestro hijo es un hecho del pasado. Y nosotros nos habíamos estancado en aquella fecha, en aquel día, en aquella hora… pero, para Renacer, la partida de nuestro hijo era un hecho histórico, un hecho del pasado, y nuestra vida es desde aquí para adelante…

Que aquellos ¿por qué? que nos habíamos hecho, ¿por qué a mí? ¿por qué a nuestro hijo? ¿por qué ahora que estaba lleno de esperanza, lleno de proyectos? u otras preguntas similares que millares de padres se han hecho en el mundo, jamás han tenido respuesta.

Que no somos nosotros los que tenemos que preguntarle a la vida, sino que es la vida la que nos pregunta a nosotros: tú padre, tú madre ¿qué vas a hacer con tu propia vida ahora que no tienes a tu hijo? nuestros hijos eran para siempre, pero la vida, el destino o lo que fuere, nos ha enfrentado a tener que vivir sin ellos.

Escuchamos decir que nuestro hijo no merece que lo tratemos como nuestro verdugo, que nuestro hijo puede ser nuestro guía para caminar con ellos de la mano… como expresa el lema de Renacer San José.

Y nos hablaron de Víctor Frankl, que nosotros no somos lo que la vida nos da, pues si fuéramos lo que la vida nos da, tendríamos que estar arrastrándonos por el piso como dice una madre: “yo, llegué a Renacer no por el piso, llegué por debajo del piso…”, pero Víctor Frankl dice que el hombre no es aquello que la vida le da, sino que el hombre es aquello que cada uno le da a la vida, y promueve en nosotros la pregunta ¿qué le vamos a dar a la vida en homenaje a nuestros hijos?

También Víctor Frankl, dice que se puede definir al ser humano como aquel ser, único en el universo, que es capaz de oponerse a aquello que lo condiciona. Y la pérdida de un hijo nos condiciona y nos hace pensar que debemos vivir permanentemente amargados por esa circunstancia y que reír es traicionar su memoria y estas palabras de Víctor Frankl nos dan esperanza pues descubrimos que como seres humanos tenemos la capacidad de oponernos a aquello que nos determina.

Al principio no entendemos ese nuevo lenguaje: que podemos cambiar de actitud… de no perder la esperanza… que no somos lo que la vida nos da…

Esas palabras no entraban en nuestro lenguaje, pero luego, como el agua mansa que penetra y fertiliza la tierra, el mensaje de Renacer va penetrando, también como agua mansa, en nuestros corazones.

Un padre dijo una vez “yo fui recogiendo herramientas en el camino, mientras iba una y otra vez a las reuniones de Renacer; al principio no podía entender aquello de que mi hijo era un hecho histórico en mi vida y no quería volver a las reuniones, pero un día me di cuenta que sí, que tenía que vivir el resto de mi vida aceptando que aquello había sucedido y ahora les digo que no importa cuantas veces oigan repetir esas cosas, yo estoy en Renacer por haberlas oído repetir”.

Cada uno de estos pensamientos de este nuevo lenguaje, fue calando hondo en nuestros corazones y entonces, empezamos a darnos cuenta que podemos caminar de la mano de nuestros hijos como guías y maestros.

¡Como no vamos a caminar de la mano de nuestros hijos si nos han enseñado una cantidad de cosas!

Nos han enseñado a no tenerle miedo a la muerte, si él ha pasado ese trance, empezamos a darnos cuenta que todas esas cosas que nos pasaban en la vida diaria en la cocina, en la calle, en la oficina no tienen importancia; si hemos perdido un hijo ¿qué más nos puede pasar?

Nos sentimos más tolerantes y en cada paso podemos aplicar lo aprendido en Renacer: que frente a aquello que no podemos cambiar, podemos cambiar de actitud, porque ante cualquier incidente que tengamos, ante cualquier pequeño percance que tengamos o cualquier contrariedad, también es un hecho del pasado y también a cada instante tenemos la oportunidad de cambiar nuestra actitud y ¿en homenaje a quién hacemos el cambio de actitud? en homenaje a ese hijo que ya no está con nosotros ¿cómo no lo vamos, entonces, a homenajear a cada instante?

Entonces, cuando salimos a la calle, cuando nos enfrentamos a los problemas que surgen en la calle, en la casa o en la oficina, en esos momentos podemos, en homenaje al hijo, cambiar de actitud.

A veces pensamos en nuestros hijos como que están allí en la cama del hospital, en el lugar del accidente, o donde se quitaron la vida, o fueron agredidos, ellos no están allí, ellos no están en el pasado, están en nuestro futuro, cualquiera sea la creencia que cada uno tenga sobre a donde nosotros mismos vamos a llegar el día que tengamos que pasar ese trance, porque lo vamos a tener que pasar, nuestros hijos están allí esperándonos.

Renacer es un acto de fe, un acto de esperanza…

¿Y cómo hemos de cubrir nosotros el tránsito entre hoy y el día que nos toque partir?

En Renacer nos empezamos a dar cuenta que tenemos que vivir una vida digna por ese hijo que partió, pues se lo merece, pero también tenemos que vivir una vida digna por nosotros mismos como seres humanos y Renacer nos recuerda que la vida nuestra es de aquí para adelante, no la podemos dejar en el pasado.

Comprendimos que Renacer no es el paño de lágrimas donde vamos a descargar todo nuestro dolor y menos aún trasmitir ese dolor a los demás, por el contrario, es el ámbito para trasmitir este nuevo lenguaje que contiene esperanza y compromiso.

El mensaje de Renacer podría reducirse a muy pocas palabras y decir que el mensaje de Renacer es una opción; o dejarnos llevar por las emociones y terminar arruinando nuestra propia vida y la de quienes nos rodean o asumir una actitud positiva y vivir una vida digna por nosotros mismos, por todos los que nos rodean, en homenaje a ese hijo que ya no está físicamente con nosotros, que es como una estrella fugaz que ha pasado por nuestras vidas para transformarnos.

Entonces nuestra vida empieza a cambiar.

Esa es la opción que muestra Renacer; por un camino seremos peores personas, por el otro seremos mejores personas.

No será nunca motivo de vanidad sentirnos mejores personas, pues el verdadero sentido de ser mejores personas es sentirse mejores personas que uno mismo, no mejores que los demás, no nos vamos a comparar con los demás, nos tenemos que comparar con nosotros mismos.

Hoy recordamos a Enriquito, como la estrella fugaz que pasó por nuestras vidas para transformarnos, quien nos trajo de la mano a Renacer, porque no queríamos seguir viviendo como estábamos viviendo.



Ana y Enrique



De Renacer Congreso – Montevideo, Uruguay



“Por la Esencia de Renacer”