domingo, 29 de marzo de 2009

viernes, 27 de marzo de 2009

Caminos luminosos

  “Para Renacer no hay, realmente, una fórmula, nosotros siempre pensamos que hay que alentar el pensamiento positivo y amoroso de los papás que van ingresando y hacerles ver que todavía en su vidas hay un horizonte pleno de posibilidades para que ellos elijan como vivir su vida y que cada uno tiene que hacer su mejor esfuerzo y que la responsabilidad de cómo vivimos nuestra vida es siempre nuestra, desde el primer día.

  El desafío para nosotros, no es lamentar lo perdido, sino encontrar los nuevos caminos que se abren a partir de esa pérdida; nuevos caminos de esperanza, de amor, de solidaridad, de compasión, de tratar de ser mejores. Ese es el desafío al que nos enfrentamos todos los días de nuestra vida. 

  No todo termina cuando se va un hijo, más bien, muchas cosas comienzan cuando se va un hijo.

  La tarea es descubrir que es lo que comienza en la vida después que se va un hijo.  

  En el futuro están todas las posibilidades, de las cuales tenemos que elegir aquellas que tengan sentido.

  ¿Cuáles son las posibilidades con sentido?

  Aquellas que sean buenas para mí, buenas para los que me rodean y buenas para la vida; si no cumplen la triple condicionalidad, no es una elección plena de sentido.

  Sepan que es así, debemos abrirnos a esas posibilidades, tenemos que abrir los ojos, abrir el corazón y abrir la mente para descubrir que detrás de este dolor que hoy muchos de ustedes están sintiendo, sepan que ahí no se agota todo.

  Al sentir esperanza, no estamos negando que las cosas sean como “parecen ser”, simplemente estamos afirmando que en ese “parecer ser” no se agota todo lo que esas cosas son.

  La vida tiene tesoros para descubrir y cada uno de ustedes puede descubrirlos, pero depende de cada uno de ustedes.

  En cada uno de nosotros está la semilla que debe germinar y ser regada cada día, la semilla de la comprensión, de la solidaridad, del abrazo fraterno, del olvidarme de mí para pensar en el otro, para pensar en el bien común.

  Nosotros tenemos para dar cosas valiosas por la vida y tenemos en nombre de quien darlas, porque podemos darlas en nombre de nuestro hijo y hacer que el recuerdo de nuestro hijo perdure en la vida.  

  De esa manera, muy de a poquito, podemos lograr cambios perdurables, ya no sólo en nosotros mismos, sino a través de esta actitud, en la comunidad en la que vivimos.

  No va a ser con lágrimas que vamos a demostrar cuanto los amamos o los extrañamos, es a través del amor que demostremos, a través del amor que demos.

  Está bien llorar, pero hay un tiempo para llorar, no se puede llorar eternamente, porque si se llora eternamente se destruye la familia, se alejan los amigos, los otros hijos pronto se alejan también de nosotros; sería una serie de pérdidas sucesivas, no solamente la pérdida del hijo, otras pérdidas que vendrán después, eso es lo que nosotros tratamos de evitar ofreciendo un camino.

  En los grupos se les muestra a los padres que hay un tiempo de llorar, pero también hay un tiempo de levantar la frente y caminar por la vida con dignidad, haciéndose responsable por la manera en que cada uno de nosotros vivimos nuestra vida.

  Si el resultado de la muerte de un hijo, es hacer una persona más solidaria, más compasiva, más receptiva al dolor y al sufrimiento de los demás, entonces, su muerte no habrá sido en vano.

  Estamos en Renacer porque queremos aprender a vivir de una manera que incluya amorosamente a nuestros hijos, que recupere el recuerdo amoroso de nuestros hijos sin lágrimas, que podamos hablar de ellos sin lágrimas y que cuando nos toque partir no nos haya quedado nada sin hacer, no nos haya quedado amor por dar.

  A Renacer no voy a dar tristeza, llanto, bronca o rabia, pues si voy a dar algo en memoria de mi querido hijo, tengo que dar algo hermoso, y lo único que tengo para dar es amor; todavía podemos sentir y dar amor en nombre de los hijos que no están.

  Renacer ofrece la posibilidad de hacer una transformación interior, un crecimiento interior si tú así lo eliges hacer, pues, como siempre, depende de tu elección y es tu responsabilidad.

  Para llegar a la meta es necesario tener en primer término fe en el camino que se va a iniciar y en el proceso, luego dar el primer paso y finalmente perseverar. Si alguno de esos pasos no se cumple no llegaremos a ningún lado.

  Vemos a personas que de acuerdo a muchos estándares podrían estar destruidas porque han sufrido la tragedia, que representa el peor de los miedos para las personas que tienen hijos, es decir, la realidad de haber perdido un hijo y, sin embargo, se levantan, se hacen solidarias, compasivas, ayudan a otro papá o a otra mamá que ha pasado por la misma experiencia de vida tan dolorosa, mostrándoles que hay un camino más allá del dolor y colaboran para que la comunidad en la que viven sea un mejor lugar para vivir.

  La clave es que tanto sufrimiento no debe ser estéril, porque la verdadera tragedia sería no sólo haber perdido un hijo, sino, que habiéndolo perdido, elegir morirme con él.

  De un sufrimiento extremo como éste podemos aprender tanto, pues se abren caminos inesperados que jamás hubiéramos pensado que se nos iban a presentar.

  Hacer el esfuerzo de ponerme de pie y saber que de mí depende como yo viva mi vida, como yo viva cada día de mi vida y de las respuestas que dé a las preguntas, a interrogantes y duros planteos que la vida nos hace.

  Como yo responda a cada uno de esos interrogantes me va definiendo como persona y van a hacer de mí, finalmente, lo máximo que puedo llegar a ser como persona.

  Pensamos que es a través del sufrimiento que nos modelamos, como es que a través del fuego se va haciendo la obra del orfebre.

  Podemos lograr una transformación interior que al principio ni siquiera soñábamos que podíamos lograr.

  Renacer ofrece un camino positivo, amoroso y que tiene que ver con transformar el dolor, ese dolor tan increíble, transformarlo en amor, porque más fuerte que el dolor es el amor por el hijo. 

  Nosotros podemos sentir el dolor de su ausencia, pero mucho más fuerte que el dolor de la ausencia del hijo, es el amor hacia ese hijo.

  Lo que estamos tratando de hacer, es de convertir nuestro dolor en amor, porque el dolor puede pasar, el dolor va a pasar si sabemos canalizarlo positivamente, pero el amor siempre queda.

  Finalmente quisiéramos decirles a todos los papás, que sepan que se puede, que la partida de ese ser tan amado no signifique el fin de nuestra vida, que signifique el comienzo de un camino que tiene que ver con el servicio, tiene que ver con el dar mi mano y en ese dar mi mano al otro ser que sufre, mi propio dolor va desapareciendo, va disolviéndose.

  Son los caminos luminosos de los que hablamos.” 



  Gustavo Berti-Alicia Schneider Berti

MI GORDA

Mi Gorda :
25/03/09
Noelia: el 29 de abril del 2009 se cumple un año que no estas, si con nosotros, pero no entre nosotros; se que debes estar en un lugar mejor, cuesta entenderlo, pero pensarlo asi nos hace aceptar mas tu partida, aca se te extraña a montones, se extraña tus peleas, mandoneadas, compañerismo, preocupacion por nosotros, tus maldades jaja, segun la familia de papi 'la chucky'...


Noe, te vi irte, sin volver, pero te soñe, una vez nada mas, me acuerdo, tu mirada, tu sonrisa... en ninguna foto de los momentos mas felices de tu vida, encontre esa cara de paz que en mi sueño tenias, te extraño, pero te siento conmigo, se que estas aca, entre nosotros y no se cuando, ni se como, la vida nos va a volver a unir....esperame

TE AMO MUCHISIMO

Tu hermana.... Antonela

miércoles, 25 de marzo de 2009

Encuentro Renacer Tucuman "16 Aniversario"

"Renacer, una escuela de vida. Nuestros hijos, los mejores maestros"

Fecha de realización: 8,9 y 10 de Mayo 2009.

Lugar: QUINTA AGRONOMICA. Avenida Independencia 1800

Facultad de Ciencias Exactas y Facultad de Ciencias Económicas

PROGRAMAS DE ACTIVIDADES

Viernes 8

19,00 hs.  Recepción y acreditaciones

Colegio Suizo, Mendoza Nº 149

Sábado 9

09,00 hs. Acreditaciones

10,00 hs. Palabras de Apertura

10,30 hs. Presentación de Delegaciones

12,30 hs. Almuerzo (Quinta Agronómica)

14,30 hs. Inscripción Talleres

15,00 hs. Desarrollo de Talleres

16,30 hs. Breack

17,00 hs. Continuación de Talleres

18,00 hs. Conclusiones

22,00 hs. Cena

Domingo 10

10,00 hs. Acto de Despedida ( Plaza Independencia)

10,30 hs. Suelta de Palomas

domingo, 22 de marzo de 2009

Herencia

La vida es un ir y venir de buenas y malas situaciones, en la que debemos decidir que hacer. Muchas de éstas situaciones las podemos enfrentar individualmente, pero hay otras tantas en las que necesitamos contar con el apoyo de los seres queridos que nos rodean, llámese: padres, esposa/o, hijos, etc..; y una de estas situaciones es justamente la que atravesamos nosotros, “la pérdida de un hijo”, es algo tan inesperado y tan traumático que no podemos por sí solo enfrentar semejante situación.

Este golpe de la vida, nos deja aturdidos, inertes, sin saber hacia donde ir y como seguir, confundidos completamente sin poder vislumbrar un nuevo horizonte.

Pero en este ir y venir de situaciones encontré un oasis llamado “RENACER”, allí fui recibido por otras tantas personas que con la misma necesidad mía me extendieron su mano, me brindaron su corazón y me nutrieron de amor; a la vez que me hicieron ver que a pesar de todo aún hay un haz de esperanza para poder continuar éste camino lleno de obstáculos.

En éste oasis, que de apoco se me va transformando en una gran pradera donde no tienen lugar el sufrimiento ni el egoísmo y la humildad y el amor le ganan terreno a la angustia, la tristeza y la desesperanza, conocí a muchas personas de éste y otros oasis existentes en mi país y el exterior, que no dejan de acariciar mi alma y mi corazón calmando el gran dolor de esa enorme herida que en él hay.

Hoy quiero agradecerles todo ese tiempo y dolor compartido que fue forjando este gran amor que siento por ellos y reconocer en todas estas personas esa gran herencia que me dejó mi hijo, porque ellos son una gran fortuna que he comenzado a disfrutar y en la que pienso seguir invirtiendo para que se siga acrecentando, porque es ahí donde hoy encuentro parte de mi amado Juan Pablo, porque él era amor y ese sentimiento fue su legado que yo quiero seguir alimentando hasta el día en que vuelva a encontrarme con él.-


Pedro papá de Juan Pablo ( Grupo Renacer Rosario)
20Marzo09

jueves, 19 de marzo de 2009

Mensaje – Juan Calos Vargas

Cuando murió mi negrito, no me parecía posible el estar viviendo ese momento, no lo creía. Cuando tome conciencia de los hechos descubrí cuan miserable podía ser y sentirme. Tuve todos los sentimientos negativos que una persona puede tener, odio, celos, envidia, ira, etc. pero con el tiempo también me encontré con las mas nobles virtudes que también ignoraba que tenia: capacidad de ternura, sensibilidad ante el dolor ajeno, me descubrí solidario, en fin con todo lo que equilibraba mi lado negativo y me encontré con que debía elegir las herramientas con las que iba a enfrentar la vida... y las tenia todas allí.

Concluí en que hasta por una razón práctica y además por que no podía hacer de mi hijo mi victimario, debía tratar de hacer de mí aquella persona de la que mi hijo se sentiría orgulloso, y para eso necesitaba apelar a mis sentimientos más nobles. Curiosamente o no tanto, de todos los padre y madres que conocí, ninguno eligió ser un mal tipo para curar sus emociones y todos tomaron a sus hijos como sus mejores maestros. Debe ser así nomás....

cnmfvargas@hotmail.com

martes, 17 de marzo de 2009

"RENACER" Grupo San Genaro


El pasado 14 de marzo de 2009, en la localidad de San Genaro, de la provincia de Santa Fe, se llevó a cabo la primer reunión de grupo "RENACER" de esa ciudad.

A la misma, concurrieron padres de la mencionada ciudad y de localidades vecinas, quienes a través de sus testimonios fueron dando un marco emotivo al encuentro, cumpliendo de esta manera con la premisa de "dolor compartido, dolor diluido". Asímismo, agradecieron la participación de integrantes de los grupos Rosario y San Martín (Pcia.Bs.As.) quienes colaboraron narrando sus experiencias en Renacer.

Desde aquí enviamos a todos los integrantes de este nuevo grupo un gran abrazo y los alentamos a que sigan este nuevo camino de amor.

domingo, 15 de marzo de 2009

Cuento de Buda

Cuentan los biógrafos de Buda que en cierta ocasión una madre acudió a él llevando en sus brazos a un niño muerto.
Era viuda, y ese niño era su único hijo, el cual constituía todo su amor y su atención. La mujer era ya mayor, de modo que nunca podría tener otro hijo. Oyendo sus gritos, la gente pensaba que se había vuelto loca por el dolor, y que por eso pedía lo imposible.
Pero en cambio, Buda pensó que si no podía resucitar al niño, podía al menos mitigar el dolor de aquella madre ayudándole a entender. Por eso le dijo que para curar a su hijo necesitaba unas semillas de mostaza,pero unas semillas muy especiales, unas semillas que se hubieran recogido en una casa en la cual en los tres últimos años no se hubiese pasado algún gran dolor o sufrido la muerte de un familiar.
La mujer, al ver crecida así su esperanza, corrió a la ciudad buscando de casa en casa esas milagrosas semillas. Llamó a muchas puertas.

En unas había muerto un padre o un hermano; en otras, alguien se había vuelto loco; en las de más allá había un viejo paralítico o un muchacho enfermo. Llegó la noche y la pobre mujer volvió con las manos vacías, pero con paz en el corazón. Había descubierto que el dolor era algo que compartía con todos los humanos.
No se trata de que, ante la desgracia, recurramos al viejo dicho de "mal de muchos consuelo de tontos",sino de aceptar con sencillez que el hombre, todo hombre, sea cual sea su situación, está como atravesado por el dolor.

Se trata de comprender que se puede y se debe ser feliz a pesar de esa presencia constante del dolor, pues es imposible vivir sin él,pues es una herencia que hemos recibido todos los hombres sin excepción.
Lo que esta historia nos enseña es que peor que el dolor mismo es el engaño de pensar que somos nosotros los únicos que sufrimos, o los que más sufrimos.

Lo peor es que el dolor nos convierta en personas egoístas, en personas que sólo tienen ojos para mirar hacia los propios sufrimientos. Percibir con más hondura el dolor de los demás nos permite medir y situar mejor el nuestro.
Alfonso Aguiló

sábado, 14 de marzo de 2009

Como siento la ausencia de mi hijo

El sentido de la “ausencia” se expresa generalmente, bajo la idea de “no tener a alguien conmigo”. Como “falta de presencia”. A su vez la “presencia” tiene gran vinculación con las “formas” y los “sentidos”.
Ver, tocar, palpar, besar, acariciar, escuchar. Con ello el sen-tido de “presencia” tiene muchos ingredientes sensoriales.Sin embargo ello no es siempre sólo así, toda vez que la “presencia” tiene también elementos racionales y temporales, o-dicho de otro modo-vinculados al conocimiento y al tiempo.
Difícilmente sintamos la “ausencia” de un hijo cuando está de vacaciones o vive en otra ciudad. Lo “extrañamos” , pero por lo general, no hay sentido de “ausencia”. Ni esta ausencia provoca “ansiedad” o “angustia vital”. Y ello es porque “conocemos” que “está”;podemos visitarlo y verificar “sensorialmente” sus “formas”.
Cuando un hijo ha muerto, los padres sienten verdaderamente esa sensación de “ausencia”.en toda su dimensión; y más la sienten cuando el tiempo comienza a correr. No suele haber sensación de “ausencia” en los primeros tiempos, toda vez que las reacciones típicas de shock, negación, o bloqueo emocional, impiden que la comprensión real de lo ocurrido, o la idea de “definitividad”, pueda aprehenderse.Es recién cuando se asume la muerte del hijo, el momento en que la sensación de “ausen-cia” se materializa en toda su dimensión.

LA AUSENCIA :UN SENTIMIENTO
Con cuantas dificultades nos encontraríamos si tuviéramos que “definir” la “ausencia”. Tendríamos que recurrir a comparaciones, a sensaciones provocadas por esa “ausencia”(derivaciones de ella), a explicar qué entendemos por “presencia”, pero difícilmente llegaremos a poder definir el concepto. Y ello ocurre porque la “ausencia” es un sentimiento, una sensación.Si la “ausencia”, entonces, es un “sentimiento”, tienes manera de contrarrestarla en función otro “sentimiento”, que es –justamente- el sentimiento opuesto: la “presencia”…

de la web.

Sentir a tu hijo con vos


Que pasaría si te plantearas que puedes “sentir” que tu hijo está?.
Cuando te encuentras solo en tu casa y tus hijos vivos juegan en silencio en su habitación, o dibujan en ella, o duermen, tu no los ves. Tampoco cuando han salido, cuando están de vacaciones, cuando viven en el extranjero-y los ves quizá cada dos años o más-; o cuando se han casado y viven con su familia en otra casa o en otra ciudad.
Sin embargo, en ninguna de estas ocasiones-durante ese tiempo- tu dejas de “sentir” a tus hijos.
De la misma manera, las “formas” que te separan de tu hijo muerto hoy no son paredes ni distancias. Son-en definitiva- “sentimientos” de “ausencia”, pero puedes asimilarlos a las paredes y a las distancias.
Y al tiempo, probablemente, puedas traspasar esas paredes y re-correr esas distancias. Igual que lo haces hoy con tus hijos vivos cuando no están física-mente contigo.
Para ello, deberías buscar por ti mismo la nueva forma de tu hijo. La que tu consideres más apropiada.
Igual que como lo conociste, o igual a la foto que más te guste de él, o ya más crecido, pero invisible a tu mirada. O habitando en un lugar especial, un jardín, un rincón de tu casa. O quizá diferente, bajo una nueva forma de ser de Luz, o libre en el aire- que tampoco ves. O como parte del cielo inmenso- al que ves tan lejos, pero sientes tan cerca y te provoca emociones tan nítidas. O como brisa o viento cuando éstos te acarician o te golpean. O en el trasfondo de la foto que siempre miras, o que te acompaña. O en sus cosas, en sus dibujos, en tus recuerdos.
Intenta sentirlo y no te cierres a ese “sentimiento”.Tómate tu tiempo, una y otra vez,“siéntelo”, bajo la forma escogida; y “siéntelo”. Y finalmente…”siéntelo” .Y siéntelo dentro de ti, con todo tu corazón, porque él te ha dejado dentro más cosas de las que crees poseer de él.
Tu no has vivido todas las horas de tu vida junto a él tratando de recoger – especialmente- cada minuto o cada segundo, lo que él te daba. Sin embargo, cada minuto y cada segundo él te ha “dado” y tu le has “dado”, también , a él.
Cuando llegues a “sentir” a tu hijo, seguramente advertirás que ya nunca puede irse de ti. Comprenderás que ese sentimiento te acompañará para siempre, o que lo encontrarás cada vez que lo busques.

TE EXTRAÑO

Te extraño
y me parece imposible
poder vivir sin tu presencia.
Por que te amè
lleguè a necesitarte,
y ahora quiero aprender a amarte
sin necesidad de tenerte a tu lado,
no quiero q mi amor muera
sino que madure y crezca.

Y aunque siento q te necesito,
sè que no te necesito
por que mi vida tiene su autonomìa
y su propia consistencia,
tan claramente como se que vivì
antes de conocerte
y que podre vivir
cuando ya no te tengo.

Hoy te lloro triste y apenado,
angustiado y deprimido,
¡y me lo permito asì,
por que asì lo siento!

Pero y aunque me cuesta decirtelo,
se que mañana, muy pronto,
volverè a vivir el gozo de la vida,
llevando conmigo tu recuerdo
y tambièn tu compañìa.

Mientras te digo todo esto,
me parece imposible que te hayas ido
y busco inutilmente explicaciones.
Mejor, acepto la realidad,
y te despido.

Fragmento de No te mueras con tus muertos
de Rene Trosero

LAS HUELLAS

Una noche en sueños vi que con el Señor caminaba
junto a la orilla del mar, bajo hermosa Luna plateada.
Soñé que en los cielos veía toda mi vida representada
en celestiales escenas que en silencio contemplaba.

Dos pares de firmes huellas en la arena iban quedando,
mientras con el Señor, íbamos cual amigos conversando.
Miré atento hacia atrás esas huellas reflejadas en el suelo,
pero algo extraño observé y me invadió un gran desconsuelo.

Observé que algunas veces al reparar en las huellas,
en vez de ver los dos pares, veía sólo un par de ellas.
Observaba también yo que aquel sólo par de huellas
se advertían mayormente en mis noches sin estrellas,
en los días de mi vida llenos de angustias y tristeza,
cuando el alma necesita más del consuelo y fortaleza.

Pregunté triste al Señor:

"Señor, ¿Tú no has prometido que en horas de aflicción
siempre a mi lado estarías dando muestras de tu amor?.
Pero noto con tristeza que en medio de mis querellas,
cuando más aflige el dolor, sólo veo un par de huellas.
¿Dónde están las otras dos que indican Tú compañía
cuando las tempestades sin piedad azotan la vida mía?."

Y el Señor me contestó con ternura y compasión:

"Escucha bien hijo mío, comprendo tu confusión,
siempre te amé y te amaré, y en tus horas de dolor
siempre a tu lado permanezco para mostrarte mi amor.
Mas si en ocasiones ves sólo dos huellas al caminar
y no puedes ver las otras dos que se deberían reflejar,
es que en tu hora afligida cuando flaquean tus pasos,
no hay huellas de tus pisadas porque te llevo en Mis brazos."

domingo, 8 de marzo de 2009

Tu te has ido y yo aqui

Hay quienes que en algùn momento del camino
nos dicen adios por que han partido
y en ese desprendimiento es tan difìcil
continuar experimentando la ausencia
nada se detiene, todo continùa.

Cuesta tanto dejar ir
es muy complicado entender
todo esto que suele suceder
nos sorprende, no avisa
simplemente ocurre
sin ninguna explicaciòn.

Aunque nos preguntemos ¿por què?
no encontremos mas respuestas que
el silencio y la disoluciòn
hay que seguir viviendo
aunque se sienta que estamos
muriendo de tristeza
no podemos detenernos.

Yo no me he ido, estoy aquì

Nos aferramos a los recuerdos
los abrazamos tan fuerte
para que no se vayan del olvido
hay quienes se alejan por que ya no estàs
otros siguen de largo sin pensar,
muchas cosas ya no vuelven a ser igual.

No se puede renunciar al sueño iniciado
las obras que en tus manos comenzaron
no ha de quedar inconclusas
tu partida no significa que todo a terminado
es ahora cuando mas hay que seguir
trabajando, luchando y soñando
para que no mueras y siempre
permanezcas en todo aquello
que le dio sentido a tu vivir
aunque tu ausencia nos haga sentir
a veces deseos de morir.

Yo sigo aqui aun no me he marchado

Pasan ràpidos los dias y se convierten en años
tu recuerdo se remueve en cada cosa que hacias
y en cada aniversario
es ahì cuando somos testigos
de todo lo que ocurre
y los cambios se van dando
y aunque muchos no te conocieron
y caminan a mi lado sin saber
lo que siento
has dejado un vacio muy grande
en mi vida
pero aun asi sigo viviendo con lo mas
hermoso que me has dejado,
y con la certeza de que aunque
ya no estes
no me has abandonado
y algo de ti en este mundo
ha quedado
por que aunque te has ido
habitas en mì.

Kary Rojas


EL ANGEL QUE SE CAYO DEL CIELO



El pequeño Salomón se agarró a las mangas del abrigo de su abuelo zarandeándolas, mientras reclamaba su atención.
- ¡Abuelo, abuelo, cuéntame otra vez el cuento del ángel que se cayó del cielo! Y el anciano sonrió, con esa paciencia y comprensión que sólo poseen los abuelos. Y mientras sonreía su rostro era surcado por miles de pequeñas arrugas que rodeaban aquellos ojos pequeños y brillantes, que tantas cosas habían visto a lo largo de tan intensa existencia.
- Claro que si, Salomón. Pero ven, acércate al fuego
El anciano abrazó a su nieto mientras señalaba algún remoto lugar en aquel inmenso cielo plagado de estrellas.

- Ves aquellas tres estrellas? -preguntó a su nieto, que asintió en silencio- Pues allí es donde vivía, hace muchos , muchos años, un joven ángel , tan curioso e inquieto como tu. Un día el ángel se acerco a su padre, que era otro ángel mas anciano aun que yo , y le pregunto porque todos los días miraba con tanta añoranza a este planeta azul en el que vivimos nosotros...
- Abuelo, ¿los ángeles viven muchos años?
- Claro que si Salomón , muchísimos años...
- ¿Y tienen papá y mamá, como yo?
- No exactamente Salomón. Verás, en el mundo existen algunos animales, como los peces , o los caracoles , que pueden ser varón y hembra a la vez... y los ángeles son como ellos , o como las células más pequeñitas que tienes en tu cuerpo.
Ellos son papa y mama a la vez , y cuando llega el momento, crean otros angelitos, igual las células se reproducen a si mismas.
El Universo es como un gigantesco ser vivo, y los ángeles son como las pequeñas células que llevan la vida de un lugar a otro de ese cuerpo...
El anciano echó un nuevo tronco al fuego, y arropando a su nieto con la vieja manta de cuadros verdes y azules, continuó el relato.

- Pues ese día , el joven ángel pregunto a su padre porque todos los días miraba con tanta atención al planeta azul, existiendo tantos planetas en el universo.
Y su padre, que era un ángel muy viejo y muy importante, uno de los primeros de la creación, le respondió que en este planeta existían todas las cosas buenas y malas de los demás mundos.
Todos los colores, contrastes y sentimientos que existen en el universo.
Y el joven ángel, devorado por su curiosidad adolescente, decidió escaparse esa noche para visitar el planeta azul.
Y así lo hizo.
Viajó, volando con sus alas a la velocidad del pensamiento, que es como viajan los ángeles, y llegó a la Tierra en un suspiro.
Y se preguntó cuál seria el mejor lugar para empezar a conocer la vida del planeta azul.
Y entonces descubrió una remota casita, en una pequeña aldea, en la que una mujer estaba a punto de traer un bebe al mundo, y pensó que ese seria el mejor modo de tomar contacto con el planeta, como lo hacen todos los humanos... naciendo.
Y entonces se coló en el cuerpo del bebe justo un segundo antes de nacer...

- ¿Y al bebé no le dolió, abuelo?
- Claro que no, porque en realidad los ángeles están hechos de la misma sustancia que los sueños. Y solo se hacen materiales cuando ellos quieren, aunque, cuando un humano conecta con ellos, pueden ser tan reales y palpables como un sueño, o como una pesadilla.
Y verdad que los sueños son muy reales?
Pues bien, el joven ángel se acomodo en un rinconcito del alma del pequeño bebe, para sentir la experiencia del nacimiento...
- Pero abuelo, ¿los ángeles no nacen?
- No exactamente, Salomón.
Es como los huevos de las aves. Son creados en un envoltorio exterior a sus padres, no vienen al mundo como lo hacen los humanos, que crecen dentro de la barriguita de sus mamas como si fuesen un trocito de su cuerpo que de pronto tiene vida propia.
Y eso fue lo que experimento el joven ángel. Primero se sintió protegido.
Una sensación de protección y de seguridad que no había sentido jamás.
Se notaba flotando en el vientre de la madre, rodeado de calor y de serenidad.
Y gozo de esa sensación. Se dejo llevar por esa serena placidez que sienten los bebes antes de nacer. Tú te acuerdas de esa sensación, Salomón?
El pequeño frunció el entrecejo y negó con la cabeza. Y después de unos segundos respondió con mucha resolución:
- Claro que no abuelo, eso pasó cuando yo era muy pequeño. Ahora ya soy más mayor.
- Por supuesto, hijo mío -respondió el anciano mientras iluminaba el rostro de su nieto con una inmensa sonrisa, y prosiguió-.

Pues veras, el joven ángel se encontraba disfrutando de esa ingrávida serenidad cuando de pronto todo cambio. De repente vio una luz al final de una especie de túnel oscuro, y sintió una ráfaga de frió.
Y todo comenzó a agitarse.
Noto la corriente que producía el corazón de su madre al bombear a toda prisa, y sintió una sensación de vértigo, mareo y miedo, todo mezclado, cuando unas manos le aferraron por la cabecita. Bueno, en realidad la cabecita del bebe.
Entonces se sintió arrastrar hacia la luz, y hacia el frió.
Y la sensación de seguridad desapareció, y solo sintió miedo, miedo a lo inesperado, a lo desconocido. Era la primera vez que sentía miedo, porque los ángeles no sienten temor.
Entonces ocurría algo extraño.
La enorme luz que lo rodeaba todo le cegó.
En realidad todos los bebes nacen cegados porque están acostumbrados a vivir en oscuridad durante nueve meses.
Te imaginas vivir nueve meses a oscuras y de pronto ser rodeado de mucha, mucha luz?
- ¿Cómo cuando vamos al cine y se encienden las luces al final de la película?
- Si, algo así. Pues bien, como no podía ver, el ángel se concentro en todas las sensaciones que el bebe podía percibir a través de los sentidos.
Y lloro. Lloro con todas sus fuerzas, porque era la unica forma de expresar el frío y el miedo que sentía.
Y mientras lloraba pudo escuchar las voces de los médicos y sintió como le cortaban el cordón que le unía a su mama.
Y entonces sintió mas miedo que nunca, porque por primera vez estaba solo en el mundo.
Pero afortunadamente esa sensación duro poco, porque enseguida noto como lo colocaban sobre un pecho calido y acogedor.
Sintió como alguien lo abrazaba con un calor especial, muy parecido al calor que había sentido en el interior de la oscuridad, y supo que ahora estaba del otro lado, sobre el vientre en que había estado creciendo durante nueve meses.
Y volvió a sentir la sensación de calor, de protección y de seguridad que había sentido unos minutos antes de ser arrastrado hacia la luz.

Y sintió algo mas... una sensación extraña que sentía por primera vez... el amor.
El amor que sienten madre e hijo en el momento de nacer.
Una sensación unica en el universo...
El anciano se detuvo unos instantes en su relato, como si intentase recordar algo, mientras se dejaba embriagar por el fastuoso espectáculo de las mil estrellas que coronaban el firmamento...
- ¿Y que pasó? -inquirió el pequeño.
- Pues que el joven ángel permaneció en aquel cuerpo algún tiempo. Hasta que sintió curiosidad por saber si la mujer sentiría las mismas cosas que sentía el pequeño, así que decidió pasar al alma de la madre, y entonces se sintió invadido por un montón de sensaciones distintas.
Estaba claro que la mujer sentía muchas mas cosas que el pequeño humano recién nacido.
Sintió su preocupación, porque se preguntaba muchas cosas sobre el futuro del bebe; sintió su ligero asomo de amargura, por todo lo que implicaba aquel cambio en su vida; sintió la generosidad, de quien estaría dispuesto a darlo todo, hasta la vida, por su pequeño; sintió la alegría, la infinita alegría de quien ha creado el milagro de la vida desde dentro de si misma...
El joven ángel estaba desbordado, y a la vez fascinado, por tantas sensaciones nuevas.
Y entonces detecto una sensación especial.
Le costo identificar aquel sentimiento entre el torbellino de emociones que inundaban el corazón de la mujer.
Era miedo. Pero no era el miedo que había sentido el bebe al nacer.
Era un temor, una preocupación, una profunda inquietud por alguien que estaba lejos.
Se trataba de su marido, el papa del pequeño bebé, que era soldado en una remota guerra.
Y el ángel sintió una enorme curiosidad por conocer al padre de aquel pequeño y se dejo llevar por los pensamientos de la mujer hasta el lugar donde se encontraba el joven soldado.
Porque las personas que se aman siempre están unidas de una forma muy sutil por sus pensamientos, como madre e hijo lo están por el cordón umbilical. Y así, siguiendo ese cordón de pensamientos, le resulto fácil encontrar al padre del bebe.
- ¿Y dónde estaba?
- En un lugar muy triste y siniestro.
Las guerras son los lugares mas tristes y siniestros del mundo. El ángel se dejo conducir por los pensamientos de la mujer hasta la mismísima alma del joven soldado, para curiosear en sus sentimientos. Y de nuevo fue arrollado por un montón de nuevas sensaciones.
Descubrió el orgullo, casi la vanidad que embargo el corazón del joven soldado cuando recibió la noticia de que era padre de un varón.
Y sintió la esperanza, una sensación nueva.
La esperanza en un futuro incierto, que el joven soldado proyectaba en la imagen de su hijo. Y la añoranza, un sentimiento extraño que oprimía el corazón de aquel humano al recordar el rostro de su esposa y de su hogar.
Y el joven ángel, cada vez mas curioso, se dejo impregnar de aquellas sensaciones tan intensas y tan inesperadas.
Para un ángel curioso todas esas emociones son embriagadoras. Así que decidió quedarse cerca de aquel cuerpo algún tiempo.

Y una noche, una noche fría como el nacimiento, descubrió otros sentimientos humanos...
- ¿Qué pasó, abuelo?
Ahora era el anciano quien fruncía el entrecejo, intentando ganar tiempo para poder encontrar las palabras que hiciesen comprensible lo incomprensible...
- Pues esa noche el joven soldado tenia que participar en una batalla. Y el ángel pudo sentir de nuevo el miedo, pero un miedo diferente, mas frió, mas impersonal.
No era un temor a nada en concreto, sino mas bien una especie de compañero que parece implícito a todos los soldados que van a entrar en combate.
Una sensación agobiante, amarga y pesada que parece adherirse al cuerpo como la ropa mojada. Pegándose como una segunda piel que te oprime y casi no te deja respirar.
Pero sintió mucho mas. Sintió una especie de orgullo forzado. Un intento desesperado que el joven militar hacia para auto-convencerse de que hacia lo correcto.
Y noto algo llamado patriotismo, una justificación que el soldado y todos sus compañeros forzaban en sus corazones para encontrar el valor necesario.
Y sintió otra sensación terrible, el odio.
Un odio tan ficticio como visceral y primitivo, que los jóvenes soldados tienen que encontrar en lo mas profundo de sus corazones para poder cumplir con su deber de soldados. Y pudo notar como ese odio era liberado como una fiera hambrienta.
Una fiera que iba apoderándose de todos los rincones del alma y que poco a poco iba obnubilando la conciencia.
Y se dejo llevar, junto con el soldado, por aquel feroz sentimiento.
Y toma su arma, y salio al campo de batalla, y corrió, corrió como un tigre, disparando y gritando casi a ciegas para intentar acallar los susurros que le llegaban desde lo mas profundo de su conciencia. Susurros de reproche, que enmudecían ante los bramidos que proferían todos sus compañeros entre el barro de las trincheras: Patria!, ¡honor!, ¡bandera...!.
Y sabes lo mas curioso? Pues que cada una de esas palabras realmente tiene un sentimiento.
Y así el joven ángel pudo sentir el orgullo y el compromiso que pueden producir en el corazón de un soldado un trozo de tela de colores, o un uniforme. Hasta que de pronto todo cambio....

- ¿Qué cambió, abuelo?
- Todos los gritos, el honor, la bandera... de pronto todo se silencio cuando el joven soldado callo dentro de una trinchera, y se encontró cara a cara con otro soldado.
No era tan joven, y vestía un uniforme diferente, pero tenia un arma muy parecida, y entonces el ángel pudo notar como en el corazón del muchacho surgía un nuevo sentimiento: supervivencia. Esa era una sensación aún más extraña que las anteriores; como una tormenta en el alma, en la que se mezclaban el miedo, la añoranza, y el odio al enemigo que debía justificar los actos del soldado.
Y detectó la duda.
La inseguridad que sentía el joven militar al enfrentarse a la responsabilidad de tomar una decisión por sí mismo, sin ordenes ni mandos... debía matar o morir.
Y entonces se empapó en aquella fantasía de odio que generaba su corazón, y se aferro al honor, a la bandera y a la patria, para encontrar fuerzas y apretar el gatillo.
Y lo apretó. Y un sonido atronador lo lleno todo, como la explosión de una estrella, como el bramido de una ola a romper contra las rocas, como el rugido de un león en la selva mas frondosa.
Era el sonido de la muerte.
La muerte que abrazó al soldado del uniforme diferente mientras caía al suelo como un traje que se cae desde la percha que lo sostenía, vació y flojo.
Y entonces el ángel experimento en el corazón del joven soldado otra nueva sensación, amarga, desagradable, pesada: el arrepentimiento.
Una tremenda congoja que oprime el pecho hasta producir dolor, una tristeza infinita que lo envolvía todo, y que parecía enmudecer el fragor de la batalla.
Y el joven soldado callo de rodillas al lado del enemigo, mientras sus ojos se empañaban por las lágrimas, haciéndolo todo borroso, tan borroso como en un mal sueño.
- ¿Y qué hizo el ángel?
De nuevo el anciano abrazó a su nieto, arropándolo con la gruesa manta de lana que cubría sus piernas.
Después suspiró profundamente y continuó su relato.

- Pues la verdad es que el ángel se sentía confuso. Los Ángeles no están acostumbrados a tantos sentimientos. Pero estaba fascinado, y pudo ver, a través de los ojos empañados del joven soldado, como el enemigo extendía su mano hacia él.
Y como el lloroso militar dejaba caer su fusil y tomaba aquella mano que le ofrecía el hombre al que acababa de disparar, mientras clavaban sus miradas, el uno en los ojos del otro.
Y el arrepentimiento fue todavía mayor.
Entonces el ángel sintió una infinita curiosidad por saber cuales serian las sensaciones de aquel ser terrible, cruel y maligno que, según los pensamientos del joven soldado, debería ser el enemigo.
Porque el enemigo, en el corazón de los soldados, siempre ha de imaginarse como un ser maligno al que deben destruir. Y se dejo caer, a través de las miradas que ahora unían a aquellos dos soldados hasta penetrar en el alma del enemigo.
Y se sorprendió. Se sorprendió al descubrir que aquel ser terrible en realidad tenia los mismos sentimientos que había descubierto en el padre del bebe.
Tenia los mismos miedos, y el mismo odio, y la misma justificación cementada en una bandera y un uniforme... eso sí, una bandera y un uniforme de diferentes colores.
Y curiosamente aquel hombre, cuya vida se estaba fugando a través del agujero en el pecho que no cesaba de manar sangre, también tenia hijos... dos hijos, y un nieto recién nacido, como el bebe del joven soldado.
Y ahora sentía la misma añoranza, y el mismo temor. Temor a un futuro incierto en el que él ya no podría proteger a sus pequeños.
Y el ángel descubrió un sentimiento nuevo, la responsabilidad.
El compromiso que un padre asume para proteger y cuidar a su familia. Y sintió de nuevo aquella sensación tan intensa: el amor. El amor que aquel hombre a punto de morir sentía hacia su esposa y hacia sus hijos, que ahora estaban a miles de kilómetros.
Pero también un extraño amor que ahora manaba del mismo corazón que un instante atrás ocupaba el odio hacia el hombre que le estaba robando la vida. Porque aquel soldado, que se hundía en el barro de la trinchera mientras la vida se le escapaba del cuerpo, se hacia consciente en ese instante de lo absurdo y ficticio de su odio al enemigo.
En los últimos segundos que le quedaban de vida quien tomaba su mano, con los ojos cubiertos de lagrimas, era el enemigo al que sus compañeros le habían enseñado a odiar.
Era el hombre que le había hurtado la existencia al dispararle en aquella trinchera.
Pero el soldado moribundo también era consciente de que, de haber sido mas rápido, habría sido él quien habría disparado sobre el joven soldado que ahora le consolaba.
Y seguramente en ese momento sentiría la misma infinita amargura, el mismo desconsolador arrepentimiento, y la misma furiosa tristeza, que reflejaban los llorosos ojos de su enemigo.
Y entonces el ángel descubrió que el corazón humano encierra muchos otros sentimientos, como el perdón. Y en ese perdón el joven y curioso ángel detecto una enorme generosidad, y una sensación de ingravidez y de libertad desconcertante.
Pero no esa sensación de ingravidez y de libertad, que habían nacido en el perdón, no se limitaban al corazón del soldado que ya estaba siendo arrebatado por la muerte.
Era una sensación que parecía cubrir totalmente al soldado herido. Era una especie de vacío que de pronto se vio envuelto en una luz enorme.
Una luz intensa al final de una especie de túnel por el que el soldado moribundo se sintió arrebatado. Y el ángel pudo experimentar de nuevo esa sensación de vértigo, de temor y de velocidad al ser proyectado hacia la luz que le esperaba al final de aquel nuevo túnel.
Un túnel muy parecido al que vio en el nacimiento del bebe, y entonces fue consciente de que después de morir, los humanos vuelven a nacer a otra vida diferente, como en un enorme ciclo, y decidió dejarse llevar por la curiosidad y acompañar al soldado muerto en su nuevo viaje.
Y al llegar al final de la luz...

Justo en ese instante una voz femenina cortó bruscamente el relato del anciano. Una voz femenina que pronunciaba su nombre, y el del pequeño Salomón con un ligero tono de reproche...
- Vaya!, parece que tu madre nos esta llamando. Creo que ya es hora de que te vayas a dormir, pequeñuelo.
- ¡No, abuelo! Cuéntame sólo lo que pasó al final con el ángel...
- Pues veras, después de muchas aventuras, y de descubrir muchos sentimientos, se sintió demasiado atraído por este planeta.
Así que decidió volver hasta allí arriba, hasta aquellas tres estrellas, para decirle a su padre que ahora comprendía su fascinación por el planeta azul. Solo que el joven ángel estaba mucho mas enamorado de este mundo que el ángel anciano, y había decidido regresar al planeta azul.
Y esta vez para quedarse.
- ¿Pero los ángeles pueden vivir en la tierra?
- Claro que si. Lo único que tienen que hacer es entrar en el cuerpo de un humano que acabe de morir. Es como un pacto entre caballeros. El humano, que debe seguir su viaje en otro lugar, le presta al ángel el traje que ha utilizado aquí, el cuerpo, y así esa es la unica forma en que un ángel puede experimentar en si mismo, y no a través del alma de otro hombre, los miles de sentimientos y emociones que hacen de este planeta un lugar único en todo el universo.
Solo que, cuando un ángel decide caerse del cielo para vivir en un cuerpo, debe adquirir un compromiso: Nunca mas podré volver a utilizar sus alas para volar de cuerpo en cuerpo, y debería aprender a vivir y a sentir como un humano mas... lo que no es poco.
La voz de la mujer volvió a reclamar al pequeño Salomón, ahora un poco más enérgicamente que antes.
Y el anciano besó en la mejilla a su nieto, como invitación inequívoca a que entrase en la casa.
- Me encanta este cuento abuelo.
- Lo se hijo mío. Pero ahora debes irte a la cama. Mañana te contare mas aventuras del ángel que se cayo del cielo.
Y el pequeño Salomón se dirigió feliz y a la vez impaciente hacia la casa. Cuanto antes se acostase, antes se haría de día, y podría seguir escuchando las historias del ángel que se calló del cielo de labios de su abuelo.
Y mientras seguía con la mirada a su nieto, hasta perderse tras la puerta de la cabaña, el anciano se acariciaba la vieja cicatriz que tenía en el pecho. Una cicatriz que portaba desde que años atrás, en una terrible batalla, un joven soldado le había disparado a quemarropa, en una siniestra trinchera...

jueves, 5 de marzo de 2009

RESISTIRÉ

Este tema musical, en éste video, para mí se ha transformado en un himno para continuar viviendo y diciéndole "SI A LA VIDA A PESAR DE TODO"

Cuando pierda todas las partidas

Cuando duerma con la soledad

Cuando se me cierren las salidas
Y la noche no me deje en paz.

Cuando sienta miedo del silencio
Cuando cueste mantenerse en pié
Cuando se rebelen los recuerdos
Y me pongan contra la pared.

Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla
pero siempre sigue en pié.

Resistiré para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamas me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, Resistiré...

Cuando el mundo pierda toda magia
Cuando mi enemigo sea yo
Cuando me apuñale la nostalgia
Y no reconozca ni mi voz

Cuando me amenace la locura
Cuando en mi moneda salga cruz
Cuando el diablo pase la factura
O si alguna vez me faltas tu.

Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
soy como el junco que se dobla
pero siempre sigue en pié.

Resistiré, para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamas me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, Resistiré...

miércoles, 4 de marzo de 2009

LOS CUATRO PASOS DEL DUELO Alain Giacchi

Dicen que el tiempo lo cura todo. Pero el tiempo, por si solo, no hace nada. Lo que ayuda realmente es lo que tú haces con el tiempo.
¿Estás utilizando el tiempo para ACEPTAR LA PÉRDIDA, para reconocer que tu ser querido ha muerto y no lo vas a recuperar?
¿Estas utilizando el tiempo para expresar las emociones y SENTIR EL DOLOR que supone para ti esa pérdida?¿Estás utilizando el tiempo para APRENDER A VIVIR sin esa persona querida?¿Estas utilizando el tiempo para, llegado el momento, ir recuperando tu INTERES POR LA VIDA ?

Si quieres vivir de una manera sana tu duelo, si no quieres arrastrar indefinidamente el dolor, no basta pues con esperar a que todo se pase, o seguir viviendo como si nada hubiera pasado. Necesitas dar algunos difíciles pasos y aprender las duras lecciones de la pérdida. No existen atajos para el dolor.

Acepta también que tendrás que vivir momentos duros y emociones intensas, que estarás más vulnerable...No te exijas pues tampoco demasiado, sé amable contigo mismo y respeta tu propio ritmo. 

Aceptar la pérdida, aunque sea la cosa más difícil que has hecho en toda tu vida, debes llegar a aceptar esta dura realidad: tu ser querido ha muerto y no va a regresar.

Aceptar con la cabeza es fácil, sabes que ha muerto. Lo difícil es aceptar con el corazón. Es pues muy normal un tiempo (pueden ser meses) en el que te niegues o te rebeles contra la dura realidad. Date tiempo.

Hablar de tu pérdida, contar las circunstancias de la muerte, visitar el cementerio o el lugar donde se esparcieron los restos…Todo esto te puede ayudar poco a poco, y con mucho dolor, a ir aceptando el hecho de la muerte. Sabrás que has podido dar este paso, cuando pierdas toda esperanza de recuperar a tu familiar o amigo, será el momento de la verdadera despedida.

Aceptar la pérdida puede resultar especialmente difícil si la muerte fue inesperada o violenta, si estabas lejos cuando ocurrió y no pudiste participar en los ritos funerarios, si no se recuperó el cadáver, si se trata de la muerte de un niño...  

Sentir el dolor

Necesitas también sentir el dolor y todas las emociones que le acompañan: tristeza, rabia, miedo, impotencia, desesperación, culpa…

Habrá personas que te dirán: “Tienes que ser fuerte”. No les hagas caso. No escondas tu dolor. Comparte lo que te está pasando con tu familia, amigos de confianza…No te guardes todo para ti mismo por miedo a cansar o molestar. Busca aquellas personas con las cuales puedes expresarte tal y como estás.

Si no quieres compartir o mostrar tus emociones a otros, no tienes porque hacerlo, pero debes buscar otras manera de dar salida y vivir tus emociones en privado. 

Aprender a vivir sin esa persona

Recuerda que hay tiempo para todo, para sentir y vivir el duelo, pero también para hacer, para ocuparte de las muchas actividades de la vida cotidiana. Aunque sientas que el mundo se ha parado para ti, también es cierto que la vida sigue con sus muchas y quizás nuevas exigencias. Una actitud adecuada sería aquella que busca un cierto equilibrio entre el sentir y el hacer.

Así, hacer el duelo significa también aprender a vivir sólo/a, aprender a tomar decisiones por ti mismo/a, aprender a desempeñar tareas que antes hacía el fallecido, aprender nuevas formas de relación con la familia y amigos, aprender un nuevo sentido del mundo y de uno mismo...

Recuperar el interés por la vida y por los vivos
Llega un momento en que sabes que es necesario soltar el dolor y el pasado. La vida te espera llena de nuevas posibilidades.

No hay nada malo en querer disfrutar, en querer ser feliz, en querer establecer nuevas relaciones… En el caso de la muerte de la pareja, no hay motivo para avergonzarse si aparece de nuevo el deseo sexual. En realidad, el corazón herido cicatriza abriéndose a los demás.

Esto es lo que escribía una adolescente a su madre 2 años después de perder a su padre: “Existen otras personas a las que amar, y eso, no significa que quiero menos a papá”.

Finalizar el duelo no es olvidar... Para cada persona puede significar cosas distintas:

Puede significar llegar a perdonarle y perdonarte por todo lo que quizás no fue la relación, por todo lo negativo, por el daño causado...

Pensar en él o ella sin sentir ya ese latigazo de dolor y recordarle con ternura y agradecimiento por lo vivido juntos. 

Es poder dar un sentido a todo lo que has vivido en estos meses o años.

Es entender con el corazón en la mano que el AMOR no se acaba con la muerte

En cierto modo, nunca te recuperas de una pérdida significativa, porque ésta inevitablemente te cambia. Tu puedes escoger si ese cambio será a mejor.

martes, 3 de marzo de 2009

Cuento


Uno de los deportes tradicionales de Alaska es la tala de árboles. Hay leñadores famosos con un gran dominio, habilidad y energía en el uso del hacha. Un joven que quería convertirse también en un gran leñador, oyó hablar del mejor de los leñadores del país y decidió ir a su encuentro. 

—Quiero ser su discípulo. Quiero aprender a cortar árboles como usted. 

El joven se aplicó en aprender las lecciones del maestro. Después de algún tiempo, creyó haberlo superado. Se sentía más fuerte, más ágil, más joven, estaba seguro de vencer fácilmente al viejo leñador. Así desafió a su maestro en competición de ocho horas, para saber cuál de los dos podía cortar más árboles. 

El maestro aceptó el desafío, el joven leñador comenzó a cortar árboles con entusiasmo y vigor. Entre árbol y árbol miraba a su maestro, pero la mayor parte de las veces lo encontraba sentado El joven volvía entonces a sus árboles. Seguro de vencer. y sintiendo pena por su viejo maestro. 

Al caer el día, para gran sorpresa del joven, el viejo maestro había cortado muchos más árboles que él 

—Cómo puede ser? —se sorprendió—. Casi todas las veces que lo miré, usted estaba descansando! 

—No, hijo-mío, yo no descansaba. Estaba afilando mi hacha. Esa es la razón por la que has perdido. 

 El tiempo empleado en afilar el hacha es valiosamente recompensado. 

El refuerzo en el proceso de aprendizaje, que dura toda la vida, es como afilar el hacha. ¡Continúe afilando la suya en este sitio

Dolor y comprensión

 

Artículo publicado en el Boletín Electrónico nº 107 de los Grupos Renacer


Dolor junto con sus altibajos, dura más de lo que en general la sociedad reconoce. Sea paciente con Usted mismo.

El sufrimiento de cada persona es único. Usted y su esposa(o) lo experimentarán, pero no tendrán la misma fuerza para soportarlo, es decir, reaccionarán diferente. El llanto es aceptable y a la vez una expresión saludable de dolor por medio del cual se alivia la tensión nerviosa acumulada. Llore libremente hasta quedar satisfecho.

Algunas reacciones físicas por la muerte de un hijo pueden ser: pérdida o aumento de apetito, insomnio, dificultades sexuales, etc. Los padres, a veces pueden sentirse sin energía o no pueden concentrarse. Es importante durante este tiempo que toda la familia tenga una dieta balanceada, descanso y ejercicio moderado.

Evite el uso de drogas o alcohol, tome medicinas solamente en caso necesario y únicamente bajo supervisión médica. Algunas medicinas pueden crear dependencia, es decir, Usted "sentirá" las necesidad de usarlas, y esto obstruye, demora o prolonga este periodo.

Sus amigos y familiares no se sentirán cómodos en su presencia ya que ellos desean aliviar su dolor pero no saben como; tome Usted la iniciativa y enséñelos acerca de su familiar fallecido para que se den cuenta que el tema es apropiado.

Posponga decisiones importantes mientras sea posible (p.e., cambio de domicilio, cambio de trabajo, etc.), por lo menos por un año. Evite decisiones precipitadas acerca de los objetos de la persona fallecida. No permita que otros le apresuren o se posesionen de ellos. Usted lo puede hacer poco a poco cuando éste listo.

Algunos padres piensan que ya no tienen por quien vivir y quisieran terminar con este gran dolor. Puede estar seguro que muchos padres se sienten de esta manera, pero el significado y propósito de la vida se recuperan. El dolor disminuye.

El sentimiento de culpabilidad, y sea real o imaginario, es parte normal de este doloroso proceso y puede expresarse en pensamientos tales como: "si hubiese…o…si solamente," etc., exprese y comparta estos sentimientos y aprenda a perdonarse. La ira es otra reacción común. El enojo, al igual que la culpa, necesitan expresarse y compartirse de una manera sana y aceptable.

Es fácil olvidarse que los niños también sufren por pérdidas en la familia. Ellos experimentan muchas de las emociones por las cuales Usted está atravesando, por lo tanto, comparta sus pensamientos y lágrimas con ellos. Aunque es un doloroso periodo, asegúrese que ellos se sientan amados e incluidos.

Los días de fiesta, cumpleaños o aniversarios de la persona fallecida pueden ser momentos de tensión. Considere los sentimientos de toda la familia al planear estos días. Tome tiempo para sus necesidades emocionales.

La muerte de un hijo, es a veces como un desafío a la fe o filosofía de la vida que los padres tienen. No se perturbe si Usted se encuentra dudando de creencias antiguas, hable acerca de ellas. Para muchos, la fe ofrece la ayuda necesaria para aceptar lo inaceptable.

El reunirse y compartir este dolor con otros padres que estan sufriendo lo mismo, en una atmósfera de comprensión positiva, hacen que el dolor y la soledad sean mas llevaderos.


LOS PADRES Y FAMILIARES QUE HAN SUFRIDO LA PERDIDA DE UN SER QUERIDO ENCONTRARAN REMEDIO Y ESPERANZA PARA EL FUTURO AL REORGANIZAR SUS VIDAS EN UN SENTIDO POSITIVO.


De la WEB.

domingo, 1 de marzo de 2009

Lo que Implica la Esencia de Renacer

 La historia de Renacer es la historia de un cambio posible conseguido por miles de personas de múltiples comunidades en tres continentes, cimentado en un nuevo y sólido fundamento filosófico antropológico y una moral, de la responsabilidad y de la libertad, sustentado en la dimensión espiritual, atributo específicamente humano.

  Desde el momento de su creación hemos trabajado con aquello que es universal a nosotros, lo que es esencial a todos los padres que pierden hijos, que es el sufrimiento que esa pérdida nos ocasiona y no las emociones o sentimientos que ese sufrimiento produce.

  Este mensaje no es un mensaje común, en él está el recuerdo y la memoria de nuestros hijos, en este mensaje está implícita la Esencia de Renacer.

  En consecuencia, necesitamos trabajar firme en la Esencia de Renacer; es necesario que la conozcamos y nos mantengamos dentro de ella, es preciso hacer un esfuerzo por conocer el significado de los grupos en su esencia, porque el mejor antídoto para todo tipo de dificultades es un conocimiento preciso de la Esencia de Renacer, así como discurrir en esta familia con honestidad moral e intelectual.

Cabe preguntarnos pues, ¿Cuál es la Esencia de Renacer?

  Inmediatamente surge la expresión de Víctor Frankl “El hombre que se levanta por encima de su dolor para ayudar a un hermano que sufre, trasciende como ser humano”

  Lo cual nos trae otra interrogante: ¿cómo es posible ayudar a un hermano que sufre por encima del propio dolor?

  Aquí aparece la primera característica de la Esencia de Renacer, ayuda entre pares, es decir, entre quienes sufren por la misma causa, y no quieren seguir viviendo de la manera en que lo están haciendo.

  ¿Ayudar a qué?  

  Ayudar a enfrentar el dolor, aprender de esta realidad que nos toca vivir, otorgar al sufrimiento un sentido y en ese proceso, dar un nuevo significado a la vida.

  ¿Cómo enfrentar el dolor? 

  Mostrando a quien se acerca, en primer término, que no está solo.

  Mostrando que todos llegamos al grupo con la misma desorientación en que se encuentra él o ella hoy, que no hubo psicólogo ni siquiatra ni pastilla que pudieran ayudarnos.

  Mostrando que es posible.

  Mostrando que Renacer es un grupo de ayuda mutua de padres que enfrentan la muerte de sus hijos con la frente en alto.

  Mostrando que Renacer es esperanza, pues detrás de una tragedia hay mucho por descubrir.

  Mostrando que la vida nos ha enfrentado a una situación que no podemos resolver quedándonos en el pasado, en un pasado que no podemos modificar.

  Mostrando que tenemos la capacidad de oponernos a aquellas emociones y sentimientos que nos condicionan.

  Mostrando que en vez de sumirnos en el dolor, por amor a nuestros hijos, el que se fue y los que nos quedan, podemos aprender de esta realidad que nos toca vivir.

  ¿Aprender qué de esta realidad?

  Darnos cuenta, quizás por vez primera, que al enfrentarnos a situaciones límites, somos seres envueltos en nuestro propio devenir, que la historia ya realizada no puede ser cambiada, que no tiene sentido continuar rumiando eternamente sobre ese pasado, y que la salida existencial yace por delante nuestro, en lo que aún queda por realizar de nuestro futuro.  

  Que una cosa es lo que nos ha pasado y otra cosa, y muy distinta, es lo que cada uno de nosotros decide hacer con aquello que nos ha sucedido.

  Que los por qué no tienen respuesta.

  Que no estamos en el mundo con más derechos que antes, sino con más responsabilidad frente a los otros hijos que nos recuerdan que estamos de este lado de la vida y nos reclaman, frente a nuestra pareja, frente a la comunidad que está mirando qué mensaje estamos dando ¿que la muerte todo lo puede? ¿que la muerte nos destruye? ¿que nuestros hijos están siendo nuestro verdugos?

  Aprender una nueva manera de comunicación que parta desde lo mejor de cada uno hacia lo mejor del otro y, en ese proceso, ver al otro como aquel para quién yo soy el otro. 

  ¿Otorgar al sufrimiento un sentido?  

  Captar que el sufrimiento es un fenómeno específicamente humano, despersonalizarlo y no centrarlo en el propio sufrimiento.

  Entonces el objetivo no será no sufrir sino no sufrir en vano.  

  Darnos cuenta que nuestra vida ha sufrido una conmoción existencial, que nos ha cambiado para siempre, que ya no seremos las mismas personas, que tenemos que optar y que somos libres para hacerlo y siempre responsables de la opción que adoptemos.

  Y en ese camino cambiar los “por qué” por “para qué”.

  Cuando las circunstancias no pueden ser cambiadas, el sufrimiento le da un sentido nuevo a nuestras vidas, frente a nosotros mismos, frente a nuestros hijos, frente a la comunidad, frente a la vida, frente a la muerte, frente a Dios o como cada uno lo sienta.

  Y a partir de ahí, vivir nuestra vida tratando de aceptarla tal como es, vivirla con coraje, no escapándose de ella, no ocultándose de ella, enfrentándola con valentía.

  Como dice Elisabeth Lukas “Las grandes cosas de la existencia sólo le son dadas a los seres que saben orar y la mejor manera de aprender a hacerlo es por medio del sufrimiento.”

  ¿Dar un nuevo significado a la vida?

  Nos dice Frankl: “Si se quiere definir al hombre, habría que definirlo como el ser que hasta puede liberarse de aquello que lo determina.” 

  La muerte de un hijo debe servir como una plataforma de despegue, como una plataforma de despegue espiritual, una plataforma donde asentarnos, para crecer y ser personas distintas.  

  Nada hace al hombre más capaz de superar su sufrimiento, como la experiencia vivida de tener una misión especial en esta vida.

  Estos caminos confluyen en uno sólo, como quizás en ninguna otra ocasión en la vida: el ser sufriente a quién ayudar se vuelve la tarea a cumplir.

  Después, a nivel individual, al despertar en cada uno a la solidaridad, vendrán otras ayudas, la que se dispensa a todo ser que afectado por la adversidad, sufre como ser humano.

  Pero, la esencia de Renacer no se agota en la ayuda a un hermano que sufre, sino que empieza por la ayuda a un hermano que sufre… se ahonda en la ayuda a un hermano que sufre… y también termina allí, pero, en el camino, la esencia de Renacer implica un cauce, implica el funcionamiento del grupo, implica una tarea dentro de cada grupo, implica una transformación interior, implica una actitud, implica una conducta; implica descubrir, implica comprender, implica una filosofía, implica despertar a la espiritualidad... y más… responsabilidad, libertad para elegir, un imperativo ético, una revolución cultural, una actitud moral, considerar a las emociones y sentimientos la parte reducida del ser humano, considerar al sufrimiento como un fenómeno patrimonio de la humanidad, comprobar que el dolor no es para siempre, un desafío, una segunda oportunidad, respetar las creencias… y más…

  Y tantas otras cosas que se van grabando en la mente y penetran en la conciencia de cada uno como el agua mansa que fertiliza los campos, en razón de escucharlo una y mil veces, hasta que un día se despierta a que esa es la realidad de la vida, como tan claramente fue dicho en Huerta Grande 2008; “encontrar sentido a esta tragedia; y cuando se le encuentra sentido, lo más maravilloso de esto es que nuestros hijos no se van en vano, es que su partida no es estéril, es que este sufrimiento es germen, es tierra fértil en este corazón, para que crezcan nuevas raíces, una nueva planta, planto un nuevo árbol cuyas ramas lleguen al cielo.”

  Se abre así una puerta para reflexionar sobre cada uno de estos aspectos de “Lo que implica la Esencia de Renacer”, en base al mensaje de Renacer integrado a través de los conceptos vertidos en los veinte años transcurridos de su historia.



 Gustavo y Alicia Berti